12.9.14

Cuando se entra en deflación sólo hay una opción, reestructuración ordenada de la deuda, control de capitales, y una política fiscal expansiva

"Desde el inicio de este blog en 2011 avisamos del riesgo de la deflación. Llevamos casi 7 años de crisis sistémica en Occidente, pero seguimos sin solucionar el problema de fondo, un brutal endeudamiento masivo, inicialmente privado, ahora ya, además, público. 

La ortodoxia trató de centrifugar la deuda privada, y continúa haciéndolo, a través de los contribuyentes, incrementado la deuda soberana, pero el resultado final es el mismo, una deuda total en subida libre, impagable.

 Las políticas económicas implementadas se están agotando y se encuentran al borde del fracaso más absoluto. Constituyeron una auténtica huida hacia adelante, en principio por incompetencia académica, ahora simple y llanamente por defensa de unas élites quebradas de facto, las bancarias y sus aledaños. (...)

Recordemos brevemente el origen de la actual crisis sistémica. Se trata de una recesión de balances privados donde el descenso del precio del colateral que alimenta una deuda monstruosa fuerza a las familias a disminuir el consumo y tratar de recuperar, si pueden, ahorro. 

Pero como no se generan rentas, resulta imposible incrementar ese ahorro. A su vez, las empresas no financieras no invierten y destruyen el capital ya instalado.

Cuando se entra en una recesión de balances sólo hay una opción, reestructuración ordenada de la deuda, control de capitales, y una política fiscal expansiva centrada en gasto social y en un vasto programa de infraestructuras públicas a escala mundial. Éste último no supondría ningún aumento de deuda pública. Se podría financiar vía bancos centrales, lo que además ahuyentaría el riesgo de deflación.

Por “infraestructuras”, nos referimos especialmente el conjunto de los servicios públicos esenciales como la educación, el acceso a la asistencia médica y a los servicios esenciales (agua, electricidad, telecomunicación) y programas científicos emblemáticos (medicina, espacial, energía). 

Se trataría de garantizar de manera eficaz y sostenible el crecimiento mundial utilizando mejor los desequilibrios actuales en materia de recursos financieros: los países que gozan de excedentes considerables encuentran de esta forma un medio útil y seguro para reciclarlos.

 Ahora ya es tarde. Se optó por fomentar la especulación, la pobreza y la miseria. (...)"     (Juan Laborda, Vox Populi, 30/09/2014)

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