27.7.25

Trump anunció la semana pasada que permitiría a China comprar chips de inteligencia artificial avanzada al gigante tecnológico Nvidia. La decisión, que revierte la restricción impuesta anteriormente por el gobierno a la venta de chips, es un grave error. Cede el mayor punto de influencia de Estados Unidos en la IA: el control de la cadena mundial de suministro de potencia informática... permitir la venta de estos chips amenaza el dominio estadounidense en IA, socava a las empresas tecnológicas estadounidenses y pone en riesgo nuestra seguridad nacional... China depende de estos chips para ayudar tanto a su ejército como a sus empresas de IA, pero solo puede fabricar unos 200.000 al año, según dijo el gobierno de Trump el mes pasado. En otras palabras, los chips de Nvidia proporcionarán al ecosistema de IA de China, y a su gobierno, justo lo que necesita para superar a Estados Unidos en los ámbitos más críticos. La tecnología de IA podría transformar pronto las operaciones militares, y permitir potencialmente un mejor jaqueo y una sofisticada guerra con drones. Sería comprensible suponer que Estados Unidos obtuvo algo de China a cambio de ceder su avanzada tecnología. No por lo que puedo ver (Ben Buchanan)

 "El gobierno del presidente Donald Trump anunció la semana pasada que permitiría a China comprar chips de inteligencia artificial avanzada al gigante tecnológico Nvidia. La decisión, que revierte la restricción impuesta anteriormente por el gobierno a la venta de chips, es un grave error.

Cede el mayor punto de influencia de Estados Unidos en la IA: el control de la cadena mundial de suministro de potencia informática. Trump afirma defender la tecnología estadounidense, y esta semana presentó un “plan de acción sobre IA”. Sin embargo, permitir la venta de estos chips amenaza el dominio estadounidense en IA, socava a las empresas tecnológicas estadounidenses y pone en riesgo nuestra seguridad nacional, todo en beneficio de las ganancias a corto plazo de un fabricante de chips.

Los chips informáticos son la savia de los potentes sistemas de IA. Las empresas de IA compiten desesperadamente por comprar este hardware; muchas gastan la inmensa mayoría de su financiación en chips. (Trabajo como asesor para algunas de estas empresas, como Anthropic). Los fabricantes de chips estadounidenses, incluida Nvidia, venden más de 10 millones de estos chips al año. China depende de estos chips para ayudar tanto a su ejército como a sus empresas de IA, pero solo puede fabricar unos 200.000 al año, según dijo el gobierno de Trump el mes pasado.

En otras palabras, los chips de Nvidia proporcionarán al ecosistema de IA de China, y a su gobierno, justo lo que necesita para superar a Estados Unidos en los ámbitos más críticos. La tecnología de IA podría transformar pronto las operaciones militares, y permitir potencialmente un mejor jaqueo y una sofisticada guerra con drones. Numerosas pruebas sugieren que los proveedores militares chinos prefieren los chips de Nvidia y utilizan sistemas de IA entrenados con chips estadounidenses. No es difícil de comprender lo que está en juego: no debemos permitir que los soldados y los agentes de inteligencia estadounidenses sean el objetivo de la IA china entrenada con chips Nvidia.

El primer gobierno de Trump comprendió estos riesgos. Trump impuso controles a la exportación de algunos equipos de fabricación de chips con el fin de frenar la industria china de chips de IA, mientras que el gobierno de Joe Biden —en el que trabajé como asesor especial de la Casa Blanca sobre IA— fue más allá, al restringir la venta de equipos adicionales y del chip insignia de Nvidia, llamado H100. Ambos gobiernos acusaron a China de utilizar la IA avanzada para modernizar su ejército y cometer abusos contra los derechos humanos.

El año pasado, en respuesta a estas restricciones, Nvidia creó un chip llamado H20, diseñado para eludir los controles de exportación estadounidenses y poder venderlo en China. Los controles se centraron en la potencia de procesamiento, por lo que Nvidia dotó al chip H20 de un procesamiento mediocre pero de grandes cantidades de memoria de gran ancho de banda. Esa memoria permite que el H20 supere al H100 al ejecutar sistemas de IA, en lugar de entrenarlos, mediante un proceso llamado inferencia. La inferencia cobra cada vez mayor importancia: un análisis sugiere que representará más del 70 por ciento de las necesidades de IA en 2026. Esta memoria, y otros componentes del H20, podrían haberse utilizado para fabricar chips H100 para empresas estadounidenses.

