27.9.18

El alemán Günther Oettinger trató de desestabilizar al gobierno italiano desencadenando un pánico bursátil y una escalada de la prima de riesgo, lo que efectivamente logró... desde entonces, Italia ha estado en el punto de mira de los mercados... la UE no sólo es contraria a la justicia social y a cualquier política económica sensata; la UE es enemiga de la democracia.

"(...) El 28 de mayo de 2018 se produjo un acontecimiento insólito. La Lega y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) propusieron a Mattarella, presidente de la República de Italia, el nombramiento como ministro de Economía de Paolo Savona, un economista euroescéptico de 81 años. 

Sin embargo, obedeciendo órdenes de Bruselas, Mattarella se negó a firmar el nombramiento, provocando una grave crisis institucional. Todavía no habían pasado dos días cuando el comisario europeo de Presupuestos, el alemán Günther Oettinger, pidió a los mercados que enviasen una señal “para no permitir que los populistas de izquierdas y derechas tengan responsabilidades de gobierno”. 

Oettinger trataba de desestabilizar al gobierno italiano desencadenando un pánico bursátil y una escalada de la prima de riesgo, lo que efectivamente logró en las semanas siguientes: desde entonces, Italia ha estado en el punto de mira de los mercados, que han desplegado un ataque especulativo orientado a derrocar al gobierno. 

Es seguro que el pueblo italiano captó perfectamente el mensaje: la UE no sólo es contraria a la justicia social y a cualquier política económica sensata; la UE es enemiga de la democracia.

La actual fase de la política italiana sólo puede comprenderse en el marco del enfrentamiento que el gobierno nacional mantiene con Bruselas. Reducir esto, como hacen Urbán y Fernández, a una simple “disputa entre sectores de las clases dominantes”, es decir, a “una batalla por cómo gestionar el neoliberalismo”, significa ignorar aspectos esenciales de la actual situación política. 

Afirmar, como hacen Tena y Quaresma, que en Italia ha emergido “un nuevo bloque histórico” y que “dentro de ese bloque hay un arco ideológico complejo y abierto”, resulta más interesante desde un punto de vista político, pero es todavía insuficiente. 

De hecho, la alianza entre La Lega y el M5E se apoya en dos bloques diferentes y contradictorios: por un lado, la base social de La Lega, radicada fundamentalmente en el norte y formada por pequeños y medianos empresarios golpeados por la globalización, con apoyos importantes en las capas superiores de la fuerza laboral; por otro, la base social del M5E, concentrada en el sur y centro del país e integrada por las clases subalternas y estratos medios empobrecidos. 

Estamos, por tanto, ante una gran alianza político-social que expresa la ira acumulada por la gestión neoliberal de la crisis, una rebelión ya inocultable de los humillados y ofendidos por las políticas de la UE.  (...)

Lo cierto es que el gobierno giallo-verde es un espacio en disputa que no puede eludir concesiones importantes a las clases populares y trabajadoras. Por eso hay que prestar atención a medidas como el Decreto Dignidad, constatando sus limitaciones, sí, pero también sus avances en un contexto complejo y absolutamente imprevisible. 

Englobarlo todo bajo la etiqueta de “fascismo”, como algunos han hecho estos días, puede ser más cómodo para evitar cierta fatiga intelectual, pero nada aporta al conocimiento de la realidad. (...)"               (Héctor Illueca, Manolo Monereo y Julio Anguita, Cuarto Poder, 14/09/18)

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