7.6.24

Giorgio Agamben: Yo creo que muchos se han preguntado por qué Occidente, y en particular los países europeos, al cambiar radicalmente la política que habían seguido durante las últimas décadas, decidieron de repente convertir a Rusia en su enemigo mortal... La historia demuestra que cuando, por la razón que sea, fallan los principios que aseguran la propia identidad, la invención de un enemigo es el dispositivo que permite -aunque sea de forma precaria y, en última instancia, ruinosa- hacerle frente. Esto es precisamente lo que está ocurriendo ante nuestros ojos... La invención de un enemigo contra el que luchar por cualquier medio es, a estas alturas, la única manera de colmar la angustia creciente ante todo aquello en lo que ya no se cree... el nihilismo -la pérdida de toda fe- es el más inquietante de los huéspedes, que no sólo no puede ser domado con mentiras, sino que sólo puede conducir a la destrucción de quienes lo han acogido en su casa

 "Yo creo que muchos se han preguntado por qué Occidente, y en particular los países europeos, al cambiar radicalmente la política que habían seguido durante las últimas décadas, decidieron de repente convertir a Rusia en su enemigo mortal. En realidad, una respuesta es muy posible. La historia demuestra que cuando, por la razón que sea, fallan los principios que aseguran la propia identidad, la invención de un enemigo es el dispositivo que permite -aunque sea de forma precaria y, en última instancia, ruinosa- hacerle frente. Esto es precisamente lo que está ocurriendo ante nuestros ojos. Es evidente que Europa ha abandonado todo aquello en lo que creía -o, al menos, en lo que creyó creer durante siglos: su Dios, la libertad, la igualdad, la democracia, la justicia. Si en la religión -con la que Europa se identificaba- ya no creen ni los sacerdotes, también la política ha perdido hace tiempo su capacidad de orientar la vida de las personas y de los pueblos. La economía y la ciencia, que han ocupado su lugar, no son en absoluto capaces de garantizar una identidad que no adopte la forma de un algoritmo.

 La invención de un enemigo contra el que luchar por cualquier medio es, a estas alturas, la única manera de colmar la angustia creciente ante todo aquello en lo que ya no se cree. Y ciertamente no es prueba de imaginación haber elegido como enemigo al que durante cuarenta años, desde la fundación de la OTAN (1949) hasta la caída del Muro de Berlín (1989), permitió que la llamada Guerra Fría, que parecía, al menos en Europa, haber desaparecido definitivamente, se desarrollara sobre todo el planeta.

Frente a quienes se obstinan en tratar de encontrar de este modo algo en lo que creer, es necesario recordar que el nihilismo -la pérdida de toda fe- es el más inquietante de los huéspedes, que no sólo no puede ser domado con mentiras, sino que sólo puede conducir a la destrucción de quienes lo han acogido en su casa."

(Giorgio Agamben , Sinistra in rete, 07/06/24,    traducción DEEPL)

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