"(...) nadie presta atención a que la tasa de empleo media en España está en el
47%, y la tasa de actividad en el 58%. Que el desempleo crónico,
sumando el subempleo, nos llevaría a una tasa de paro del 28%, pero para
ello el INE debería calcular estas estadísticas, como se hace en EEUU. (...)
Sin industria, todo el mundo sabe que la productividad se resiente y que
el empleo y los salarios quedan a meced de la temporalidad y la
devaluación salarial. La política industrial, devastada tras la entrada
en la UE, ha sido castigada en multitud de sectores, salvándose de
momento, algunos puntuales como el automóvil, aunque nos hayamos
convertido en meros ensambladores de utilitarios.
Ello también ha
devastado el incipiente modelo de ciencia e innovación que se intentó
instalar a partir de 2004. Fue un claro espejismo que fue fulminado por
la crisis, creyendo que la investigación y la ciencia es un gasto y no
una inversión. Como los réditos de todo ello no sirven para cortar
cintas, y su maduración supera claramente una legislatura, los insignes
diputados del PP y otros, decidieron que aquí no vale la pena
investigar.
A cambio, expulsamos población bien formada al exterior, y
con experiencia investigadora, para que el fruto de todo ello se lo
queden en Alemania o EEUU. Colbert ha vuelto encarnado en De Guindos y
Rajoy. (...)
Si todo esto falla es porque el sistema educativo ya no cumple su papel
esencial. Ha dejado de ser la escalera del ascensor social, segregando
cada vez más a los millones de alumnos que vegetan en las aulas, que son
obligados a obtener títulos que ya no sirven para nada. Los que
defienden un modelo educativo al servicio del sector productivo son los
mismos que preconizan un modelo universitario cada vez más endogámico y
cuya burbuja explotará alguna vez.
Ese sistema que impone una barrera a
la entrada en el ámbito universitario consistente en publicar artículos
de supuesta investigación que nadie controla y que, en la mayoría de los
casos, no tiene ninguna incidencia en la sociedad. (...)
Esta desigualdad incipiente, que ya nace en la escuela, se ha convertido
en el gran cáncer, no solo de la economía española, sino que se ha
generalizado a nivel internacional. La asimetría en las dotaciones de
capital humano y físico en España son tan sangrantes, que es imposible
que haya una convergencia si no se prepara a conciencia un verdadero
cambio estructural en materia educativa, productiva, empresarial y
también política.
Los diferentes grandes partidos han tomado sus
respectivos feudos como agencias de colocación se sus huestes, y
favorecen a empresas afines que han colaborado en la gran parte de casos
de corrupción a lo largo de toda la geografía. (...)
En suma, España se encamina hacia el abismo por falta de voluntad real
de cambio en una sociedad vieja, cansada y hastiada de líderes
carismáticos y huecos, cuya única aspiración es acabar en algún Consejo
de Administración de una multinacional. Una sociedad demasiado
acostumbrada a caudillos que les solucionen sus problemas y que tiene en
el dinero el becerro de oro que suple la carencia de espíritu crítico y
formación de vanguardia para luchar por una sociedad libre y próspera
de verdad." (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 25/10/2015)
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