"Según Miguel Blesa, “todos hicimos lo
mismo” (asumir más riesgos de lo debido), en el contexto general de
dinero barato y de burbuja inmobiliaria. Ese es su principal argumento
en defensa de los resultados de sus trece años de mandato, resultados
que constituyen el grueso del “agujero” de Bankia, según el testimonio
de Rodrigo Rato ante la misma Comisión.
Rato afirmó que, de acuerdo con
la auditoría de Deloitte, se calculaba en 7.700 millones las pérdidas
esperadas de Cajamadrid, tan solo un par de meses después de la salida
de Blesa.
No, no todas las Cajas hicieron lo mismo,
como prueba la comparacion entre los resultados de Cajamadrid en 2009
-último año de la presidencia de Blesa- y los de la Caixa, entidad muy
comparable por tamaño y ámbito de actividad.
Con datos de la CNMV, todos
los ratios de solvencia, rentabilidad, cobertura de la morosidad, etc…
eran significativamente mejores en el caso de la Caixa, a pesar de que,
trece años atrás, Cajamadrid le sacaba ventaja en todos estos
parámetros.
Blesa no supo explicar estas diferencias,
que ponen de manifiesto los errores de su propia gestión; en primer
lugar, en lo relativo a la politica crediticia: excesiva concentración
al riesgo inmobiliario y deficientes sistemas de gestión de dicho
riesgo.
También en cuanto a la política de captación de recursos: en
1995, el ratio depósitos/activos de Cajamadrid era del 75%, y en 2009
se había reducido al 41%, claro reflejo de un porcentaje muy alto de
financiación obtenida en los mercados de capitales.
La comparación era
pertinente para demostrar lo obvio: no es cierto que todas las Cajas de
Ahorros “hicieron lo mismo”, solo aquellas que lo hicieron rematadamente
mal, hasta llegar a la quiebra, como es el caso de Cajamadrid.
Blesa insistió en el aumento del tamaño
de su balance (que se multiplicó por seis) y de su red de oficinas, como
prueba de su brillante estrategia.
Por desgracia, precisamente la
dimensión de Cajamadrid ha convertido la ruina de la entidad en la ruina
de centenares de miles de familias: por lo pronto, de las más de cien
mil familias que adquirieron 3.000 millones de participaciones
preferentes, emitidas en 2009 y calificadas como “bono basura” por parte
de Standard & Poors, en un momento en el que ya era
evidente el deterioro de la solvencia de Cajamadrid.
Ese volumen de
preferentes supone el 70% de las emisiones vivas de las participaciones
preferentes emitidas por las entidades hoy intervenidas. Pero hay muchas
más víctimas: las decenas de miles de familias desahuciadas, que en su
momento se vieron “beneficiadas” por una muy agresiva (y arriesgada)
política de captación de clientes.
Y qué decir del despido masivo de
empleados ( casi la tercera parte de la plantilla), condición impuesta
por la Comisión Europea para “rescatar” a Bankia. Un proceso al que
asistiremos a corto plazo, a menos que los actuales gestores de Bankia
se demuestren “insumisos” en la aplicacion de la drástica reforma
laboral aprobada por el Gobierno del PP.
Blesa se negó a contestar a mi pregunta
sobre sus retribuciones totales, incluyendo lo que cobraba por
asistencia a otros Consejos de empresas participadas por Cajamadrid,
siendo el único directivo de la entidad que cobraba tales
remuneraciones.(...)
Así, hoy sabemos bastante más sobre las remuneraciones de Botín que sobre las de Blesa.
Tampoco demuestra la menor sensibilidad
social el comentario de Blesa a propósito de la adquisición por
Cajamadrid de un vehículo blindado de coste superior al medio millón de
euros -”no saben ustedes lo incómodo que es un coche blindado”-, por
supuestos imperativos de seguridad, cuando en ese momento la entidad
contaba ya con otros coches blindados.
Lo que sí sabemos es que esa
“incomodidad” no le impedía utilizar dicho coche -con conductor de la
Caja incluido- para ocios privados, incluyendo cacerías los fines de
semana. (...)
La crisis económica internacional, segun
la OCDE, es la consecuencia de un fallo masivo en los mecanismos que
deberían haber garantizado tanto la buena gobernanza privada como la
pública: deficiente regulación, insuficiente supervisión, falta de
transparencia, ausencia de instrumentos efectivos de rendición de
cuentas y de exigencia de responsabilidades, incentivos “perversos”…" (Cristina Narbona, Publicado en El Huffington Post el 01/12/2012 10:10, en Economía frente a la crisis, 04/12/2012)
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