31.10.14

Porqué las economías de la Eurozona no se están recuperando

"En cuestión de semanas han aparecido tres informes de tres instituciones internacionales –el Banco Mundial, la OCDE y la Organización Internacional del Trabajo (OIT)- que expresan su gran alarma por el enorme deterioro del mercado de trabajo en la mayoría de países de economía avanzada, término que se utiliza para definir los países capitalistas más desarrollados. Todos estos informes documentan el gran descenso de los salarios y la escasa producción de puestos de trabajo bien remunerados.

 El trabajo que es involuntariamente a tiempo parcial, el desempleo, la escasa tasa de ocupación (que mide el porcentaje de la población que trabaja en el mercado laboral), el trabajo sumergido, y el desempleo crónico, son todos indicadores negativos que caracterizan la situación laboral en aquellos países. 

Esta situación adversa es particularmente acentuada en los dos polos demográficos del mercado laboral, es decir, entre los jóvenes, por un lado, y entre la gente mayor de cincuenta años, donde la cronicidad del desempleo es masiva, por el otro. Todos estos informes señalan que España es uno de los países donde tales indicadores son peores. (...)

De ahí que una característica del tiempo en el que vivimos sea, además del crecimiento de la banca (resultado de la necesidad de endeudarse de la población), su comportamiento especulativo, favorecido, además, por la desregulación de dicha banca, política promovida por los gobiernos neoliberales.

 Hoy, la economía especulativa, centrada en el sistema bancario en la sombra (shadow banking system), es de 70 trillones de dólares (utilizo el término trillones en el sentido anglosajón de la palabra), una cantidad mucho mayor que la que tiene la banca tradicional. Esta situación determina que se haga mucho, muchísimo dinero en la cúspide, en el 1% de renta superior, sin que con ello se afecte positivamente al resto de la población. 

En realidad, el efecto es sumamente negativo, pues, a través de la gran influencia política de este 1%, se destruye la democracia. Las enormes desigualdades que se crean como consecuencia son dañinas para la propia supervivencia del sistema económico y democrático.

A primera vista, parecería que el establishment europeo se está dando cuenta de que algo no funciona bien. El elevado desempleo se percibe como un problema político –al aparecer partidos y movimientos que cuestionan la legitimidad de los Estados- y económico, pues contribuye a la falta de demanda. Hemos visto nada menos que al Sr. Draghi, el Presidente del Banco Central Europeo (BCE), indicando que no son suficientes las políticas de austeridad. 

En realidad, ha ido incluso más allá y, por fin, ha admitido que hasta puede que sean desaconsejables en este momento de recesión, proponiendo que deben complementarse con políticas expansivas, que se centran en dos dimensiones. Una es el préstamos de millones y millones de euros a la banca privada para que facilite el crédito y así estimular la economía.

 Esta medida, sin embargo, ha sido y continúa siendo poco eficaz. Y tenemos evidencia más que suficiente para mostrar que los millones y millones que el BCE ha prestado a la banca privada han servido de muy poco para facilitar el crédito. Y la razón de ello es fácil de ver. 

La banca recibe prestado este dinero y, en lugar de ofrecer crédito, invierte en actividades especulativas, comprando, entre otras cosas, bonos públicos de los Estados, que se ven forzados a pagar unos intereses elevadísimos para pedir dinero prestado. Los bancos reciben préstamos del BCE a unos intereses irrisorios y con ello compran deuda pública a unos intereses del 4%, del 6% o del 13% en el caso de Grecia (cifra, esta última, que se alcanzó en 2011). 

Como consecuencia, los ingresos de los banqueros y de los accionistas (componentes del 1%) crecen exponencialmente. Lo lógico sería que el BCE prestara directamente a los Estados, cosa que no hace. Y ahí está el problema (ver mi artículo “El gran escándalo de la banca privada” en Público 02.10.14).

Pero la otra medida, también aplaudida por muchos, que Draghi está proponiendo, es estimular la economía a través de medidas como garantizar intereses bajos. Pero añade también como medida estimuladora la bajada de impuestos (la típica medida liberal para estimular la economía), que tiene un impacto estimulador reducido. 

Y continúa insistiendo en que se hagan las reformas, como las laborales, que continuarán bajando los salarios, con lo cual el objetivo central de estimular la demanda continuará estancado.

 Y, sobre todo, continúa aferrado a no prestar dinero a los Estados, lo cual les permitiría seguir políticas expansivas, en inversiones públicas, tanto sociales como físicas, que los países necesitan. Tales políticas propuestas por los establishments neoliberales serán insuficientes para salir de la crisis.  (...)"            (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 9 de octubre de 2014., en vnavarro.org, 09/10/2014)

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