21.12.14

¿Cómo hacer frente a la deuda?

"(...) Ø Decretar una moratoria de la deuda pública y emprender una auditoría ciudadana –en la que participen miembros de organizaciones sociales comprometidos con este fenómeno (como la PACD, el CADTM o el OdG), y expertos elegidos democráticamente, y cuyos resultados estén bajo control social, por un plazo de seis meses.

Ø Se trata de abrir un proceso de evaluación de las políticas públicas para determinar qué porcentaje de la deuda es ilegítima, en base a un vector: la conversión de las deudas privadas en públicas. Para este cometido se estudiarán los efectos del modelo tributario y del volumen de gasto público, para realizar una aproximación al crecimiento de la deuda pública, que partió del 37% del PIB en 2007 hasta superar el 100% a finales de 2014.

Ø La aplicación selectiva de porcentajes de quita o de reducción de tipos o alargamiento de plazos, dejando intactos los derechos sobre pequeños ahorradores (menos del 1% del total de la deuda), fondos de pensiones y fondo de reserva de la seguridad social.

Ø Se realizaría una auditoría de las diferentes partidas presupuestarias, identificando los destinos del gasto. Las ayudas y rescates al capital se convertirían en acciones de oro (en manos públicas). 
Las partidas de gasto que sirvieron al interés o enriquecimiento particular o constituyeron un gasto infructuoso serán declaradas deudas odiosas y se exigirá su devolución, con el consiguiente encausamiento penal de los políticos implicados y los beneficiarios de estos proyectos.

Ø Se intentará, si es posible, la concertación de iniciativas similares en otros países damnificados, de cara a fortalecer las medidas unilaterales a adoptar o la fuerza negociadora, en la que se tendrá en cuenta el reforzamiento de la cooperación económica entre los países implicados como endeudados (en materia financiera, inversiones, comercial, etc.) y el replanteamiento de las relaciones con la UE (desde la revisión de políticas, tratados, instituciones o cualquier iniciativa emancipadora que se contemple).

Ø Se realizarán las medidas complementarias que sean precisas: simultanear el proceso de moratoria con un establecimiento transitorio de control de movimiento de capitales para evitar fugas; nueva regulación del sistema financiero privado para garantizar los depósitos y la función social del crédito, y con una cláusula que indique que en caso de incumplimiento supondrá el paso de su patrimonio a un nuevo polo bancario público; una reforma fiscal progresiva que soporte el esfuerzo fiscal principal en las grandes fortunas, rentas del capital y altas; o una política de inversiones masiva para extender infraestructuras e industrias basadas en energías renovables, para reducir la dependencia energética y minorar la emisión de gases de efecto invernadero.

Ø Se emprenderá una política para atajar la deuda hipotecaria de los hogares, estableciendo una quita de los montantes de la deuda de la vivienda en la que se resida, equivalente a la caída en el valor de la tasación del inmueble. Se eliminarán las cláusulas suelo. 
Se establecerá la dación en pago para acabar con la deuda definiendo el derecho al usufructo mediante conversión en alquiler social (un máximo del 30% de los ingresos familiares), desarrollando medidas fiscales de alto gravamen sobre las viviendas vacías o en desuso, y haciendo pasar a un parque público de alquiler las viviendas del SAREB.

Ø Aunque es probable que el impago selectivo tenga consecuencias transitorias negativas (cierre temporal a los mercados financieros, posible expulsión del euro –si no se alcanza un acuerdo que redefina las reglas europeas-, encarecimiento de las materias primas y energía si hay que tomar una nueva moneda devaluada, etc.), se podrá contar con resortes y recursos nuevos: la deuda aminorada puede liberar más de un 6% adicional del PIB para recursos públicos, la reforma fiscal para alcanzar la media europea un 8% más, y la lucha contra el fraude efectiva otro 8%, lo que sumando con la configuración de un polo público bancario, puede afirmarse que podrá responderse a esta situación, mejor aún si este camino se emprende en compañía de otros países solidarios. 

Es preciso incluir en la agenda política una explicación pedagógica a la población que ponga sobre la mesa el coste de la libertad, para que se observe el horizonte y se convenza de que merece la pena. Sin el apoyo popular difícilmente podrá llevarse adelante medidas de esta naturaleza."              (Daniel Albarracín, Viento Sur, 17/12/2014)

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