20.12.24

La crisis de Stellantis y la crisis italiana... No puede decirse que la crisis de Stellantis sea un rayo caído del cielo. Los errores del pasado ya no se pueden esconder bajo la alfombra... No están lejos los tiempos en que el Primer Ministro del Partido Democrático Italiano elogiaba a Marchionne por «hacer cosas de izquierdas», mientras se dedicaba a despedir sindicalistas y a atacar las condiciones de los trabajadores y trabajadoras. Alguien señaló entonces al ídolo intocable de los periódicos y la política que si despedían a los trabajadores y bajaban los salarios, ya nadie compraría coches, pero para entonces Fiat ya no era una industria sino una empresa financiera... Los dividendos deben redistribuirse entre los accionistas, ése es el objetivo, no hacer funcionar la empresa. Es como decir: 'la operación tuvo éxito, el paciente murió'... un estudio de AlixPartners y Anfia que teme «el riesgo de que se adelante de 2030 a 2025 la pérdida de hasta 40 mil puestos de trabajo en el sector»... y la entusiasta participación en la guerra contra Rusia está dando sus resultados pero la política parece no entenderlo... la economía italiana se está ralentizando y la industria está en crisis... y la situación social del país dibuja una nación empobrecida en la que «fermenta el antioccidentalismo». Este antioccidentalismo no es ideológico sino el resultado de las políticas de guerra y austeridad

 "No puede decirse que la crisis de Stellantis sea un rayo caído del cielo. Los errores del pasado ya no se pueden esconder bajo la alfombra. No están lejos los tiempos en que el Primer Ministro del Partido Democrático Italiano elogiaba a Marchionne por «hacer cosas de izquierdas», mientras se dedicaba a despedir sindicalistas y a atacar las condiciones de los trabajadores y trabajadoras. Alguien señaló entonces al ídolo intocable de los periódicos y la política que si despedían a los trabajadores y bajaban los salarios, ya nadie compraría coches, pero para entonces Fiat ya no era una industria sino una empresa financiera. Las sucesivas fusiones que crearon primero FCA y luego Stellantis confirmaron esta tendencia. Es inútil indignarse por la salida millonaria de Tavares, son las reglas del capitalismo financiero. Los dividendos deben redistribuirse entre los accionistas, ése es el objetivo, no hacer funcionar la empresa. Es como decir: 'la operación tuvo éxito, el paciente murió'.

Al mismo tiempo, la afirmación de que los nuevos fichajes de la familia Agnelli no están al nivel de sus abuelos es ridícula. Recordemos lo que fue Fiat, no sólo el apoyo público al que los propietarios recurrieron como a un cajero automático (recuérdese, uno entre muchos, el desguace llevado a cabo por el gobierno Prodi, con la empresa anunciando despidos una vez finalizado el apoyo público) sino también los despidos políticos, los controles y los pabellones punitivos. El sentido común diría que, llegados a este punto, era el Estado el que debía entrar en la propiedad; si el Estado francés tiene un papel, ¿por qué no el Estado italiano?

La crisis de Stellantis viene de lejos, pero también tiene una vertiente exógena, es decir, externa a la empresa y a su (no)política industrial. Para comprender estas razones, basta con hojear «il sole 24 ore», que cada vez se parece más a un boletín de guerra. El jueves 12 de diciembre se podían leer los resultados de un estudio de AlixPartners y Anfia que teme «el riesgo de que se adelante de 2030 a 2025 la pérdida de hasta 40 mil puestos de trabajo en el sector». El mismo periódico afirmaba también que la economía italiana se está ralentizando y que la industria está en crisis. La entusiasta participación en la guerra contra Rusia está dando sus resultados pero la política parece no entenderlo, la alianza rojo-marrón entre Pd y FdI que ha apoyado con fuerza a la nueva comisión europea nos está diciendo que la guerra es nuestro futuro.

El malestar en Italia crece con la crisis, pero el riesgo es que se canalice hacia la derecha, por la sencilla razón de que la izquierda y los comunistas están ausentes. Hay dos planes en los que es urgente trabajar. El primero es unir a los comunistas, no detrás de un símbolo, sino detrás de un programa que sepa leer los cambios de la fase actual. Análisis concreto de la situación concreta, el contexto internacional y nacional ha cambiado y necesitamos una fuerza capaz de navegar en este nuevo escenario. El segundo plan sobre el que trabajar es el de una izquierda más amplia, anticapitalista y de clase que sepa decir palabras claras sobre la Unión Europea y la OTAN.

Como repetimos hasta el hartazgo hoy es necesario unir lucha de clases y lucha contra el imperialismo, la cuestión social, como nos enseña la grave crisis de la economía europea, no puede separarse de la lucha por la paz. El informe del Censis sobre la situación social del país dibuja una nación empobrecida en la que «fermenta el antioccidentalismo». Este antioccidentalismo no es ideológico sino el resultado de las políticas de guerra y austeridad llevadas a cabo por el euro-atlantismo, nuestra tarea es representar este malestar, construir una perspectiva concreta de ofensiva política. La alternativa es entregar este malestar a la derecha, enfrentada a la oposición parlamentaria de Su Majestad."

(Marx21, 15/12/24, traducción DEEPL)


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