"Si se repasan los hechos que se van conociendo, parece claro que Íñigo Errejón iba a salir forzadamente de la política, lo que faltaba por definir era cuándo y en qué condiciones. En su carta autoinculpatoria, Errejón reconoce conductas claramente impropias que le incapacitaban para continuar en su espacio político. Era así desde el punto de vista ético, pero también desde una posición pragmática: tarde o temprano se iban a hacer públicas sus acciones.
Parece evidente que sus diferentes círculos políticos estaban sobre aviso de sus conductas, y sería raro de otra manera, dada la espiral en la que Errejón se hallaba inmerso. Las acusaciones de hace un año, cuando Errejón fue señalado en redes como autor de una agresión sexista, se pararon gracias a la intervención de una diputada de Más Madrid, que logró frenar la denuncia. Su partido tuvo que intervenir para detener un posible escándalo. Con esos precedentes, nombrarle portavoz parlamentario era arriesgado, porque en aquella ocasión se logró que las acusaciones desaparecieran, pero era esperable que reapareciesen. Desde la gestión meramente política, lo lógico sería haberle forzado a marcharse sin hacer ruido y de manera discreta después de las elecciones. No fue así. Se conservó una bomba de relojería que iba a estallar en algún momento, por la acumulación de hechos o interesadamente, y ha ocurrido ahora.
La explosión tendrá consecuencias más allá de Errejón. En primera instancia, por el runrún constante que apunta a que se harán públicos los nombres de otros políticos que mantienen o han mantenido conductas semejantes a las del portavoz parlamentario, especialmente animados por el anuncio de un próximo libro de Cristina Fallarás, 'No publiques mi nombre'. Fallarás es la persona que dio visibilidad a los mensajes anónimos sobre los supuestos abusos de Errejón, y afirmaba que había recibido testimonios respecto de otros políticos: una gran publicidad para el libro que probablemente será perjudicial para lo que en él denuncia.
En segundo lugar, es muy difícil separar al personaje Errejón de su espacio político: que uno de los principales líderes de la izquierda haya mostrado una contradicción tan profunda entre sus palabras y sus prácticas afecta a todo su espectro ideológico, algo que se ha aprovechado incesantemente estos días desde el ámbito político contrario. Es un golpe serio para la izquierda en su conjunto, que se producen cuando ya estaba en un momento particularmente bajo y las encuestas señalaban el declive del espacio a la izquierda del PSOE.
Los perjudicados
La salida de Errejón provocará cambios en Sumar, pero también en el conjunto de la izquierda. Hay un elemento simbólico evidente, porque Errejón era la última gran figura surgida al calor del 15M que quedaba en la política activa. Hay algo en su adiós de fin de época, y cabe decir que afortunadamente. Ha sido una generación que ha aportado muchas cosas a su ámbito político, pero muy pocas buenas.
La marcha de Errejón parece hacer más fácil la reunificación de las izquierdas; sin embargo, es el escollo menor para lograr ese propósito
Un aspecto importante de su marcha es el momento en que se produce. La IU de Maíllo ha afirmado que este es el momento de abrir el espacio de izquierdas y reunificarlo contando con todos los participantes, incluido Podemos. El PSOE también es muy favorable a ese movimiento, ya que necesita una izquierda a su izquierda que no vaya dividida. Errejón parecía un obstáculo evidente, dada las animadversiones personales de larga data. Su adiós parece hacer más posible la reunión, a pesar de todas las dificultades.
Sin embargo, el portavoz parlamentario es el menor de los obstáculos que deben salvarse para llegar a ese punto. La hostilidad de Irene Montero, Belarra e Iglesias ha tenido un foco en los últimos tiempos, Yolanda Díaz, que fue quien presionó para que Podemos ocupase un lugar menor en las listas de la coalición el 23-J y quien vetó a Irene Montero. El otro obstáculo notable, o muy notable, es Más Madrid. Ha mantenido una postura inflexible, desde luego en la Comunidad, pero también en Sumar, acerca de la inconveniencia de ir de la mano con Podemos. Creen que es una opción política que les resta mucho más de lo que les aporta.
