"Las personas racionales tendrían que asombrarse ante el hecho de que
prácticamente todos los líderes políticos europeos y los comentaristas
profesionales occidentales parezcan ver con horror y estupor la
posibilidad de que Estados Unidos y Rusia, las dos principales potencias
nucleares con enorme capacidad de destrución, puedan mantener
relaciones correctas y de cooperación, en lugar de hostiles.
Uno
puede entender que quienes estén implicados financiera y/o
profesionalmente en la Industria del Odio, el Miedo y la Guerra con
ánimo de lucro, y que tengan, por tanto, una necesidad existencial de
enemigos y amenazas, vean un mundo en paz como algo impensable, pero
¿por qué debería hacerlo cualquier otra persona?
En mi juventud,
la era de la «distensión» entre Estados Unidos y la Unión Soviética fue
acogida como un acontecimiento excelente. ¿Por qué hoy se condena la
«distensión» como el mal supremo de las mentes simples: el
«apaciguamiento»?
Otra fuente de asombro racional debería ser la
creencia, aparentemente unánime entre los «líderes» políticos europeos,
de que si las relaciones entre Estados Unidos y Rusia dejaran de ser
hostiles, de tal forma que Estados Unidos ya no viera ninguna necesidad
de contar con el apoyo militar de los «aliados» o Estados vasallos
europeos, el gasto militar europeo tendría que aumentar
considerablemente.
¿Para qué? ¿Para contrarrestar qué amenaza militar?
Debería
estar claro que, con la posible excepción de la actual guerra por
poderes entre la OTAN y Rusia, las guerras en las que los países
europeos se han visto directa o indirectamente implicados en este siglo
-contra Afganistán, Irak, Libia, Siria y Palestina, ninguno de los
cuales suponía una amenaza para Europa pero todos ellos percibidos como
enemigos por Estados Unidos y/o Israel- les implicaron precisamente por
su relación como «aliados» o Estados vasallos de Estados Unidos, una
relación que les ha arrastrado a guerras innecesarias en lugar de
protegerles de la guerra.
Incluso la actual guerra en Ucrania no
fue provocada y perpetuada en defensa de ningún principio occidental
coherente ni de ningún interés europeo genuino, sino más bien para
promover la búsqueda estadounidense durante décadas del «dominio total»
de la humanidad y el planeta.
Si los países europeos dejaran de
ser aliados de unos Estados Unidos que odian a Rusia, ¿por qué Rusia,
que en tres años de lucha ha sido incapaz siquiera de ocupar todo el
territorio de los cuatro oblasts de mayoría rusófona que se anexionó
formalmente en septiembre de 2022, tendría algún incentivo concebible
para atacar a un país de la OTAN o incluso a un país europeo post- OTAN?
Racionalmente,
si los países europeos lograran independizarse de la dominación y el
control estadounidenses, ya fuera por iniciativa propia o porque se les
impusiera la independencia, y, como resultado, no tuvieran enemigos
identificables, reales o imaginarios, deberían poder reducir
significativamente su gasto militar y consagrar los recursos liberados a
intentar mejorar la calidad de vida de sus propios pueblos.
¿Se ha vuelto loco el mundo? ¿O me he vuelto loco yo?"
( John V. Whitbeck , en Rafael Poch, blog, 27/02/25, fuente https://www.counterpunch.org/2025/02/27/has-the-world-gone-mad/ )
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