"En la primera reunión de gabinete de su segundo mandato, el presidente estadounidense Donald Trump declaró que tiene intención de imponer un arancel general del 25% a todas las importaciones procedentes de la Unión Europea. Pero antes de abrir un frente europeo en su guerra comercial, tal vez le convendría pensar en la mala situación económica del continente: la economía alemana viene experimentando una larga desaceleración, mientras que Italia y Francia enfrentan graves problemas de deuda pública. Si lo hace quizá comprenderá que sus medidas arancelarias (parte de su agenda de «Estados Unidos primero») pueden desencadenar una recesión en toda Europa y otra crisis de deuda en la eurozona.
Habrá quien diga que a Trump no le interesa la suerte que corra Europa. Pero teniendo en cuenta el duro golpe que asestó la crisis de deuda griega de 2010 a los mercados financieros de Estados Unidos y de todo el mundo, es evidente que una debacle similar en Francia e Italia (la segunda y la tercera economía de la Unión Europea, respectivamente, y varias veces el tamaño de la griega) sería catastrófica para los mercados y la economía mundial. Y eso es lo último que Trump necesita durante su gobierno.
Los recientes padecimientos económicos de Alemania, como las penas de Shakespeare, «no vienen solos, sino en batallones». Incluyen interrupciones de cadenas de suministro por la COVID, una crisis energética causada por la invasión rusa de Ucrania, una importante desaceleración de la demanda china de bienes de capital alemanes (tras el colapso de la burbuja inmobiliaria china) y más competencia de las empresas chinas, sobre todo en el sector automotor y el de las energías limpias. En estas circunstancias, y dado que las exportaciones representan casi el 50% de su PIB, Alemania no está en condiciones de afrontar los aranceles estadounidenses.
Mal pueden exagerarse los efectos adversos que las perturbaciones mencionadas han tenido en la economía alemana. Desde el inicio de la pandemia en 2020, la economía estadounidense ha crecido un 12%, mientras que la alemana no experimentó ningún crecimiento e incluso cayó en 2023 en una recesión de la que todavía no se ha recuperado. Ahora, el Bundesbank advierte que los aranceles propuestos por Trump pueden llevar a que la economía alemana se contraiga un 1,5% en 2027.
Por desgracia, todo indica que los próximos blancos de la guerra comercial de Trump serán Europa en general y Alemania en particular. Tras el arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio, Trump contempla aplicar medidas similares a los automóviles y a los productos farmacéuticos, de los que Estados Unidos compra a Alemania una parte importante. También ha amenazado con imponer aranceles «recíprocos» iguales a los que cobren los socios comerciales de Estados Unidos, y ha prometido poner en la mira a los países que mantengan con Estados Unidos un gran superávit comercial. En 2024, el superávit comercial de Alemania con Estados Unidos alcanzó la cifra récord de 72 000 millones de dólares.
En tanto, hoy Italia y Francia tienen cocientes deuda pública/PIB más altos que durante la crisis de deuda soberana de la eurozona en 2010‑12, al tiempo que han acumulado un déficit fiscal insostenible, pero al parecer carecen de voluntad política para resolver sus problemas financieros.
Incluso si lograran reunirla y actuar, les costaría mucho llevar su deuda pública a una senda sostenible. Atrapados en la camisa de fuerza del euro, Italia y Francia no pueden usar políticas de tipos de interés o de tipo de cambio para estimular las exportaciones o la demanda de los consumidores y compensar el efecto contractivo del ajuste fiscal sobre la demanda agregada. Además, una desaceleración significativa de la economía alemana les haría todavía más difícil reducir la carga de sus deudas, porque tendrían menos demanda para sus exportaciones.
La última esperanza de Europa es que Trump comprenda antes de que sea demasiado tarde que provocar una recesión y una crisis de deuda en Europa iría en contra de los intereses económicos de Estados Unidos. Como demostró la crisis de deuda soberana de Grecia, el sistema financiero estadounidense está muy expuesto a la economía europea. Además, una recesión en la eurozona sería probablemente mala noticia para su bienamado mercado bursátil, ya que alrededor del 40% de las utilidades de las empresas del índice S&P 500 procede de sus operaciones en el extranjero.
Pero una esperanza no es una estrategia, sobre todo ahora que Trump
parece totalmente decidido a aplicar una política comercial agresiva de
«Estados Unidos primero». En vez de eso, las autoridades europeas deben
prepararse para una guerra comercial total. La mejor defensa sería
emprender las audaces reformas estructurales que Mario Draghi,
expresidente del Banco Central Europeo, propuso el pasado septiembre
para restaurar la competitividad del bloque."
(Desmond Lachman, Revista de prensa, 06/03/25, fuente Project Syndicate)
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