"Ya saben eso de la gota que colma el vaso. Por si la indignación de los
ciudadanos españoles no alcanzara ya niveles desconocidos en cualquier
país de Europa, la desastrosa gestión de la crisis y, ahora, la
constatación de que las elites han perdido cualquier sentido de la
realidad han llevado a la ciudadanía a un punto de no retorno. (...)
Pero, en plena crisis, cuando en 2011
nuevas generaciones de políticos llegan al Gobierno anunciando que su
sola presencia va a resolver todos los desequilibrios acumulados por la
economía española, tras un período de crecimiento insostenible, lo que
hacen es aprovechar la ocasión que les brinda la crisis del modelo
basado en la promoción desmesurada de actividades de bajo valor añadido,
para lograr la consolidación de un modelo, que no era el que anunciaban
sino el contrario.
Un modelo basado en la degradación de los derechos
adquiridos tras decenios de sacrificios y luchas, llevando adelante un
proceso de precarización del empleo, de anulación de la actividad
sindical, que permite colocar al país en una situación de dependencia de
las corrientes más neoliberales que asignan a los países del Sur de
Europa un puesto secundario en los mercados globalizados.
Es el modelo,
similar al que se asigna a los países del Este europeo, basado en bajos
salarios, pero al que se añade la privatización de unos servicios
públicos nunca del todo desarrollados y una fiscalidad que apoya el
mantenimiento de un sistema en el que los ingresos son aportados en una
forma desproporcionada por las rentas salariales, mientras las del
capital en realidad se someten en muchos casos a unos tipos muy alejados
de los nominales.
El resultado es un país devastado por un
nivel de desempleo insoportable, que es incrementado por las políticas
de recortes del gasto público y de devaluación salarial, a la vez que se
destinan recursos ingentes al saneamiento de un sistema financiero
desarbolado por una gestión que cabe calificar de irresponsable en
muchos casos, cuyo único propósito es apropiarse de los recursos ajenos y
enriquecerse en el menor tiempo posible. (...)
Así, la ruina de instituciones como Caja
Madrid, la CAM y otras, cuyo rescate supone un monto muy superior a los
recortes en Sanidad, Educación y servicios sociales, en plena crisis (el
llamado austericidio), se hace compatible con los desahucios de miles
de familias que no pueden hacer frente a sus hipotecas, lo que da lugar a
imágenes que desentonan de forma totalmente insoportable con lo que se
considera un país desarrollado.
Pero, además, se hace compatible con el
comportamiento de personas que dirigen las rescatadas Cajas, que ahora
se desvela con toda crudeza. Gente con sueldos desorbitados en
instituciones quebradas por ellos mismos, que utiliza tarjetas que les
permiten vivir al margen de todo control fiscal con el dinero que
pertenece a los depositantes.
¿Es que es admisible que miles de
ciudadanos honestos hayan sido expulsados de su vivienda por no poder
hacer frente a uno o dos recibos de su hipoteca, de una cuantía
sensiblemente inferior al precio de una sola botella de vino de las
muchas que Blesa ha comprado con nuestro dinero? (...)
Estas élites, que algunos denominan “casta”, han experimentado una
profundísima degradación en los últimos años, en términos de insolvencia
e incompetencia técnica e intelectual. (...)
Al conocimiento de los comportamientos
de la dirección de Bankia se suman en estos días los trágicos
acontecimientos derivados del primer contagio en Europa por el virus
Ébola.
La reacción del Gobierno ha dejado al descubierto todas las
incapacidades imaginables encarnadas en la élite política, que ha dejado
en el desamparo a una ciudadanía que ha expresado su frontal rechazo al
modo de proceder de sus dirigentes
.
Hemos descubierto la absoluta
incompetencia y falta de liderazgo de quienes están al frente del país,
que muestran crudamente que carecen de la más mínima capacidad para
hacer frente a un suceso de máxima gravedad. (...)
Todo esto ha llevado a la ciudadanía, además de al descreimiento en
quien está al frente del poder político, a ver como posible algo que
parecía insólito hace solo unos pocos años: ahora a muchos les parece
factible la llegada al poder de organizaciones sociales y políticas que
funcionan al margen de los partidos tradicionales. (...)
La necesidad (absolutamente desatendida) de que se pongan en marcha
planes de choque para situar la creación de empleo de calidad en el
centro de todas las iniciativas políticas y se recuperen las políticas
sociales, hace todavía más patente la ausencia de los responsables en
los ámbitos que más preocupan a los ciudadanos. Ciudadanos que no dejan
de pensar alarmados… ¡En manos de quién estamos!" (Alfonso Prieto, Economistas frente a la crisis, 12/10/2014)
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