"No por anunciados —o rumoreados, y luego desmentidos por las autoridades—, los recortes aprobados el domingo por la noche
por el Parlamento griego han dejado de sacudir a una sociedad que, tras
cinco años de recesión, está económicamente en el chasis.
La
contestación, no obstante, fue escasa: apenas un millar de manifestantes
ante la Cámara, una imagen inédita en comparación con anteriores protestas más multitudinarias.
A cambio de recibir el siguiente tramo de ayuda de la troika (8.800
millones de euros hasta mediados de mayo, con un anticipo inmediato de
2.800 imprescindible para pagar sueldos y pensiones y que fue aprobado
ayer mismo por el Eurogrupo), las medidas —pactadas con la troika, según la versión oficial;
simplemente impuestas, para el resto— son de envergadura: sueldo mínimo
(580 euros) recortado en cien de una tacada para incentivar la
contratación de jóvenes y desempleados —427 euros para los menores de 25
años; 490 para los que superan esa edad—; supresión de 15.000 puestos
en la Administración hasta fines de 2014 (la mayor andanada contra el
sector público desde que en 1911 una ley consagrara la protección de los
empleos públicos de cualquier cambio de Gobierno, y que con el tiempo
se convirtió en puntal del clientelismo político); liberalización de
profesiones como los contables o los panaderos, a los que se despoja del
monopolio de la fabricación del pan; o mantenimiento, en fin, del
impopular impuesto inmobiliario que se recauda en el recibo de la luz,
si bien reducido en un 15%. Otra de las medidas es la regularización del
pago de los impuestos atrasados a Hacienda y la seguridad social en
mejores términos —es decir, en varios tramos—, tanto para particulares
como para empresas.
El proyecto de ley, de 110 páginas e innumerables medidas, se tramitó
como un solo artículo y por la vía de urgencia para agilizar la
votación (y también las objeciones de inconstitucionalidad de la
oposición, con la izquierdista Syriza a la cabeza). El Ejecutivo
tripartito logró salvar el expediente —168 diputados votaron a favor, y
123 en contra—, pero no sin tensiones en su seno.
La modificación del
salario mínimo que se sacó de la manga en el último momento, minutos
antes de la votación, el ministro de Economía, Yanis Sturnaras, fue el blanco de las críticas de la oposición
y de la opinión pública. “Es verdad que 490 euros es un salario bajo,
pero no hay que olvidar que estamos hablando de gente sin trabajo, así
que para ellos será un alivio”, se justificó Sturnaras tras la ruidosa
protesta de la oposición." (El País, 29/04/2013)
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