18.12.09

Los ocho fracasos que causaron la crisis

"La crisis es el resultado de, por lo menos, ocho fracasos diferentes pero relacionados:

-Los bancos demasiado grandes para quebrar tienen incentivos perversos; si apuestan y ganan, se retiran con las ganancias; si fracasan, los contribuyentes pagan la cuenta.

-Las instituciones financieras están demasiado entrelazadas como para quebrar; la parte de AIG que le costó a los contribuyentes norteamericanos 180.000 millones de dólares era relativamente pequeña.

-Aunque los bancos sean pequeños, si se involucran en un comportamiento correlacionado -utilizando los mismos métodos-, sus acciones pueden alentar el riesgo sistémico.

-Las estructuras de incentivos dentro de los bancos están pensadas para alentar un comportamiento con poca visión de futuro y una toma de riesgos excesiva.

-Al evaluar su propio riesgo, los bancos no analizan las externalidades que ellos (o su quiebra) impondrían a los demás. Es una de las razones por las que necesitamos regulación antes que nada.

-Los bancos han hecho un mal trabajo a la hora de evaluar el riesgo. Los modelos que utilizaban eran profundamente defectuosos.

-Los inversores, aparentemente menos informados aún sobre el riesgo de un apalancamiento excesivo de los bancos, ejercieron una enorme presión sobre éstos para que asumieran un riesgo excesivo.

-Los reguladores, que supuestamente tienen que entender todo esto e impedir toda acción que desate un riesgo sistémico, fallaron. Además, emplearon modelos defectuosos y tenían incentivos defectuosos; y muchos de ellos fueron capturados por aquellos a los que supuestamente tenían que estar regulando.

Si pudiéramos tener más confianza en nuestros reguladores y supervisores podríamos estar más relajados frente al resto de los problemas. Pero los reguladores y supervisores son falibles, razón por la cual necesitamos atacar los problemas desde todos los ángulos. (...)

Dada la falta de entendimiento del riesgo por parte de los inversores y las deficiencias en el gobierno corporativo, los banqueros tenían un estímulo para no diseñar buenas estructuras de incentivos. Es vital corregir ese tipo de errores en el ámbito de la organización y de la gerencia individual.

Eso implica disolver las instituciones demasiado importantes para quebrar (o para ser recompuestas). Donde esto no sea posible será necesario restringir rigurosamente lo que pueden hacer e imponer mayores impuestos y requisitos de capital, ayudando así a nivelar el campo de juego. El diablo, por supuesto, está en los detalles, y los grandes bancos harán lo posible para asegurarse de que los cargos que se les impongan sean lo suficientemente bajos como para no superar las ventajas ganadas al ser respaldados por los contribuyentes.

Aun si fijamos estructuras de incentivos bancarios a la perfección -algo que no está en las cartas-, los bancos seguirán representando un gran riesgo. Cuanto más grande el banco, y cuanta más toma de riesgo se les permita asumir a los grandes bancos, mayor la amenaza a nuestras economías y nuestras sociedades." (Joseph E. Stiglitz: Demasiado grandes para vivir. El País, Negocios, 13/12/2009, p. 28)

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