"(...) Los datos son demoledores e incontestables, producto de siete años de
trabajo a cargo de 90 investigadores de 30 universidades.
Nunca antes se
había realizado una encuesta tan exhaustiva sobre la realidad social
del país. Mora alzó la voz, además, en un momento de especial desolación
por los casos de corrupción que, dijo, “roban la esperanza a la gente”.
Todo va a peor en materia de bienestar social y de calidad de vida.
He aquí una muestra: sobre 35 indicadores sociales clásicos (educación,
vivienda, sanidad, empleo, cultura, movilidad, pensiones, etc.), sólo el
34,3% de los españoles vive con normalidad, sin estar afectado por
carestías esenciales, mientras que un 40,6% se va hundiendo en la
precariedad, el 24,2% sufre ya exclusión moderada y el 10,9% está en
severa marginalidad.
Por comparar por arriba, hace solo seis años no
tenían problema la mitad de los españoles (50,2%). La crisis, resume
Mora, no está afectando por igual y se ceba en los más pobres, mientras
que muchos ricos no solo no la están padeciendo, sino que incluso han
mejorado sus rentas y la calidad de sus vidas.
Pese a la frialdad de los números, el informe FOESSA (Fomento de
Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), con casi 700 páginas y
otras 70 de resumen y conclusiones, es un mazazo para quienes, desde sus
responsabilidades políticas o económicas, predican optimismos o
reivindican soluciones para volver al pasado.
“Soy muy crítico con el
ámbito político, con el ámbito económico y también autocrítico con el
ámbito social. Pero no repartamos culpas. Exijamos soluciones. La crisis
no es causa, sino consecuencia de unas políticas y de una economía que
mucho antes de 2007 generaban enormes bolsas de exclusión social y de
pobreza”, sentencia Sebastián Mora.
Es curioso que las conclusiones de FOESSA ofrecen cifras menos
pesimistas que las oficiales, en algunos aspectos. Pero son datos de
escalofrío, irrefutables. A finales de 2013, había en España 11.746.000
personas en situación de exclusión, es decir uno de cada cinco
ciudadanos.
Hablar de exclusión es decir que son personas sin empleo, sin sanidad, sin vivienda, sin nada.
Y nada es nada, casi siempre, aunque la terminología al uso define esa
circunstancia como de “exclusión severa”. Muchos de esos ciudadanos
llevan así desde hace tiempo: dos de cada tres ya estaban en esa
situación antes de la crisis.
La precariedad, según constata el informe patrocinado por Caritas,
afecta a ámbitos como la viviendo o la salud. De los 11,7 millones de
excluidos, el 77,1% padece exclusión del empleo, el 61,7% de la vivienda
y el 46% de la salud. Un tercio de los jóvenes viven en hogares
excluidos. Es "la generación hipotecada", en palabras de los expertos de
FOESSA. (...)" (
Juan G. Bedoya
, El País, Madrid
28 OCT 2014)
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