"Un tipo tan peligroso para la seguridad vial como para la libertad de prensa guarda como “Alberto Quirón” a un contacto de su teléfono y la consecuencia es que tu hija no tiene pediatra. No hay que recurrir a mariposas batiendo alas ni a teorías matemáticas complejísimas, la relación entre ambos hechos es mucho más sencilla: el Madrid de Ayuso.
Para ser exactos no es tu hija la que se ha quedado sin pediatra, son ella y otros 280 mil niños más. La Comunidad de Madrid reconoce que le faltan 350 pediatras y que el pasado año no consiguió retener para atención primaria a ni uno solo de los 90 especialistas recién formados.
No es solo que los pediatras huyan de primaria. Es que en Madrid se ha creado una primaria de dos velocidades, en la que los barrios nobles tienen cita con su médica de toda la vida a los pocos días de pedirla mientras Carabanchel, Pinto o Navalcarnero han de conformarse con que un sustituto efímero al que no volverán a ver nunca les atienda dentro de quince días. Es también que en uno de los hospitales públicos más importantes de toda España, de referencia nacional para múltiples patologías, el material quirúrgico llegue a quirófano sucio, roto o en malas condiciones porque se ha privatizado el servicio de esterilización, la empresa no cumple lo acordado y la Comunidad de Madrid se encoge de hombros.
Es también que por enésimo año consecutivo las urgencias de los hospitales públicos se hayan visto colapsadas por algo tan exótico e imprevisible como la epidemia de gripe que experimentamos cada invierno. O que haya más de un millón de personas en lista de espera, 740.000 de ellas esperando una primera consulta de especialista, de las cuales más de 450.000 lo hacen desde hace más de 3 meses.
¿Y qué tiene que ver un nombre en la agenda de contactos del móvil de un tipo de voz aguardentosa con la carcoma que corroe la sanidad pública madrileña? Pues todo. El dueño del móvil, además de parecer un mafioso guionizado por una inteligencia artificial entrenada viendo películas de tarde, es Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso. Es decir, su mano derecha.
Nada en el ayusismo sucede sin beneplácito de este personaje, condenado por llamar nazi al doctor Montes, que ha amenazado con cerrar medios y triturar a periodistas y que tiene una llamativa afición a tuitear exabruptos de madrugada. “Alberto Quirón” es, a su vez, el alias que Miguel Ángel Rodriguez otorga a Alberto González Amador, la actual pareja de Ayuso. Por lo que sea, para Miguel Ángel, Alberto y Quirón son una misma cosa.
Alberto González Amador ha pasado de ser “un ciudadano particular” a ser alguien a quien su propio abogado califica de delincuente, que huye disfrazado con peluca por los juzgados y que enfrenta por ahora dos causas, una por defraudar 350.000€ a Hacienda después de cobrar 2 millones de euros en comisiones por mascarillas en lo peor de la pandemia; la otra por utilizar una empresa pantalla para ocultar pagos del grupo Quirón.
Ese nuevo apellido con el que Miguel Ángel Rodríguez bautiza al novio de Ayuso, Quirón, termina de confirmar lo que todos sabíamos: que tras el ático de lujo que ooootra empresa pantalla le “regala” a la pareja está exactamente el mismo actor que tras la falta de pediatras, la saturación de urgencias o la extenuación de los profesionales sanitarios. Tras un entramado –dificilísimo de seguir– de empresas pantalla que huele a la más pura corrupción dosmilera, venimos a encontrar lo que los defensores de la sanidad pública llevamos diciendo años: la principal prioridad sanitaria para la Comunidad de Madrid es el beneficio económico del grupo Quirón. A costa de lo que sea.
Ese beneficio venía consiguiéndose a base de mantener la sanidad pública ahogada (con el menor presupuesto per cápita de toda España) y saturada, para que los pacientes rentables, ante unas esperas inasumibles, escojan “libremente” ir a un hospital gestionado por Quirón y que este facture muy jugosamente su atención. Mientras, los pacientes menos rentables y quienes no viven en zonas nobles pagan en salud y deterioro de su atención los lujos de Ayuso y su novio. Pero con Ayuso hemos cambiado de pantalla.
Lo cierto es que el idilio del Partido Popular y el grupo Quirón comienza mucho antes de que Ayuso y “Alberto Quirón” se conozcan. La parasitación de la sanidad madrileña hunde sus raíces en el aguirrismo, cuando Quirón aún se llamaba Capio. El Partido Popular y Quirón han casado a sus herederos, como hacen las dinastías feudales que ambas corporaciones aspiran a ser. Simplemente, tras celebrar el matrimonio, parece que han dejado de disimular y han vuelto a las viejas costumbres de millón en el ático y ático del millón.
Mientras, tu hija sigue sin pediatra."
( Marta Carmona es diputada de la Asamblea de la Comunidad de Madrid por Más Madrid. InfoLibre, 26/01/25)
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