"(...) En 2014 se produjeron más de 68.000 desahucios en España. Son ya
seis años de crisis y ninguna medida para frenar este drama ha parecido
tener efecto. ¿Por qué no se ha atenuado el problema?
Los
desahucios van a seguir creciendo o, por lo menos, van a mantenerse
durante un cierto tiempo porque dependen de variables conocidas por
todos, como el número de desempleados, de trabajadores pobres o de
personas en paro sin cobertura económica.
Por otro lado, las redes de
seguridad del Estado no dan abasto o han desaparecido. Mientras no se
alteren las reglas del juego en las relaciones entre hipotecados
sobreendeudados y entidades financieras, se van a seguir produciendo
desahucios.
Tampoco hay una red de seguridad pública. Porque, si
hubiese un parque público de alquiler de cierto tamaño, un hipotecado
que no ha cumplido sus obligaciones y pierde la propiedad de una
vivienda podría ser realojado en un recurso público en el que pudiese
vivir de alquiler de forma indefinida o, por lo menos, temporalmente.
Pero no tenemos ese parque público de alquiler y tampoco tenemos un
parque privado non profit de alquiler, que son los dos instrumentos
fundamentales que existen en el resto de Europa en un momento de
emergencia habitacional como el actual. Si no se alteran los equilibrios
de poder entre banca, Estado y ciudadanos, la primera seguirá
desahuciando y las personas con menos recursos seguirán siendo
desahuciadas.
¿Qué políticas de vivienda se están aplicando en
la actualidad para hacer frente al problema de gente sin casas y casas
sin gente?
Ahora mismo no hay política de vivienda. (...)
No estamos actuando sobre los problemas principales: 3,5 millones de
viviendas vacías oficialmente y 700.000 en manos de la banca, unos datos
que la mayor parte de los expertos no se cree.Pero incluso si nos los
creemos, hay un inmenso campo de trabajo para movilizar esas viviendas
vacías hacia el alquiler y, a ser posible, hacia un alquiler asequible. (...)
Se debería movilizar la viviendas vacías hacia el alquiler. Tenemos
oficialmente ese 13% de vivienda vacía, además de otro 10% de segundas
residencias. Son números altísimos, no habituales en el resto de la UE.
Demuestran que el esquema urbanístico y económico es disfuncional. (...)
Tenemos un Estado débil y una sociedad civil anémica en materia de
vivienda. Y hay mucha gente demandando al Estado, pero no hay nadie
autoorganizándose y poniendo en marcha proyectos, que sean no sólo fruto
de la necesidad. No veo que sindicatos, partidos, asociaciones civiles,
fundaciones o las empresas a través de su responsabilidad social
corporativa generen entidades privadas sin ánimo de lucro profesionales
para la provisión de vivienda. (...)
En el caso de las comunidades que no tienen una planificación
territorial, es el mercado el que la regula por la vía de los hechos.
Además, hay planeamientos urbanísticos realistas y otros que no tienen
sentido, o al menos no para la colectividad, pero sí para algunos
operadores del mercado.
Por ejemplo, la ciudad de Madrid dispone de
cerca de 260.000 viviendas vacías y, al mismo tiempo, de suelo
calificado para más de 200.000 viviendas nuevas, con una unidad
convivencial tipo de 2,5 personas.
Estamos hablando de que una localidad
como Madrid podría alojar a un millón más de vecinos. Pero no va a
venir esa cantidad personas. Es responsabilidad de los planificadores
del territorio y de los urbanistas tener en cuenta la realidad. (...)" (Pablo Elorduy, La Marea, en Rebelión, 21/05/2015)
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