"La economía española se caracteriza por ser una economía de consumo y no
de producción. De ahí que el peso del consumo de los hogares en el PIB
sea tan alto, más del 65%, a diferencia, por ejemplo, de Alemania. Por
ello, todo aquello que distorsione o reduzca el gasto en consumo
afectará de forma significativa el PIB nacional. (...)
La evidencia empírica nos demuestra que los percentiles de renta más
bajos son los más propensos a consumir una mayor proporción de las
rentas adicionales que perciben, mientras que en las rentas más altas
dicha propensión es más baja. términos numéricos, la propensión en
rentas bajas es casi 0,9%, lo que implica que de cada euro de renta
adicional que ingresa un consumidor, se gasta 90 céntimos. En el caso de
las rentas altas, la proporción baja al 65%, lo que claramente revela
que el consumo lo mueven en términos relativos las rentas medias y
bajas.
Con estas premisas, los datos de consumo que presenta la economía
española son muy preocupantes. Por un lado, la reforma laboral y la
explosión de la burbuja inmobiliaria han posibilitado una gran purga del
mercado laboral, alcanzándose una tasa de desempleo del 26%. Solo en el
último año han salido del mercado más de 570.000 personas.
A ello hay
que añadir que los salarios en términos reales han descendido más de un
7%. Junto a esto, las pensiones públicas han visto deteriorar su poder
adquisitivo, tras la aprobación del copago sanitario y las fuertes
subidas en servicios del hogar, como electricidad y gas. (...)
Como corolario, los impuestos han experimentado una brusca subida en
el último año, particularmente el IVA, pero también otras tasas
municipales o el propio IBI en muchas ciudades. Estos hechos estilizados
ya probarían la drástica reducción de la capacidad de consumo de los
hogares con menor renta, tanto trabajadores en activo, como
pensionistas, a cuyas espaldas, además, se han adherido muchos hijos en
paro o con serias dificultades de subsistencia.
Los datos objetivos publicados por el INE en el tercer trimestre, con
un alza sorprendente del 0,4% trimestral, son un espejismo que luego
serán revisados a la baja, cuando se estime la Encuesta de Presupuestos
Familiares de 2013.
En el cuarto trimestre ya han vuelto a caer los
indicadores principales de consumo, ventas minoristas, un -1,8% en
octubre; las ventas de viviendas siguen su descenso; las ventas de
automóviles, salvo por los efectos de las subvenciones, acabarán como el
segundo peor año en la última década.
Desde una óptica de política económica, todos los esfuerzos
realizados han ido dirigidos a deflacionar internamente la economía
española y lo han conseguido (...)
Solo un cambio drástico de política de rentas, de política
presupuestaria y una apuesta por la equidad podría emitir señales de
cambio." (
Alejandro Inurrieta Beruete
, El País Madrid
8 DIC 2013)
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