En el descanso, la megafonía del estadio los obsequió con Bella Ciao pero, al final del encuentro, cuando el resto del entusiasmado público había abandonado Balaídos y ya sólo quedaban ellos en la grada, el club les dedicó una última canción de despedida: Grândola, vila morena, el clásico de José Afonso, himno de la Revoluçao dos Cravos que puso fin a la dictadura de Salazar en Portugal. Los ultras tuvieron que esperar a que se les permitiese la salida escuchando que “o povo é quem mais ordena”. Para un futbolero nazi, hay cosas que pueden doler más que una derrota en el minuto 87...