19.1.10

El futuro de China, es el nuestro...

"Pero, ¿tiene China ambición global?, ¿tiene necesidad?, ¿tiene autoridad? En lo económico, a China le interesa un orden no tan dependiente de Estados Unidos. Primero, y sobre todo, por el dólar, que le hace depender en exceso de su estabilidad y del futuro económico de Washington. China no acaba de fiarse de las promesas de Estados Unidos. No son sólo palabras. (...)

¿Y en lo político-estratégico? (...)

La China de hoy es el segundo consumidor de petróleo del mundo con más de 8 millones de barriles diarios (contra 18 millones de Estados Unidos), cada vez más dependiente de las importaciones de todo tipo de recursos, y utiliza su poder financiero para dar un impulso a sus ambiciones en todo el orbe (ya sea en Sudán, Irán, Angola, pero también en Brasil, México, Venezuela, o Asia central). El poder financiero le sirve para aumentar su influencia estratégica: se aprovisiona, consolida posiciones diplomáticas y promueve a sus empresas. Y aunque se le acuse de falta de ética, Occidente no está en condiciones de dar muchas lecciones. Sus capitales y técnicas ayudan en la agricultura o infraestructuras, que los occidentales han dejado de lado hace tiempo.

Los intereses de China, pese a esa vocación de inmersión interna impuesta por la superación de tantos desequilibrios, van más allá de sus fronteras y ello le exigirá la adopción de ciertas precauciones, abriendo también importantes incertidumbres. Hoy día, la modernización de sus ejércitos, lejos aún de las capacidades militares de Estados Unidos, prestan atención a la Armada, pero también contemplan ya la construcción de transportes que permitirán el traslado de efectivos a largas distancias.

La "ingeniería estratégica" china contempla instrumentos diversos para estabilizar el entorno, incluyendo aspectos políticos, militares, diplomáticos y económicos. Sólo así podrá considerarse siquiera una potencia regional.Esa activa relación con el exterior se complementa con una intransigencia furibunda en la defensa de lo que considera sus intereses vitales, definidos a modo de fronteras infranqueables frente a hipotéticas concesiones." (XULIO RÍOS: El orden chino. El País, ed. Galicia, opinión, 18/01/2010, p. 31)

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