9.12.12

Los caidos en el mayor desamparo tendrán que buscar la forma de subsistir. Al margen de la ley, en la economía sumergida, o con nuevas formas solidarias de intercambio

"Un reciente informe de FMI señala que España no recuperá el PIB del 2008 hasta el 2018, manteniéndose un paro en torno al 20 %. 

Con tamaño descenso del nivel de vida, las instituciones sufren una pérdida de legitimidad y aumenta el descontento social, provocando manifestaciones, huelgas, movimientos como el 15-M o el 25-N, y una variada gama de protestas todavía por ensayar, que el Gobierno tratará de encauzar endureciendo las medidas represivas, combinadas con pequeñas concesiones y el anuncio permanente de que se saldrá pronto del túnel.

 Al enjuiciar los efectos sociales de la crisis, el hecho contundente que hay que recalcar es que por perversos que sean para una buena parte de la población, y por deslegitimado que haya quedado el sistema, no existe un modelo alternativo que sea creíble y operativo.

Después de un tramo más o menos largo de protestas, incluso con algunas acciones brillantes que logren llamar la atención, pero sin resultados palpables, los caidos en el mayor desamparo tendrán que buscar la forma de subsistir, bien al margen de la ley –aumento de la criminalidad agresiva, acudiendo al engaño y la estafa, o refugiándose en la economía sumergida– o bien, recurriendo a las propias fuerzas, con nuevas formas solidarias de intercambio que llevan a cabo los “autónomos de supervivencia”, una nueva categoría que habrá que establecer.

Junto a la economía formal, se irá desarrollado una paralela, basada en cooperativas de crédito, de producción y consumo, o simplemente en el trueque de bienes y servicios, en definitiva, una “economía social y solidaria”, que desde el interior del sistema, vaya creando redes alternativas que resultan eficaces gracias a los modernos medios de comunicación. 

A muchos no les quedará otra salida que resistir en un sistema paralelo de producir, intercambiar y consumir, incluso utilizando una moneda propia, por rechazo a la oficial al servicio de un capitalismo financiero meramente especulativo.

 Se trata de reinventar la economía productiva sobre una nueva base social que haya superado el choque entre operarios y dueños del capital. En fin de cuentas se quiere impedir que el trabajador, que el sistema ya no necesita, quede degradado a mero consumidor sin recursos.

A la parte de la sociedad desalojada del sistema de producción, no le queda más que el dilema que formuló Albert Hirschman, de oponerse protestando (voice) o salirse (exit), si nada consigue. 

Como la rebelión y la protesta no van a cambiar el capitalismo financiero establecido, no queda otra salida, que trasladarse a otro país –la emigración vuelve a ser el destino de muchos españoles– o bien encontrar acomodo en la economía alternativa, saliéndose del sistema.

Para muchos un sistema de producción alternativo resulta imprescindible para sobrevivir, a la vez que es tolerable para el sistema, al necesitar cada vez menos mano de obra."       , El País, 3 DIC 2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario