"Las Bolsas están a punto de cerrar el peor trimestre desde 2011. El
paro europeo sigue rondando el 11%, y con picos por encima del 20% en
España y Grecia. La recuperación es frágil y desigual. Y ni siquiera el
arma nuclear del BCE, las compras de bonos multimillonarias, son capaces
de disipar definitivamente los riesgos de deflación.
La Gran Recesión
está viva y coleando; la crisis, lejos de terminar, sigue mandando
señales alarmantes: los precios cayeron de nuevo a territorio negativo
en septiembre, en lo que supone el peor trimestre desde 2012. El IPC del
euro regresa inesperadamente al rojo seis meses después.
Las promesas del jefe del BCE, Mario Draghi –“la inflación se
recuperará poco a poco a lo largo de 2015— se van quedando en nada. El
índice de precios de consumo en la eurozona cierra septiembre en el
-0,1%, dos décimas por debajo de agosto, por el desplome de los precios
energéticos, que siguen en caída libre.
La inflación europea vuelve a la
misma situación preocupante del invierno pasado. Incluso sin los
elementos más volátiles –energía y alimentos--, la inflación está por
debajo del 1%, muy lejos del sacrosanto objetivo del 2% del BCE. (...)
la caída de precios refleja los males profundos de la economía europea,
que lleva meses, quizá años, viéndole las orejas al lobo de un
estancamiento a la japonesa, empachada de deuda y sin apenas tracción
para lograr números dignos de la palabra recuperación.
Además, los
precios en negativo son generales: se producen en España y Grecia, que
en teoría necesitaban esa devaluación interna para recuperar
competitividad, pero se registran también en Alemania, lo que dificulta
sobremanera el ajuste del Sur. (...)
Draghi ya anunció en septiembre que el BCE está listo para ampliar el
tamaño o la duración del programa de compra de activos, de 60.000
millones mensuales hasta septiembre de 2016. La inflación subyacente
(sin los elemento más volátiles) lleva meses rondando el 1%, lo que
sugiere que el Quantitative Easing europeo, que opera desde marzo,
apenas ha tenido un efecto de unas décimas de punto sobre los precios.
En la última reunión de banqueros centrales en Jackson Hole, los
mandarines de la política monetaria lanzaron un mensaje complaciente: la
inflación volverá a niveles del 2% poco a poco, de la mano de la
recuperación en Estados Unidos y Europa. Eso era en agosto: en solo un
mes, las expectativas son notablemente peores, básicamente por el
sensacional pinchazo en las materias primas. (...)
La paradoja es que si persiste durante mucho tiempo o se profundiza, el
continente se metería en una enfermedad económica peligrosísima. Estamos
lejos de ese riesgo, dice el consenso de los economistas. Pero es
probable que Draghi dispare de nuevo antes de final de año para aclarar
el panorama. (...)" (
Claudi Pérez
, El País, Bruselas
30 SEP 2015)
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