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13.2.25

Pedro Sánchez está intentando convertirse en el líder europeo del proyecto que antes encabezaban los demócratas estadounidenses. La insistencia en la agenda 2030, en las políticas climáticas, en la lucha cultural y en la integración europea son parte de su intención de convertirse en la cara visible de un entorno político derrotado. La debilidad de Macron, de los socialdemócratas alemanes y de los italianos, deja un hueco a Sánchez para convertirse en la figura que defienda en Europa ese proyecto. El anuncio del presidente del pasado martes, en el que señala a las grandes empresas que están olvidando sus objetivos de diversidad y de igualdad, es una piedra más en ese camino... y en la UE, Sánchez propone que se duplique el presupuesto europeo, a través de préstamos mancomunados. Esa expansión presupuestaria sería, útil, desde la perspectiva del gobierno, tanto para impulsar la economía de la eurozona como para afrontar tanto las presiones del nuevo gobierno estadounidense... por eso Patriotas lo ha identificado el mayor enemigo. Las referencias al presidente español durante el encuentro del pasado fin de semana no estaban destinadas únicamente a apoyar a un aliado... El PSOE ha adoptado una posición combativa y exigente, que tendrá buenos o malos resultados, pero que defiende el tipo de valores por los que abogaban la administración Biden y los progresistas europeos, mientras el grupo de Abascal apuesta por el programa que defiende la administración Trump (Esteban Hernández)

 "España está presionando para que se duplique el presupuesto europeo; quiere que alcance una cifra que supera los dos billones de euros. La intención es que se financie, como ocurrió durante la pandemia, a través de préstamos mancomunados. Esa expansión presupuestaria sería, útil, desde la perspectiva del gobierno, tanto para impulsar la economía de la eurozona como para afrontar tanto las presiones del nuevo gobierno estadounidense.

La posición española puede ser bien vista en países del sur de Europa, como Italia, Francia o Grecia, pero Alemania y el norte europeo son contrarios a ella. Es una derivada, aunque de mayor envergadura y ambición, de las tensiones vividas en la UE en los últimos años. Hay Estados que quieren mantenerse firmes en la idea de los presupuestos nacionales equilibrados y que son profundamente contrarios a mancomunar deuda, mientras otros entienden que este es un momento de dar un impulso vigoroso a la UE. Además, la propuesta española solicita reprogramar la deuda ya existente, de modo que “alivie la presión fiscal a corto plazo, garantice la liquidez en el mercado de bonos de la UE y permita inversiones continuas para el futuro modelo económico europeo”,

El dilema existencial europeo

El mero hecho de la existencia de la propuesta española es señal de que algo se está moviendo en Europa, alentado por la llegada de Trump. No es solo el gobierno español. Hay muchas voces dentro de Europa que ven imprescindible una mayor integración. Enrico Letta, decano de la Escuela de Política, Economía y Asuntos Globales de IE, presidente del Instituto Jacques Delors, y autor del informe sobre el mercado único que ha servido, junto con el informe Draghi, como inspiración para el Brújula de la Competitividad, es uno de ellos. Letta pone el acento en otro ámbito, el de la integración de los mercados de capitales y del ahorro. Sería necesario para movilizar inversiones imprescindibles para el continente, pero también sería muy útil para hacer frente a los EEUU de Trump. Letta sugiere que, de existir aranceles en el ámbito productivos que perjudiquen a la UE, se reaccione imponiendo aranceles e impuestos a las empresas financieras estadounidenses en Europa. Y tampoco hay que olvidar que gran parte del dinero de los ahorros europeos acaba en la esfera financiera estadounidense, por lo que la unión de los mercados de capitales permitiría que permanecieran aquí.

O la UE da pasos en la dirección de una mayor integración o afloja los lazos y permite un mayor margen de acción a los Estados

Ambas posturas ahondan en el dilema que debe resolver la UE, y es cada vez más urgente tomar decisiones en ese sentido: o Europa da pasos adelante en la dirección de una mayor integración, y la fiscal y la de los capitales forman parte de ello, o da marcha atrás y afloja su presión, de manera que los gobiernos nacionales tengan un ámbito de acción bastante mayor. La Comisión, según Financial Times, está apostando por adoptar ambas decisiones a la vez, como queda patente en su visión para los nuevos presupuestos, que acordarían un “único plan para cada país con reformas e inversiones clave”, incluidos fondos regionales y subsidios agrícolas, pero permitiendo que los Estados decidan qué proyectos van a apoyar. La Comisión fijaría la dirección, pero existiría un ámbito discrecional más amplio para los Gobiernos.

