21.11.12

El Gobierno uruguayo avanza en su proyecto de ley para que el Estado ejerza el monopolio absoluto sobre el cultivo y comercio del cáñamo con fines recreativos

"Uruguay es un país de apenas 3,2 millones de habitantes y trece millones de vacas. (...)

Sin embargo, una vez que el desempleo ha descendido hasta un insignificante 5,5%, la inseguridad se ha convertido en la primera preocupación de la gente. Por eso, el pasado junio el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, presentó un plan de 16 puntos contra la inseguridad. Incluida entre otras 15 propuestas, el ministro anunció su intención de abrir un debate para promover el “control estricto” de la producción, distribución y venta de la marihuana por parte del Estado. El objetivo es quitar una porción de sus ganancias a los traficantes de droga.

 El Gobierno formado por el izquierdista Frente Amplio parte de la convicción de que los beneficios de la venta de pasta base y marihuana van a los mismos bolsillos.
 
“Esto es como Galicia: las redes de narco se tejen sobre la memoria de las redes del contrabando. Primero fue el tabaco y marihuana, después la coca”, señala Julio Calzada, responsable de la Secretaría General de Drogas. “Sabemos que en el país hay por lo menos 18.500 usuarios diarios de marihuana.

 Y de cocaína, solo 6.000 personas la han probado en un año. Aunque la cocaína deja mucho más margen de beneficio a los traficantes, la marihuana mueve un mayor volumen de negocio. Así que si logro hacerme con el 90% del mercado actual de la marihuana, si les debilito a los narcos ese mercado, el otro les será menos rentable.

 Seguramente buscarán entonces otro tipo de delitos, otras formas de contrabando. Pero no provocarán tantos daños sociales ni psicológicos”.

“Esto no es el desembarco en la Sierra Maestra”, aclara Calzada. “No es un acto heroico lo que hemos emprendido. Hace unos 30 años que en Holanda existe un mercado legal de la marihuana. Y hay 17 Estados en los Estados Unidos que tienen producción legal para uso medicinal y tres Estados norteamericanos votarán en las próximas semanas sobre su uso recreacional. 

Tampoco es una liberalización, sino la regularización de un mercado que hoy está desregularizado. Pero es un pequeño gran paso, como dijo el astronauta que llegó a la Luna”.

Uruguay no supone ningún riesgo para el flujo de droga en Latinoamérica. “Acá no hay volumen de negocio para los grandes carteles de la droga”, asume Calzada. “No hay condiciones climáticas ni físicas para producir. No hay selvas. Te agarras una avioneta y con 10.000 dólares de combustible ves todo lo que está plantado. 

Por eso no hay grandes narcos. Lo que hay son organizaciones locales que nunca podrán comprar mil kilos de coca para ponerlos en España. Son grupos de familias uruguayas que, a causa de las tensiones creadas por un mercado tan pequeño, han entrado en una lógica de acrecentar la violencia”.

 Las tensiones y la corrupción que generan esas familias no tienen nadan que ver con las que afloran cada día en Brasil, Colombia o México. Hasta ahora, los asesinatos se perpetran en su mayor parte a entre las propias bandas. Pero el Gobierno uruguayo ha decidido colocar una buena mampara social, como en los taxis, antes de que la violencia se desborde. 

Tres meses después de su anuncio, el proyecto se encuentra en la Cámara de Diputados. El Frente Amplio, la formación de 13 grupos con la que alcanzó la presidencia José Mujica, espera conseguir su aprobación antes de fin de año. Y la del Senado en el año siguiente.  (...)

¿Por qué ha sido Uruguay el primero en dar ese paso? “Alguien tiene que ser el primero”, declaró en junio el presidente de Uruguay, José Mujica, en una entrevista concedida a O’Globo. “Alguien tiene que empezar en América del Sur. Porque estamos perdiendo la batalla contra las drogas y el crimen en el continente".

 Mujica se encontraba por esas fechas en Brasil durante la cumbre Río+20 que reunió a todos los países miembros de la ONU para discutir sobre medio ambiente. Pocos fueron los acuerdos concretos alcanzados en esa cumbre. Sin embargo, el discurso que pronunció José Mujica (como siempre, sin corbata), obtuvo más de un millón de visitas en Youtube: (...)

Pero en cuanto Mujica comenzó a aportar detalles sobre su proyecto contra el tráfico de drogas, en Uruguay le comenzaron a llover críticas sobre las “incongruencias”, “contradicciones” y “sinsentidos” de su proyecto. “El Estado tendrá el control de la calidad, cantidad, precio y la gente va a estar registrada”, señaló Mujica en O`Globo.

