"Alemania se ha convertido en la economía con mayor superávit comercial del mundo,
esto es: con mayor capacidad de ahorro (la estimación es de un saldo
positivo corriente del 10% de su PIB en 2015 desde el 7,5% actual).
Les
recuerdo que buena parte de los desequilibrios internos de la Unión
Europea se justificaron, precisamente, desde esta realidad: la
abundancia germana que contrastaba con la necesidad –mejor
dicho, ilusión de riqueza– de la periferia regional.
No sólo eso, en las
declaraciones de buenas intenciones que siguieron al estallido del
apocalipsis griego, cualquier solución estructural para que la Vieja
Europa recuperara esplendores pasados pasaba, precisamente, por un
cambio de su modelo: más demanda interna y menos exportaciones.
Pues va a ser que no, visto lo visto. Y, con el euro en caída libre, menos aún.
Es evidente que esta situación tiene un impacto sobre el resto de los miembros de la Eurozona.
Por una parte, una demanda interna
menor de lo esperado de la locomotora continental –25% de su población,
27% de su riqueza y ¡con un paro por debajo del 7%!– limita las
posibilidad de venta al exterior del resto de socios comunitarios y, por
ende, la capacidad de recuperación del conjunto alentando el fantasma de la tercera recesión (interesante esta pieza del FT que revela el estancamiento del comercio intracomunitario en los tres últimos años). Eso por no hablar de su impacto local sobre los precios en un entorno desinflacionario.
Por otra, el exceso de ahorro alemán, y la búsqueda de una rentabilidad adecuada para el mismo, alimentan viejos fantasmas de burbujas
de activos de toda clase y condición, todavía sin concretar. Claro que
basta con ver por dónde transita su 2 años como para intuir que hay
mucho dinero nervioso local en busca de mejores oportunidades. Si esta
remuneración del ahorro no incentiva la actividad compradora e
inversora, apaga y vámonos.
El exceso de liquidez ha hecho que, al
contrario de lo que ocurre con el conjunto de naciones industrializadas
excluida ella misma, el nivel de endeudamiento agregado de Alemania no
sólo haya caído en términos absolutos desde 2004, sino que la ha
situado en una posición financiera mucho más ventajosa que la mayoría de
sus competidores, algo que en una situación como la actual le permitirá
sentar las bases para un dominio difícilmente reversible en mucho, mucho tiempo (así lo recogió antes del verano Newsweek en una portada histórica).
De hecho, vista la dinámica del BCE, no sería de extrañar que el enfermo de Europa, como la definió con indudable ojo The Economist
hace ahora quince años, se planteara en un momento dado el qué pintan
en tan extraño club con tan poco agraciadas parejas de baile. El avance
de los nacionalistas (AfD, Alternativa por Alemania) en el país es,
desde ese punto de vista, revelador.
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