Sánchez es el enemigo

No es suficiente, y es probable que una postura de esa clase no contente a nadie. La UE vive en un complicado equilibrio, ya que trata de frenar tanto las pulsiones unionistas como las disgregadoras, lo que será complicado de mantener durante mucho tiempo. Hay actores políticos muy relevantes que tratan de inclinar la balanza hacia un lado u otro. En este orden, la reunión de Patriotas por Europa en Madrid la semana pasada fue muy expresa en cuanto a sus intenciones. Los soberanistas, en la línea de Trump, aspiran a que los Estados tengan un poder de decisión mayor, y van a presionar para que la UE afloje el lazo. Al otro lado de la línea, estaría el Gobierno de Sánchez, con propuestas que tienden hacia la unión, como la del presupuesto. Y no es solamente cuestión de oportunidad: Patriotas lo ha identificado el mayor enemigo. Las referencias al presidente español durante el encuentro del pasado fin de semana no estaban destinadas únicamente a apoyar a un aliado.

Sánchez quiere convertirse en el líder internacional del proyecto que han encabezado los demócratas estadounidenses

Desde Vox explican que el presidente español, “en su huida hacia adelante”, está intentando convertirse en el líder europeo del proyecto que antes encabezaban los demócratas estadounidenses. La insistencia en la agenda 2030, en las políticas climáticas, en la lucha cultural y en la integración europea son parte de su intención de convertirse en la cara visible de un entorno político derrotado. La debilidad de Macron, de los socialdemócratas alemanes y de los italianos, deja un hueco a Sánchez para convertirse en la figura que defienda en Europa ese proyecto. El anuncio del presidente del pasado martes, en el que señala a las grandes empresas que están olvidando sus objetivos de diversidad y de igualdad, es una piedra más en ese camino.

Esa es también la causa, aseguran desde Vox, de que demande un presupuesto mayor: “Está impulsando que la UE tape los huecos que ha dejado el Gobierno americano”. Se refieren a programas como USAID, “que antes estaban repartidos entre la administración Biden y Bruselas, y que ahora quieren que cubra la UE”. Alertan, además, de los intentos de censura en las redes que pueden vivirse a partir de ahora en Europa, y que fueron señalados expresamente en la reunión de Patriotas del pasado fin de semana.

Los populares como eje

En ese reparto de posiciones, con el grupo europeo de Abascal alineado con Trump, y Sánchez intentando ejercer de líder progresista en Europa, hay un espacio todavía por definir, el del Partido Popular Europeo: “La intervención de Matteo Salvini el pasado fin de semana fue muy clara en ese sentido; el PPE tiene que decidir con quién va a intentar sumar, si con los progresistas o con nosotros”. Vox prolonga el argumento para traerlo a la escena nacional, ya que la tensión creciente del PP parte, más allá de asuntos coyunturales, de esa impronta ideológica: “Feijóo tiene que decidir si va a seguir pactando todo con Sánchez, o lo va a hacer con Vox”.

El PP tiene un dilema similar al alemán, porque la derecha liberal tiene que ver cómo integra y/o combate a libertarios y soberanistas

En Génova tienen clara cuál es la posición de su partido: “El PP defenderá a España en Europa y a Europa en el mundo”. Pero ese propósito tiene tintes ambiguos todavía. La CDU de Merz y los populares españoles son las dos mayores fuerzas del grupo europeo. La vieja democracia cristiana ha desaparecido y los partidos de la derecha liberal están en retroceso frente a los libertarios y los soberanistas. La probable victoria de Merz en las elecciones alemanas afianzará ese alineamiento entre Alemania, la Comisión y el partido de Feijóo. Sin embargo, lo que está por definirse es la posición ideológica que adoptará ese bloque.