Son curiosamente Díaz y Más Madrid quienes más tocados quedan con la marcha de Errejón. La primera, porque le nombró portavoz parlamentario y porque en su círculo más cercano había situado a varios colaboradores de este; Errejón fue fundador de Más Madrid, la diputada que ejecutó las tareas de protección pertenecía a ese partido, y personas de confianza de Errejón están ahora en el gabinete de Mónica García.
El nuevo rumbo
La marejada alcanza de lleno a Sumar. En un instante de debilidad de Yolanda Díaz, con el proyecto Sumar parado, el liderazgo del espacio ha comenzado a estar en disputa. La necesidad de dar un impulso, de forzar una catarsis, ha sido puesta de manifiesto por Antonio Maíllo, y va a ser difícil que Díaz resista los embates. Urtasun, quien ya había sido señalado como el más probable sucesor de Yolanda, gana peso en la formación. Su agenda ideológica puede encajar bien con las necesidades del momento. Ha llevado a cabo una intensa agenda favorable a las cuestiones culturales típicas de la última izquierda: quiere descolonizar los museos, apuesta por el feminismo y por la reconversión verde. Y quienes provienen, como él, de ICV, son los que parecen menos afectados por el terremoto que ha provocado Errejón.
Urtasun, que ha salido indemne de esta, puede encarnar el espíritu progresista de Sumar mientras se van construyendo las nuevas alianzas
Ahora toca hacer acto de constricción y propósito de enmienda: la marcha del portavoz parlamentario revelaba la divergencia entre lo que se decía y lo que se hacía, por lo que es natural que las formaciones de izquierdas intenten con más energía que palabras y obras coincidan. En consecuencia, es lógico pensar en unas izquierdas más feministas y más firmes en su lucha contra el patriarcado. Urtasun, al que todo esto solo le ha rozado, puede encarnar bien ese espíritu dentro de Sumar mientras se van construyendo las nuevas alianzas, porque habrá que construirlas. La dimisión de Errejón ha asestado un golpe a Sumar del que será difícil que se levante. En ese contexto, Díaz no es considerada como la capitana que puede dirigir el nuevo rumbo.
Una 'muerte' conveniente
Al igual (sigue un spoiler) que en la película de Hitchcock Pero…¿quién mató a Harry?, el protagonista de esta historia no necesitó que nadie le matase políticamente: se murió él solo; se condenó con sus actos. Sin embargo, casi todos los que le rodeaban tenían motivos para querer que desapareciera. Era conveniente por diferentes motivos (venganzas personales, promoción de un libro, debilitar a Díaz o a Más Madrid, facilitar los cambios, posibilitar las alianzas), de manera que ayudaron por unos motivos o por otros a que se marchase de la política. La salida de Errejón no es el final de nada, sino el inicio de muchas cosas, y habrá que analizar los cambios que se produzcan en el grupo parlamentario, en la vicepresidencia segunda y en el Ministerio de Sanidad.
Sin embargo, habrá que ver quién quiere liderar un espacio
cuyas cabezas visibles han ido saliendo, una tras otra, fruto de
purgas, resentimientos, enfrentamientos, derrotas o malas prácticas: la cantidad de personajes que han circulado a toda velocidad por
el entorno nacido de Podemos es elevada. Ahora Mónica García y Yolanda
Díaz están bajo el foco y serán las mayores perjudicadas. El fin de
Errejón puede ser el del liderazgo de Díaz, pero García tampoco saldrá
con bien de esta.
El cambio de personas, no obstante, tampoco parece una solución en sí misma. La izquierda del PSOE está en crisis desde hace tiempo, y su situación no se resuelve mediante nuevas alianzas con fines electorales y con otros nombres que mantengan el mismo rumbo. Hay una dificultad ideológica para entroncar con los tiempos, que no es únicamente española, y que no se ha abordado precisamente porque todo el espacio está pendiente de las cuestiones internas. La marcha de Errejón podría servir como un detonante que activase su recomposición, pero es dudoso que sirva para algo más que ajustar cuentas y para dar más peso a unos en lugar de a otros."
(Esteban Hernández, El Confidencial, 28/10/24)
No hay comentarios:
Publicar un comentario