15.10.20

Una de las características de nuestro sistema es el alejamiento de las élites del resto de la sociedad... viven en una realidad diferente y ajena a la de la mayoría. No te los encuentras en ningún sitio y van a universidades de élite donde se relacionan entre ellos. Lo mismo pasa con restaurantes o el resto de sucesivos ámbitos sociales

"(...) Parte del éxito de las democracias europeas ha radicado en sus valores y en el bienestar que eran capaces de proporcionar a sus sociedades. ¿La incapacidad para afrontar grandes transformaciones en el momento actual está interconectado con el sistema de partidos en el que la contienda electoral condiciona que los proyectos se basen en la inmediatez y el cortoplacismo?

No, en absoluto. También un régimen autoritario que tiene una élite dirigente puede caer presa del corto plazo porque las peleas entre ellos les obligan a obtener resultados inmediatos. En Occidente hemos tenido épocas en las que se miraba a largo plazo; en la que los partidos políticos estaban sometidos a las mismas presiones que ahora y, sin embargo, la situación era distinta.

Al salir de la II Guerra Mundial, hasta los años setenta se marcó un ámbito político de consenso institucional en el que estos problemas no estaban presentes. Por lo tanto, esto no es una característica intrínseca de la democracia. Solemos atribuir a la democracia determinadas virtudes y problemas por sí mismos y en absoluto lo son.

Creo que tiene mucho más que ver con el momento actual y una dificultad enorme de los políticos para llevar a cabo políticas reales. Si eres el presidente de un país como España, por ejemplo, estás muy limitado en tu acción porque al final dependes de la Unión Europea en términos económicos. Entonces tienes un margen de maniobra que existe pero que es muy reducido. El hecho de que no tengas mucha capacidad de acción te hace estar más pendiente de tu subsistencia que de hacer políticas concretas.

En España, mismamente el caso de Podemos, es un partido que tiene mucho de proyecto personal porque su acción política queda ya muy limitada. Es la parte minoritaria de un gobierno en minoría, con lo cual, su capacidad de acción política existe pero es escasa. Está también muy débil en cuanto a aceptación social, lo cual supone que no tienes fuerzas sociales en las que refugiarte si sales del gobierno.

Al final lo que hacen es estar maniobrando permanentemente para continuar en el gobierno y seguir teniendo una cierta presencia. Esto no es una crítica únicamente a Podemos, sino que es una manera habitual de funcionar en la política occidental. No tienen mucha capacidad de acción y construyen relatos para hacer ver que en realidad hacen más.

En el libro realiza una crítica a la izquierda y al progresismo en su conjunto, al considerar que están más preocupados por el autoritarismo que de ofrecer soluciones. ¿Cuáles son los ejes principales en los que la izquierda debe basar esa su discurso político para dar respuesta a quienes ven con incertidumbre su futuro?

Hay un problema de diagnóstico en cuanto a cómo funciona el sistema, que hace muy difícil que las respuestas estén a la altura del momento. Le pasa a la izquierda y a la derecha. Las soluciones que deben seguir se ven de una manera bastante clara cuando reconoces dónde está la fuente de los problemas de la población occidental en este instante. Se necesita y demanda mucha más estabilidad y un modo de vida que haga más posible elegir el futuro. La inseguridad está en casi todas las partes. La juventud tiene difícil acceder al mercado de trabajo, cuando lo hace es en malas condiciones, teniendo que pasar una temporada hasta que logra, si tiene suerte, algún empleo que sea decente.

Lo mismo pasa con la gente mayor de cincuenta años. Gente que sale del mundo laboral y no puede regresar, gente que está en puestos que gana bastante poco pero que tiene que seguir trabajando para llegar a la jubilación. Esto pasa en general. En ese momento, lo que hace cada uno es sobrevivir como puede. Cuando tienes en tu vida cierta estabilidad y un salario digno, te puedes permitir mirar al futuro, no con cierta esperanza, sino con la posibilidad de dirigir un poco tu vida. Ese aspecto de estabilidad, seguridad y continuidad la izquierda no lo tiene en mente y la derecha habla de ello pero lleva a cabo las acciones contrarias que permitirían tenerlo.

Eso es un aspecto en lo cultural, pero es que en lo económico es evidente. Si vivimos en un momento en el que la desigualdad aumenta mucho, lo que significa que las clases medias y bajas van hacia abajo, incluso también las medias-altas, y eres una opción política que se basaba en fuertes elementos redistributivos y tienes muy poca relevancia a nivel internacional, está claro que en algo te estás equivocando. Por lo tanto, si no reconoces el momento en el que estás, es muy complicado que puedas darle una salida que genere empatía en la población.

La división territorial está siendo otro factor determinante en la época actual. Las respuestas hacia las posiciones de la periferia se han basado de forma recurrente en un desprecio continuado. ¿Han aprendido los políticos occidentales de los riesgos que supone despreciar a estos sectores?

Obviamente no. Una de las características de nuestro sistema es el alejamiento de las élites del resto de la sociedad para tener mejores condiciones. Esto supone que a la hora de reconocer lo que está ocurriendo, esa gente que se ha escapado de la sociedad y se ha ido a sus reductos, también intelectuales, vive en una realidad diferente y ajena a la de la mayoría. No te los encuentras en ningún sitio y van a universidades de élite donde se relacionan entre ellos. 
Lo mismo pasa con restaurantes o el resto de sucesivos ámbitos sociales. Por ello, tampoco hay una esfera pública que permita que esa visión de la realidad cotidiana penetre en esas burbujas. Pasa también con la mayoría de los expertos, quienes producen para ese tipo de burbujas elitistas que se han creado. Con lo cual, es muy complicado que esa gente que se ha escapado entienda la realidad del resto de la sociedad, también a nivel intelectual. (...)"

(Entrevista a Esteban Hernández, Eduardo Bayón, Debate21, 11/10/20)

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