Merz quiere reducir el gasto público, pero también debe mantener a la industria alemana, por lo que invertirá en energía, especialmente en gas. Eso supone gasto. Al mismo tiempo, recortará ayudas, pero afirma que solo en aquellas destinadas al mercado laboral, de manera que expulsen del sistema a aquellos que no quieren trabajar. Necesita invertir en defensa, lo que supone más gasto, algo que su Tribunal Constitucional limita a través de un tope al déficit. Son demasiadas cosas a la vez, y algunas de ellas contradictorias, especialmente si no se ven los impuestos con buenos ojos, como es el caso. Y todo esto bajo la presión inmigratoria de AfD y con su afición a la motosierra que alaba Musk. En España, el PP tiene dilemas similares, porque la derecha liberal tiene que ver cómo integra y/o combate a los libertarios, muy crecidos con la legislatura de Milei, y a los soberanistas, que están creciendo en todas partes.

La clave de la lucha ideológica en las derechas

Esa posición intermedia también afecta a los populares en otras áreas. Si Feijóo llega al gobierno, el aumento de los presupuestos solicitado por Sánchez le vendría muy bien para impulsar la economía española y para asentarse en La Moncloa. El PPE, por tradición política pero también por los intereses de los países que lo componen, es mayoritariamente contrario no solo a un presupuesto común más elevado, sino a la posición mantenida por los países del sur, la que apuesta por una deuda común. Es un espacio en la que lo ideológico y lo nacional chocan.

En ese escenario, el diagnóstico de los Patriotas es correcto. El PSOE ha adoptado una posición combativa y exigente, que tendrá buenos o malos resultados, pero que defiende el tipo de valores por los que abogaban la administración Biden y los progresistas europeos, mientras el grupo de Abascal apuesta por el programa que defiende la administración Trump. En medio, están los populares, que mandan en la Comisión, que son la mayor fuerza en el Europarlamento, que gobernarán Alemania y son el partido más votado en España. Tendrán que definir cuál es el lugar que ocuparán en los próximos años y cuáles serán sus socios prioritarios. Esta pelea es la que está de fondo en la tensión renovada entre PP y Vox, y la que sostiene la lucha por el apoyo a los presupuestos de las comunidades autónomas que están en el aire."                 (Esteban Hernández , El Confidencial, 13/02/25)

19.9.22

La estrategia de Sánchez: en la medida en que los modelos internacionales están modificándose y que los gobiernos se ven obligados a adoptar medidas extraordinarias, el PSOE percibe la oportunidad de minar a Feijóo al señalarle como un líder que no está en sintonía con la época, que se ha equivocado al oponerse al impuesto y que se muestra demasiado pendiente de defender a las eléctricas... "es comprensible que las eléctricas defiendan sus intereses, pero no lo es que el PP ejerza de su portavoz"... Sánchez quiere convertir España en una "gran potencia exportadora de energía renovable", para lo que se precisa, además de una política de Estado, "una alianza con el sector privado que cuente con los incentivos adecuados"... El problema es que hay sectores que se resisten a los cambios y que no se alinean con las transformaciones que necesita España. Una parte de las élites económicas no está realizando el esfuerzo preciso... En esa pugna, Sánchez entiende que su agenda está alineada con las necesidades de la Unión Europea y cree que este es el momento de implantarla de una manera decidida, porque los tiempos le favorecen... De modo que más que una política dirigida a ganarse a la izquierda, Sánchez está jugando con la hostilidad respecto a un adversario político que le lleva ventaja y administra un programa de futuro económico alineado con la UE. Habrá que ver si ambas cosas le son suficientes para recuperar la ventaja

 "La actividad del presidente esta semana ha sido intensa. En la sesión de control en el Congreso jugó la baza de la agresividad política al señalar a PP y Vox como un mismo partido cuyo propósito es "defender a los de arriba", y al insistir a la banca y a las energéticas en que toca arrimar el hombro y contribuir con un nuevo impuesto. Recurrió a esa retórica de confrontación que ya había utilizado cuando mencionó a los "poderes oscuros" y a las "minorías poderosas". Con este regreso al izquierdismo o al populismo, según las interpretaciones, Sánchez estaría tratando de recuperar el terreno perdido en las encuestas respecto de Feijóo.

