25.2.15

La deuda de los países del Sur no es consecuencia del despilfarro, es el resultado lógico de una unión monetaria mal planteada e imposible

"(...) Cualquiera que estudie la realidad económica de los Estados percibe que en su interior y entre sus partes se producen grandes desequilibrios territoriales y que unas zonas se desarrollan más que otras y a su costa; lo que exige para paliarlos la intervención del poder político. 

 En realidad, es un proceso similar al que se produce a escala personal, y en cierta medida derivado de él. El Estado, mediante impuestos progresivos y prestaciones y servicios públicos, modifica la distribución de la renta que realiza el mercado y al corregir las desigualdades entre personas reduce al mismo tiempo las diferencias entre las regiones. 

Es esa hacienda común la que efectúa una importante transferencia de recursos entre las regiones pobres y ricas; sin ella, cualquier unión monetaria generara entre los Estados o las regiones tales desequilibrios que la abocarán antes o después al fracaso. (...)

En la Eurozona la necesaria integración presupuestaria y fiscal ha sido sustituida por el endeudamiento de unos países frente a otros. Las transferencias de recursos precisas para compensar los desequilibrios y las desigualdades entre los Estados creados por la moneda única no se han realizado a fondo perdido o, lo que es lo mismo, sin contrapartida sino como préstamos.

 Esta sustitución ha podido funcionar a corto plazo, pero a medio y a largo plazo colapsa las economías, porque el endeudamiento tiene un límite a no ser que una y otra vez se apliquen quitas, quitas que los acreedores se resisten a aceptar.

El error de Merkel y de todos sus seguidores, tales como Juncker, radica en olvidar que todo ahorro implica un desahorro en otro sujeto o en otro lugar. El superávit exterior de una nación exige la generación de un déficit en otra o en otras. La política de austeridad no puede ser aplicada a la vez a todos los países. 

Cuando Alemania ahorra y se niega a reducir el saldo de su balanza de pagos, que se sitúa alrededor del 6%, obliga a los otros Estados al déficit y al endeudamiento. La deuda de los países del Sur no es consecuencia de la prodigalidad y del despilfarro, más bien supone el resultado lógico de una unión monetaria mal planteada e imposible."           

(El euro, los gobiernos engañan a sus ciudadanos, de Juan Francisco Martín Seco en República de las ideas, en Caffe Reggio, 21/02/2015)

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