12.9.14

Draghi ha confesado que ya no puede hacer más. Y no le falta razón, porque el paso siguiente sería el hacer frente a la reestructuración de la deuda soberana

"Las decisiones del BCE y los datos de crecimiento de las economías centrales de la UE indican que su situación, y más particularmente la de la Unión Monetaria, va más allá del estancamiento, que suele ser algo coyuntural con posibilidades de superación a corto plazo, por lo que parece más ajustado a la realidad hablar de empantanamiento.

 Desde mi punto de vista, estamos empantanados porque las causas de los problemas no se corrigen, las medicinas propuestas para la resolución de ellos han agravado la enfermedad y, en consecuencia, se ha producido un fallo multiorgánico que ya resulta inmanejable para los gobiernos e instituciones empeñados en hacer oídos sordos a las realidades económicas y sociales. (...)

Como botón de muestra de la situación de la UE, sólo basta observar las reuniones de los líderes europeos no para hacer autocrítica e impulsar cambios sino para repartirse las jugosas canonjías de la superestructura comunitaria. Desde las elecciones de mayo están en el empeño y todavía no está repartido el botín. 

Por su parte, el BCE, que tiene sobrados motivos para preocuparse por la deriva de sus socios, trata de suministrar liquidez que, si no va acompañada de políticas gubernamentales orientadas al crecimiento y a la reindustrialización, únicamente conseguirá engordar la burbuja financiera y de deuda que está esterilizando todos los sacrificios y esfuerzos de los contribuyentes europeos.

 El lenguaje financiero, convertido en una suerte de Nuevo Testamento desde hace más de dos décadas, parece haber embotado las mentes de los gobernantes de la UE que han conseguido en éste tiempo arrumbar los principios y realidades construidos durante treinta años, para terminar desencadenando en el continente europeo una crisis política y económica de enormes proporciones. (...)

El consumo, al que tirios y troyanos se aferran, es un ídolo con pies de barro, si las sociedades europeas y sus clases medias se van empobreciendo. La parálisis económica de Alemania, Francia e Italia que ha obligado al BCE a tomar decisiones que violentan sus propios estatutos es el fruto de un maltrato demasiado prolongado. (...)

El propio Draghi, ensalzado como un taumaturgo por sus conmilitones del evangelio financiero, ha confesado que ya no puede hacer más. Y no le falta razón, porque el paso siguiente será el de hacer frente en serio a la burbuja de la deuda soberana que, necesariamente, pasará por su reestructuración. 

Bien es verdad que, para que ello sea una apuesta positiva, los diferentes gobiernos y la UE a la cabeza deberán tomarse la molestia de diseñar planes de reconstrucción, una vez decretada la finalización de ésta guerra en la que nos han metido y en la que los únicos perdedores han sido los ciudadanos. 

Estos, poco a poco, se van revolviendo, con toda la razón, y en su desesperanza prestan oídos a todos los mensajes que prometan un poco de paz. Es el típico “de perdidos al río” que tiene atónitos a los causantes del desastre, porque la ira ciudadana se asemeja a una hidra de cien cabezas que en cada país adopta una forma diferente, aunque el origen y las causas de su crecimiento son los mismos. (...)"               (Europa ¿estancada o empantanada?, de Manuel Muela en vozpopuli.com, en Caffe Reggio, 11/09/2014)

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