La hostilidad con las élites económicas, sin embargo, quedó muy matizada en otros actos de la misma semana. En la presentación de la 'Alianza por España Nación Emprendedora' señaló la enorme importancia de la innovación y promovió medidas fiscales que promoviesen ese sector emprendedor, y en el BBVA Sustainability Forum alabó el papel central del sector financiero en las inversiones sostenibles. Para impulsar la innovación, mejorar el modelo productivo y combatir el cambio climático se precisa una intensa colaboración público-privada, para la que el Ibex es un aliado y no un enemigo

Ambas direcciones, con esa mezcla de palabras amables y altisonantes, parecen notablemente contradictorias, pero distan mucho de serlo. Forman parte de una estrategia doble, una más electoral y otra más económica, en la que se imbrica el tono izquierdista utilizado por el presidente.

El populismo de Sánchez

Fuentes del PSOE niegan que el viraje hacia la izquierda se haya producido: "El Gobierno está planteando medidas de emergencia en una situación extraordinaria que son muy parecidas a las que otros gobiernos de corte conservador han implantado en Occidente; son propuestas de sentido común que todo el mundo está aplicando". Fuentes del Gobierno, por su parte, insisten en ese aspecto y señalan que "los paradigmas dominantes están cambiando; antes hablabas de intervenir en el mercado y de beneficios extraordinarios y eras un rojo peligroso; ahora son las instituciones internacionales las que lo promueven. Es el momento de la regulación de los mercados y eso es lo que está dejando al PP descolocado".

Esa es la brecha que está intentando aprovechar el partido socialista a la hora de ganar recorrido electoral: en la medida en que los modelos internacionales están modificándose y que los gobiernos se ven obligados a adoptar medidas extraordinarias, el PSOE percibe la oportunidad de minar a Feijóo, su principal objetivo, al señalarle como un líder que no está en sintonía con la época, que se ha equivocado al oponerse al impuesto y que se muestra demasiado pendiente de defender a las eléctricas.

En ese marco discursivo hay que interpretar las referencias a "los de arriba" y demás expresiones ligadas al populismo: no se trata de ser más de izquierdas, sino de atacar a Feijóo. O dicho en palabras de fuentes del Gobierno, "es comprensible que las eléctricas defiendan sus intereses, pero no lo es que el PP ejerza de su portavoz. No se entiende que, existiendo un problema social importante, Feijóo decida defender a ultranza a las compañías energéticas y a la banca".

El tono elevado de estas críticas, sin embargo, ha molestado en algunos sectores del PSOE, que entienden que "ese lenguaje y esa actitud, un poco sobrada, respecto del PP" no es conveniente, ya que el presidente "debería adoptar un tono más institucional, con más tranquilidad". Se debe combatir a Feijóo y plantar cara a las energéticas, pero "todo lo que sea eliminar crispación y bronca nos conviene; un tono más sosegado nos acerca a votantes que se han quedado en casa o que abandonaron a Ciudadanos, que es por donde podemos crecer".

El plan de Sánchez

Más allá de la pugna electoral, el presidente ha dedicado la semana a impulsar decididamente su programa económico. Ha visitado distintos foros y en todos ellos ha mostrado su perfil más institucional, ha expuesto su visión y las acciones que está llevando a cabo para desarrollarla, y se ha mostrado solícito con las empresas.

Sánchez quiere convertir España en una "gran potencia exportadora de energía renovable", para lo que se precisa, además de una política de Estado, "una alianza con el sector privado que cuente con los incentivos adecuados". La transición ecológica y energética, afirmó Sánchez en el foro del BBVA, tiene en el sector financiero un actor "neurálgico y central a través de las inversiones sostenibles".

El problema es que hay sectores que se resisten a los cambios y que no se alinean con las transformaciones que necesita España. Hay una parte de las élites económicas que no está realizando el esfuerzo preciso: "Solo el 14% de las compañías cotizadas españolas tienen planes para alcanzar emisiones cero en 2050", como señaló el presidente. La agenda verde requiere otro enfoque desde el mundo financiero: se precisan "inversores responsables y pacientes no coartados por la maximización de beneficios". Las élites que insisten en los combustibles fósiles, el capital impaciente que las apoya y la negativa de algunas firmas a alinearse decididamente con la sostenibilidad y la transición energética, están de fondo en las críticas del presidente.