Antes de dar marcha atrás, el gobierno de Trump bloqueó acertadamente las ventas del H20 a China en abril. Un funcionario de la Casa Blanca dijo que existía una “preocupación amplia y bipartidista” sobre cómo China utilizaría los chips.

Los controles parecían funcionar. Al parecer, DeepSeek, la empresa china más impresionante en el campo de la IA, no logró concretar un avance anterior porque se le cortó el suministro del H20. Esta debilidad no fue una sorpresa: el director ejecutivo de DeepSeek había admitido en repetidas ocasiones que las restricciones a la exportación de chips estadounidenses eran el mayor impedimento para el futuro de su empresa.

Pero el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, presionó intensamente para que se revirtiera la decisión. Para ello, promocionó los chips chinos de Huawei, y afirmó que estaban a la altura de los de Nvidia y que Huawei podía producirlos en cantidades competitivas. Instó al gobierno de Trump a permitir que Nvidia volviera a entrar en el mercado chino para impedir que Huawei se hiciera más poderosa. Los medios de comunicación estatales chinos pregonaron los comentarios de Huang, al igual que los funcionarios del gobierno de Trump al justificar su revocación.

Pero la afirmación de que los chips chinos rivalizan con los estadounidenses es falsa. Huawei simplemente no ha demostrado que pueda aumentar significativamente la fabricación de chips de IA. A pesar de las inversiones chinas de cientos de miles de millones de dólares en la fabricación de chips desde 2014, los controles estadounidenses a la exportación de equipos de fabricación de chips han frenado la capacidad de producción de Huawei. El número estimado de chips que Huawei puede fabricar este año apenas bastaría para llenar un solo centro de datos a la vanguardia.

Además, cada uno de esos chips de Huawei rinde menos que los chips avanzados estadounidenses. Los chips de Huawei solo representan alrededor del 3 por ciento de la potencia mundial de supercomputación. Si los chips de Huawei fueran tan buenos como los de Nvidia, no habría la abrumadora demanda del H20 en China.

El H20 es un chip muy capaz. Rinde sustancialmente mejor que el mejor chip de Huawei en inferencia. Abrir las compuertas para que los H20 entren en China revitalizará a empresas chinas como DeepSeek, que intentan suplantar a las empresas estadounidenses en el mercado mundial. Otros fabricantes de chips podrían preguntarse por qué Nvidia obtiene ganancias mientras sus productos están sujetos a los controles de exportación estadounidenses.

Lo peor de todo es que la decisión del H20 podría fracturar el consenso bipartidista tan duramente conseguido sobre la necesidad de un dominio estadounidense de la IA frente a China. La decisión de Trump ha suscitado una oposición bipartidista, pero la industria de la IA percibe debilidades en su política hacia China. Huang, quien visitó China para elogiar a sus empresas de IA justo después de presionar a Trump, dijo a un público chino: “Espero introducir en China chips más avanzados que el H20”.

Como la primera empresa de 4 billones de dólares del mundo, Nvidia no necesita el mercado chino para prosperar. La demanda de chips de IA por parte de las compañías estadounidenses es enorme: las empresas están preparadas para gastar cientos de miles de millones de dólares solo en 2025 en tecnología de IA y centros de datos. En medio del auge de la IA, el precio de las acciones de Nvidia se ha multiplicado por 10 en los últimos dos años y medio, incluso a medida que se endurecían las restricciones estadounidenses a los chips.

Sería comprensible suponer que Estados Unidos obtuvo algo de China a cambio de ceder su avanzada tecnología. No por lo que puedo ver. Al día siguiente de la revocación del H20, China intensificó sus propios controles a la exportación de minerales críticos y tecnologías de baterías, áreas en las que tiene ventaja. Fue un final apropiado y lamentable para una decisión que benefició a una empresa a expensas del liderazgo estadounidense en inteligencia artificial y su seguridad nacional." 

( , The New York Times, 25/07/25)

No hay comentarios:

Publicar un comentario