23.12.13

Los recortes salariales acelerarán la espiral deflacionista, hundiendo definitivamente al sector bancario

"Estamos muy cerca, prácticamente al borde del precipicio, de que nuestra democracia sea definitivamente hurtada por una clase mercenaria. (...)

La Fundación BBVA, en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, en el informe anual sobre crecimiento y competitividad alerta de que las desigualdades han aumentado con la crisis, y que han afectado más a los que menos ganan porque en ellos se ha cebado la destrucción de empleo y por eso, añade, que hay que tener especial cuidado en que el futuro crecimiento sea "incluyente".

Hasta aquí perfecto. Pero cuando llegan las recomendaciones de los denominados “expertos”, se me hiela la sangre. Para hacer frente a la pobreza el director del informe, el catedrático de la Universidad de Valencia Francisco Pérez, concluía que la prioridad es recuperar puestos de trabajo frente a la posibilidad de subir salarios para apoyar el consumo.

 Afirmaba, sin despeinarse, que los salarios de los universitarios españoles son un 32% más bajos que la media de la zona Euro, algo que es una ¡ventaja competitiva! (...)

¡Qué tropa! ¡Cuánta caradura! Estos académicos a partir de hechos constatables, como el aumento sin paragón en nuestra historia reciente de la pobreza, son incapaces de defender algo elemental, unos salarios que garantice que aquellos que trabajen tengan una vida digna para ellos y sus familias.

 Los salarios no son los culpables del paro. Lo son, sin embargo, la brutal acumulación de deuda privada en torno a un colateral que acabó hundiéndose y una banca insolvente. Ante todo estamos ante una crisis de deuda y bancaria que algunos tratan de disfrazar como una crisis de competitividad. (...)

La relación negativa entre salarios reales y empleo conforma en realidad una correlación espuria. En economías que crecen vía deuda, alrededor de una burbuja inmobiliaria, los salarios reales caen y el empleo aumenta. Pero no se trata de una relación causa-efecto. 

Por eso, las recomendaciones de la ortodoxia, la disminución del salario real, llevará en realidad a una subida del margen de beneficios por unidad vendida, pero la masa de beneficios totales no cambia en modo alguno, mientras que la renta nacional, ventas y empleo global disminuirán. 

La propuesta de recortes salariales acabaría siendo contraproducente, aceleraría la espiral deflacionista, hundiría definitivamente al sector bancario, y nos llevaría a una crisis de deuda soberana. Un colapso total. (...)"       (Juan Laborda,  14/12/2013)

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