 “Los cigarrillos tienen un control digital y se puede rastrear su origen a través de la firma química de la muestra. Es importante (tener en cuenta) que si alguien compra 20 cigarrillos [de marihuana] tendrá que consumirlos y no los podrá vender. Con el registro en el Estado, estos usuarios serán fáciles de rastrear si las reglas son violadas". (...)

Cuando cae la tarde en Montevideo no es infrecuente oler a marihuana en las playas del río de la Plata, en los parques, en las gradas de los campos de fútbol, las principales avenidas… “En Montevideo, a diferencia de lo que ocurre en el interior del país, hay una tolerancia social altísima al consumo de marihuana”, explica Garat. 

“Durante la dictadura, que terminó en 1985, ya se aprobó en 1975 un decreto que permitía el consumo. A partir de 1985 empezaron a llegar gente que había estado exiliada en Europa y se incorporó aquí el vocabulario de España: se hablaba de porros, canutos, petardos, la maría… 

Pero lo que no quedó tan claro nunca era cómo se podía acceder a esas drogas cuyo consumo se permitía. Y esa es la contradicción que Uruguay tiene al día de hoy y sobre la que el Parlamento comenzó a trabajar hace dos años. Trabajaban de forma más o menos discreta sobre la legalización del autocultivo hasta que se produjo un clamor social con la detención de Alicia Castilla”.  (...)

“Yo creo que habría sido más fácil proponer el autocultivo”, añade Castilla. “Habría sido el primer país en legalizarlo. Y se podría haber aprobado la existencia de clubes, como en España. Ahora, el proyecto pretende conciliar la idea del auto cultivo con la del control estatal del mercado. 

Pero es difícil decir que el Gobierno va a tener el monopolio de cultivo, venta, distribución y almacenamiento y al mismo tiempo permitirá a la gente cultivar en sus casas. La cuestión del registro es de película de Almodóvar: que venga un patrullero a tu casa y te diga: ‘Señora, vengo a pesarle la marihuana...’ ¿Y si se me muere una planta o se contamina, me la van a pesar húmeda o seca?”.  (...)

-Las estimaciones que tenemos nos dicen que la gente que practica el auto cultivo apenas superan los 1.500 en Uruguay. Mientras que fuman marihuana 18.500. Con la aprobación del auto cultivo solo estaríamos proponiendo una solución para el 10% del mercado. 

A todos nos gusta comer tomates, pero no todo el mundo tiene la perseverancia y la paciencia para cultivarlos. Nada me dice que una persona que consuma un fin de semana va a tomarse el trabajo de plantar en septiembre para cuidarla hasta mayo por si quiere recoger en julio.   (...)

Los defensores de la propuesta, sin embargo, creen que lo único que ha quedado claro hasta ahora es que tras varias décadas de prohibición de las drogas y lucha contra el narcotráfico, el consumo y el tráfico no ha hecho más que crecer y corromper las bases morales de la sociedad. 

 “Mujica lee y estudia mucho”, aclara el diputado del Frente Amplio, Sebastián Sabini. Si bien para algunos puede parecer campechano, la verdad es que es un gran promovedor de debates. Y sabe escuchar. A otros les pues gustar más el estilo Felipe II o Luis XIV, alguien que marca el camino y al que todos siguen sin discusión. Bueno… son estilos”. (...)

Entonces, ¿cuáles serían las ventajas de aprobar el proyecto? “Se integraría el consumo de marihuana como una actividad legitimada socialmente” y se evitaría a los consumidores “el costo psíquico”, asociado a la ilegalidad. No obstante, Casacuberta cree que en el futuro se reconocerán lo daños que provoca la marihuana en la salud, discusión que “no se ha procesado en la dimensión que merece”.

El profesor de psicología social Juan Fernández Romar, quien fue uno de los profesionales consultados por el Gobierno, reconoce que será muy complejo “instrumentar” el proyecto, hacerlo realidad. Pero cree que el debate ya está mereciendo la pena y ya ha ayudado para aportar más información a la sociedad.

 “Esto forma parte del conjunto de leyes, como la despenalización del aborto [promulgada este mes] o la del matrimonio igualitario [pendiente de aprobación], que me hace sentir orgulloso del país donde vivo. Aunque tan solo sea por poner sobre la mesa este problema tan complejo”.    (El País, 28/10/2012)

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