En esa pugna, Sánchez entiende que su agenda está alineada con las necesidades de la Unión Europea y cree que este es el momento de implantarla de una manera decidida, porque los tiempos le favorecen. En parte porque ha llegado el momento de una nueva perspectiva económica ("Ahora se requiere mucha más intervención que hace 20 años; si antes la idea principal era ahorrar, ahora toca gastar", afirman fuentes del Gobierno), en parte porque esa inversión debe tener un destino renovador. Los fondos europeos forman parte de ese movimiento que debe llevar a España a convertirse en un país emprendedor, con un modelo productivo diferente, en el que la colaboración público-privada sea relevante, y que sitúe a nuestro país como una gran potencia en energías renovables.

Los obstáculos para el PSOE

Las medidas económicas paliativas y coyunturales para lidiar con el aumento de los precios y la transformación de España en una dirección ecológica son los puntos centrales del programa de Sánchez. Ambos objetivos se encuentran con escollos, desde su perspectiva: una derecha que se opone a la transformación y esa parte de las élites que no se han alineado con la dirección sostenible que España necesita.

De modo que más que una política dirigida a ganarse a la izquierda, Sánchez está jugando con la hostilidad respecto a un adversario político que le lleva ventaja y administra un programa de futuro económico alineado con la UE. Habrá que ver si ambas cosas son suficientes para recuperar la ventaja demoscópica que le saca el PP; como aseguran fuentes del gobierno, "el PSOE tiene el viento a favor, pero eso por sí solo no es garantía de éxito". En todo caso, el plan de Sánchez para recuperar terreno está lanzado, y pasa por combinar ambos aspectos: ataque a Feijóo y programa económico de renovación."                    (Esteban Hernández 

24.5.21

España 2050: una amplia batería de propuestas y medidas políticas. Si de verdad se llevaran a cabo, España protagonizaría, sin duda, otros treinta años de avances... en cuánto al contenido, no se mencionan los problemas del sistema financiero, el peso de la deuda pública y privada, el papel de la Unión Europea y del euro... en cuánto a los expertos, no confiamos en ellos porque son incapaces de decirnos si este verano iremos con mascarilla o sin ella...

 "En abril del año pasado señalé en un artículo que no se podría hacer frente con éxito a los problemas que iba a plantear la pandemia sin poner luces largas y reflexionar sobre el horizonte de largo plazo que teníamos por delante (El virus y la economía (3): Hacen falta luces largas). 

 Por tanto, no pude sino alegrarme de la iniciativa que puso en marcha el gobierno para hacer prospectiva y ofrecer reflexiones y estrategias a la sociedad española. Ahora, recién publicado en primer fruto de ese trabajo, es el momento de contribuir a que el debate sobre nuestro futuro como país se extienda y permita impulsar proyectos de cambio para los años venideros.

 El documento que ayer presentó el presidente del Gobierno es una propuesta de expertos bastante rigurosa y brillante que contiene extrapolaciones de un gran número de datos y evidencias empíricas de las que se deriva una amplia batería de propuestas y medidas políticas. Si de verdad se llevaran a cabo, España protagonizaría, sin duda, otros treinta años de avances, al menos, tan positivos como los mejores que se han dado en las últimas tres o cuatro décadas.

Sin embargo, yo creo que ese documento ha nacido con taras que van a hacer muy difícil que se pueda convertir en un eje central del debate y en una guía efectiva de la acción colectiva.

Como el propio documento señala, sus prescripciones, si finalmente se asumieran, no podrían ser ejecutadas por un solo gobierno, no solo en el tiempo, sino de una única tendencia o composición partidaria. Y siendo este un presupuesto elemental, me parece un error que el documento haya nacido no ya en el seno de un gobierno sino en el de una parte de él. El cainismo y la insensatez constituyen, desgraciadamente, el modus operandi de la política española (...)

 También me parece equivocado haber concebido el documento como una propuesta de expertos. Este tipo de estrategias solo son viables con la connivencia, en todo su desarrollo, de quien, efectivamente, dispone del saber especializado, pero también de los técnicos que han de llevarlas a cabo y de los actores sociales. Creo que ha sido desafortunado ofrecerles a estas dos últimas partes un plato ya demasiado hecho. Sobre todo, porque uno de los fenómenos más relevantes en materia de políticas públicas que se ha puesto de manifiesto en las últimas décadas es la falibilidad de los expertos. (...)

