Una serie de medidas contra la precariedad que han beneficiado notablemente a un grupo de población especialmente vulnerabilizado: las mujeres, quienes superaron por primera vez los 10 millones de ocupadas el pasado mes de abril. Lo que no quita que persistan desafíos importantes que requieren todavía una atención continua.

Las diferencias de género han ido reduciéndose gradualmente desde que se aprobó la tan ansiada reforma por parte de las izquierdas. Esta tendencia se consolida a medida que la población joven se va incorporando al mercado de trabajo y los trabajadores de edades más avanzadas −con una desigualdad de género más marcada− se van retirando.

Emma Rodríguez: "Al reducirse la temporalidad, las mujeres, uno de los colectivos más afectados, han visto una mejora significativa en su situación"

Los últimos datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones indican que la tasa de desempleo de las mujeres ha descendido al 14,5% en mayo de 2024, comparado con el 18,5% en 2021. Mientras que la tasa de participación laboral se ha incrementado al 58,0%, desde el 55,2% que reflejaban los registros antes de que entrara en vigor la reforma. Cifras que reflejan esta mejora sustancial en su inclusión y estabilidad laboral.

Emma Rodríguez, profesora de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Vigo, destaca que la reducción de la temporalidad ha sido un factor crucial. "Al reducirse la temporalidad, las mujeres, uno de los grupos más afectados por el empleo temporal, han visto una mejora significativa en su situación laboral," señala la especialista. Además, apunta que la reforma ha fortalecido los convenios colectivos sectoriales sobre los de empresa, "beneficiando a las trabajadoras con mejores condiciones laborales y salariales".

Por su parte, Carolina Vidal, secretaria confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo en CCOO, subraya que "tenemos más mujeres trabajando que nunca y más mujeres con contratos indefinidos que nunca". A su juicio, la subida del salario mínimo interprofesional también ha jugado un papel crucial, ya que muchas mujeres ocupan puestos de trabajo donde pagan esta cuantía, lo que ha redundado en una mejora de sus condiciones económicas.

 Cristina Antoñanzas: "Tres de cada cuatro contratos a tiempo parcial lo tiene una mujer y ahí es donde se profundiza en la brecha de género"

Si comparamos la situación actual con la del pasado 2023, se puede observar cómo el paro masculino se ha reducido en 47.117 (un 4,35%) y el femenino ha caído en 84.143 (un 5,08%) desde entonces. Sin embargo, el número de paradas (1.570.884) sigue siendo bastante superior al de parados (1.036.966), pese a que esta brecha se ha reducido un 14,1% desde 2021, cuando el número de mujeres en situación de desempleo era 2.201.471 y el de hombres 1.579.779.

"Aunque mejoramos poco a poco, todavía nuestra posición no es igual que la de nuestros compañeros. Es importante también poner el foco en el tipo de contrato, según sean a jornada completa o parcial. Si miramos esto, vemos que tres de cada cuatro contratos a tiempo parcial lo tiene una mujer y ahí es donde se profundiza en la brecha de género", explica Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT UGT.

El lastre de la división sexual del trabajo

Con todo, la discriminación sigue siendo un problema que persiste, especialmente en lo relativo a la segregación ocupacional (la asignación de las tareas laborales estereotipadas según el género). Esta diferenciación, tal y como argumentan las expertas, termina "limitando sus oportunidades de empleo y de promoción profesional". En este sentido, Rodríguez señala que dicha segregación "viene definida fundamentalmente por el tema de los cuidados y quién se ocupa de las tareas reproductivas". Por lo tanto, "si neutralizamos esa esa diferencia, estaremos avanzando hacia la igualdad", opina.

Para continuar avanzando en la igualdad laboral, la profesora considera esencial implementar políticas que promuevan la conciliación laboral y familiar. "Al final, somos nosotras las que cuidamos y eso indirectamente nos termina discriminando. Si no podemos viajar porque somos las que nos hacemos cargo de nuestras familias, difícilmente podremos acceder a cargos de responsabilidad. Por eso, incluso en sectores ampliamente feminizados, seguimos encontrando que los cargos directivos son mayoritariamente hombres", argumenta en sintonía Añoranzas."               (María Martínez Collado, Público, 04/06/24)