7.5.13

Existen dos modelos básicos para hacer frente al agujero bancario: el modelo sueco y el japonés

"Existen dos modelos básicos para hacer frente a los problemas de solvencia bancaria como consecuencia de una crisis de deuda provocada por el estallido de una burbuja financiera o inmobiliaria. El modelo sueco, donde las pérdidas se reconocen hoy, o el japonés, bajo el cual éstas se reconocen conforme los bancos van generando beneficios para absorberlas.

No le quepa ninguna duda que España desde 2008 optó por el modelo japonés: las pérdidas provocadas por los excesos en el sistema financiero solo se reconocen conforme los bancos generan capital para absorberlas. Ello, obvio, es bueno para los bancos y su gerencia, ya que se oculta su verdadera situación, y se persuade además el diseño de políticas para incrementar los beneficios bancarios.

 Véase, como ejemplo, el “carry” que se llevan los bancos españoles pidiendo financiación al Banco Central Europeo y comprando deuda soberana. Sin embargo, es nefasto para la economía ya que distorsiona los precios de los activos financieros e inmobiliarios y el acceso al crédito. En nuestro país, por ejemplo, los precios de las viviendas no han caído lo que deberían por la actuación de los bancos.

 Por contra, las variaciones interanuales del crédito a empresas y familias, en el último dato publicado de febrero de 2013, alcanzó mínimos históricos, -5,8%, mientras que el crédito a las administraciones públicas se disparó por encima del 19%.

Las virtudes del modelo bancario sueco

Bajo el modelo sueco los bancos reconocen hoy las pérdidas derivadas de los excesos de endeudamiento en el sistema financiero, como el que ha habido en nuestro país, especialmente desde 2002. 

La deuda de cada prestatario se reduce a un nivel donde éste pueda permitirse el lujo de hacer frente a los pagos de la misma, pero a su vez el importe de las pérdidas asociadas a dichos préstamos se limita de forma que no suponga la creación de capital para el prestatario. 

De esta manera, cuando los bancos absorben las pérdidas por los excesos de deuda en el sistema, la carga del servicio de la misma se quita de la economía real. El capital que es necesario para el crecimiento, la reinversión, y el soporte del contrato social ya no se dirige al servicio de la deuda, y la economía real empieza a crecer.

Obviamente el modelo sueco es malo para los bancos, particularmente para su capital en libros, y excelente para la economía, ya que evita la distorsión en los precios de los activos financieros e inmobiliarios, y permite el acceso a la financiación, frente a la ocultación de pérdidas bajo el modelo japonés-español. Lo dicho, ¡hay vida más allá de la austeridad!"         (Vox Pópuli, Desde la heterodoxia, 02/05/2013)

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