Esto último es importante porque el documento España 2050 no es un mero ejercicio de prospectiva, como se dijo que sería; es decir, una percha donde se pueden colgar distintas prendas de vestir. Es, en realidad, una estrategia normativa porque asume preferencias evidentes y opciones políticas e ideológicas que no necesariamente son compartidas.

Y parece mentira que esto haya ocurrido de la mano del PSOE (o quizá porque no haya venido de su mano), un partido que tiene en su haber el debate social más amplio sobre un proyecto estratégico que se ha llevado a cabo en España, el Programa 2000, en cuya discusión participaron casi un millón de personas.

El éxito de un documento como el España 2050 depende también de su credibilidad y ahí también creo que se pueden detectar algunos errores de diseño. (...)

 Hay que ser muy ingenuo para pensar que la gente normal y corriente, e incluso la más preparada, creerá que los expertos saben lo que hay que hacer para que ocurra en 2050 lo que dicen que puede ocurrir, cuando son incapaces de decirnos si este verano iremos con mascarilla o sin ella a las playas. O que ahora pueden anticipar tendencias demográficas, de mercado de trabajo, migratorias, educativas o de gasto que nunca hasta ahora han sabido predecir con un mínimo de acierto.

Para diseñar proyectos de país y poder ponerlos en marcha con éxito no solo hacen falta buenos mensajes, productos elaborados de calidad y rigor (como puedo estar de acuerdo en que lo sea España 2050) sino, sobre todo, crear dispositivos de escucha que sean capaces de revelar las preferencias y los intereses colectivos, los presupuestos normativos del proyecto que, como he dicho, no pueden ser definidos por los expertos. En sociedades tan diversas como las nuestras y ante problemas complejos lo que principalmente hay que promover, movilizar y utilizar es la inteligencia colectiva, la imaginación y la creación simbióticas, más que el saber técnico, por muy necesario que este siga siendo.

Al documento del Gobierno se le puede hacer, finalmente, una crítica de contenidos que a mí me parece muy importante.

En él se opta por analizar y desarrollar una serie de desafíos en virtud, según se dice, de que son claves y porque sobre ellos hay evidencia empírica pero es evidente que se dejan algunos otros que cumplen esos requisitos y, sin cuya consideración, el ejercicio estratégico que se propone puede quedar en simple fuego de artificio.

¿Cómo es posible creer que se puede contemplar el desarrollo económico futuro de España, la prosperidad y la salud de quienes la habitamos o la sostenibilidad de nuestro estado de bienestar, como se propone el documento, sin casi ni siquiera mencionar los problemas del sistema financiero, el peso de la deuda pública y privada, el papel de la Unión Europea y del euro, entre otros asuntos capitales?

Por otro lado, el documento adolece de una especie de empiricismo recurrente, quizá creyendo que así gana credibilidad, que produce dos defectos a mi juicio fundamentales. Uno, que deja de lado lo que podríamos llamar las condiciones macro, de entorno, institucionales, el encuadre político y económico en el que se llevan a cabo los proyectos y de las que dependen las estrategias y propuestas que se realizan.

 El otro gran defecto es la ausencia de propuestas auténticamente novedosas, innovadoras y no meramente continuistas y derivadas linealmente del pasado, una carencia fundamental porque si algo caracteriza a la época histórica en la que nos encontramos y a la que seguramente está por venir es la disrupción constante. En este sentido, el documento es demasiado conservador, no el sentido ideológico o partidario del término, sino en el de no ser capaz de poner en cuestión lo establecido, de adentrarse en los nuevos enfoques y conceptos ni, por supuesto, de plantear que dejen de movernos los mismos hilos que nos han guiado en el pasado. El vino nuevo no se echa en odres viejos.

En fin, hay que aplaudir que por fin se pongan luces largas en la política española y agradecer el esfuerzo a quienes desinteresada y gratuitamente, según se ha informado, han realizado este estudio. Una colaboración cívica y académica ejemplar que merece el respeto, al margen de la opinión intelectual que se tenga que ella. (...)

Ojalá el gobierno tenga éxito y logre la difícil tarea de que los españoles de talento que cumplen con su deber y trabajan no permanezcan ahora callados sino que sean justamente ellos quienes diseñen nuestro futuro y les digan a los bocazas que gritan, crispan y se insultan que ese no es el camino por donde nos conviene avanzar."                   (Juan Torres López,  Público, 21/05/21)