12.9.14

Si no sale del euro, aunque sólo sea temporalmente, España será una de las naciones enfermas de Europa durante décadas

"(...) España realmente sólo tendrá dos opciones políticas, ambas muy difíciles.

  Madrid puede provocar confusión en el consenso de la élite y moverse agresivamente hacia la reestructuración de la deuda externa de España, mientras redefine su participación en el euro, por ejemplo, abandonando la unión monetaria al tiempo que comprometiéndose de manera creíble (con apoyo de Alemania) a reintegrarse en una fecha determinada. 

En tal caso, España sufrirá un año de caos antes de que las reformas puestas en práctica, irónicamente, por Mariano Rajoy  puedan generar el retorno a un crecimiento rápido.

  Alternativamente, España puede seguir sufriendo muchos más años de alto desempleo y, con ello, una carga  creciente de la deuda. La reciente mejora anémica de la economía española, anunciada a bombo y platillo, no ayudará casi nada a resolver cualquiera de estos problemas, sobre todo con Alemania y Francia debilitándose. 

El desempleo se mantendrá elevado durante muchos años y la combinación de desempleo prolongado, la emigración de muchos de los mejores y más brillantes profesionales, la infraestructura deteriorada del país, y una erosión en el panorama político consolidarán a España como una de las naciones enfermas de Europa durante décadas. (...)

La alta tasa de desempleo de España, la deuda excesiva y el estancamiento del crecimiento son el resultado indirecto de las políticas puestas en práctica por Alemania dirigidas a reducir la participación de los salarios alemanes en el PIB y reducir la inversión nacional. Estas políticas han creado en España los mismos problemas que afectaron simultáneamente  a Portugal, Francia y al resto de la Europa periférica.

  Desde el año 2001, con el consumo y la inversión decreciente en relación con la producción de bienes y servicios de Alemania, la única forma de que Alemania pudiese evitar un aumento del desempleo era conseguir un superávit creciente en su cuenta corriente.

 Las restricciones impuestas por el euro, que garantizaron las exportaciones masivas de capital alemán al resto de Europa, permitieron a Alemania obtener este superávit, mientras que sus vecinos europeos, sin control de su política monetaria e incapaces de impedir que las importaciones de capital alemán provocaran la subida del precio de los activos y de los productos de consumo, se vieron obligados a sufrir fuertes déficits exteriores.

   Estos países tenían sólo dos posibles respuestas a los desequilibrios alemanes. 

En primer lugar, los tipos de interés bajos y las importaciones de capital creciente de Alemania desencadenaron un auge del consumo, no sostenible, y elevaron los costes internos en relación con Alemania; esto es lo que pasó antes de 2008. 

En segundo lugar, la renovada competitividad obtenida por la industria alemana obligaría a los vecinos europeos de Alemania a absorber el desempleo que debería haber afectado Alemania; esto es lo que hicieron después de 2008, una vez agotado el auge del consumo.

  Su compromiso real con Europa hizo difícil a los políticos la tarea de reconocer que la crisis fue causada por muchas de las políticas, incluyendo la creación del euro, que parecían fundamentales para la unificación europea, por lo que se culpó a las distorsiones internas, y sobre todo a los altos salarios, de la crisis. (...)"                      (Ernesto Ekaizer, El País, 25/08/2014)

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