26.7.15

Tsipras no tenía un plan creible para amenazar a Alemania (por no creer a Varoufakis)... quién sí lo tenía para expulsar a Grecia del euro...

"(...)  Alexis Tsipras, en la entrevista en la TV griega de ayer martes 14 de julio, declaraba que se le puede acusar de iluso pero no de traidor, y que ha tenido que aceptar esta propuesta porque no tenía ningún plan preparado para enfrentar la posibilidad de que la amenaza de retirada total de la liquidez bancaria y la consecuente expulsión de la eurozona se materializaran.

 El mismo Tsipras nos da la respuesta. El problema es que fue a jugar una partida de cartas, con una apuesta muy arriesgada, y sin tener ninguna jugada buena que quisiera jugar realmente. El único sentido de esta negociación era confiar en que las amenazas y los chantajes de los acreedores fueran mentira, o sea que no hubiera ninguna intención de aplicarlos. 

Tristemente, Alemania sí que tenía un plan creíble para expulsar a Grecia de la Eurozona. Cuando Alexis Tsipras se dio cuenta ya era demasiado tarde para tomar el control de la situación y poder gestionar él mismo, desde el gobierno, la salida de la Eurozona.

En una entrevista reciente, el exministro de finanzas griego Yanis Varoufakis declaraba que sabían desde hacía meses que el ministro de finanzas alemán planeaba expulsarles de la Eurozona. Tsipras estaba enterado de ello, pero como afirma Krugman, su error fue haberse dejado convencer de que esta amenaza no era verdad, y no haber preparado NADA, para enfrentarse a esta posibilidad. 

El mismo Varoufakis tuvo que dimitir cuando propuso a Tsipras, la noche del referéndum victorioso, que debían actuar rápido y aplicar tres medidas: tomar el control del Banco de Grecia, emitir una moneda electrónica alternativa y aplicar una quita a los bonos de deuda pública en manos del BCE.

 La idea de Varoufakis era hacer creíble la amenaza del Grexit, a la vez que empezar a prepararse de forma real para esta posibilidad. Esta propuesta le hizo perder la confianza de Tsipras, que después de debatirlo con su entorno, le destituyó. 

El resultado es el actual desastre, que sólo se puede entender por la obsesión injustificable de permanecer en el euro a cualquier precio. El euro va pareciéndose cada vez más a una casa en ruinas, de la que sus habitantes no quieren salir hasta que ésta se derrumbe sobre ellos.

Tsipras, por tanto, tuvo numerosas oportunidades de realizar preparaciones para una situación en la que las alternativas dentro de la Eurozona desaparecieran, y también tuvo ocasiones para llevarlas a cabo antes de que se llegara a una situación en la que su margen de maniobra se esfumara por el cierre bancario impuesto por el BCE que ya dura más de dos semanas, y que, junto con las anteriores fugas de depósitos han arruinado el sistema bancario y deteriorado enormemente la economía.

 El economistas y diputado de Syriza, Costas Lapavitsas, ya avisaba antes de llegar al gobierno de la imposibilidad de obtener un buen resultado en unas negociaciones con las instituciones a la vez que manteniéndose dentro de la Eurozona.

 Lapavitsas abogaba por una negociación con la UE para realizar una reducción de la deuda y un Grexit ordenado, en el que el mismo BCE pudiera proteger el nuevo dracma en esta transición. Lapavitsas era consciente de que ésta era la postura de Schäuble y de otros ‘sabios’ cercanos a Merkel, como el presidente del influyente Instituto IFO, el Dr. Hans-Werner Sinn, que nunca permitirían políticas contrarias a la austeridad dentro de la Eurozona. 

Esta oferta del ministro alemán se materializó pocas semanas después de iniciar la legislatura, como afirmó hace pocos días el mismo Varoufakis. Los dos economistas griegos han realizado en los últimos meses estudios preliminares sobre cómo llevar a cabo la transición monetaria griega para tener así una mínima hoja de ruta en caso de emergencia, estudios de los que el primer ministro nunca ha dispuesto. 

El mismo informe del Comité de la Verdad de la Deuda Pública de Grecia mencionado anteriormente recomendaba también el impago de la deuda ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible evaluada, especificando los argumentos y competencias por las cuales este impago podría aplicarse bajo estrictos criterios de legalidad internacional, como el del ‘estado de necesidad’. Tsipras tampoco ha dispuesto de este informe como soporte en sus negociaciones, ni ha querido aplicar las recomendaciones que en él se detallaban. (...)"            (Sergi Cutillas, PACD, 16/07/2015)

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