"(...) El sistema chileno de pensiones fue probablemente el primer caso de
cambio hacia un sistema de capitalización puro que se hizo en el mundo.
Lo implantó la dictadura de Pinochet en 1980 y nos puede dar una imagen
aproximada de qué futuro nos esperaría en caso de implantar un sistema
parecido.
El sistema de pensiones chileno obliga al trabajador a pagar
el 10% de su salario a una AfP (Administradora de fondos de pensiones)
de elección por el mismo, más un pequeño seguro de invalidez de algo más
del 1%. La AfP invierte el dinero y, al final de la vida laboral,
otorga una pensión vitalicia en función de lo capitalizado por el
trabajador, no sin antes haber cobrado suculentas comisiones durante
toda la vida laboral del cliente.
El argumento que nos dan los defensores del sistema es el siguiente: La rentabilidad acumulada de la AfP más antigua es del 8,5% sobre la inflación.
Este 8,5% es mayor que el 7% del fantasioso estudio anterior, que
recordemos nos daba una pensión de 7.500€ sólo de renta. Las pensiones
en Chile deberían ser escandalosamente altas.
¿Cuáles han sido los resultados? Pues veamos algunos datos: A 1 de
enero de 2014 la pensión media de jubilación en Chile fue de unos 200€,
más o menos el 75% del salario mínimo de Chile. Por comparar:
En España
la pensión media es de 886€, el 136% del salario mínimo español, y si
hablamos de la pensión media contributiva está en torno a los 1.000€
(más del 150% del SMI). Otro dato: El 70% de los chilenos de más de 55
años acumulan en sus cuentas de jubilación dinero para que la pensión media de este grupo sea de 145 €,
así que va a ser muy difícil que superen la pensión media de la
generación anterior. Ojo que hablamos del 70% inferior de los que
cotizan a las AFP’s, no de desempleados ni gente de la economía
informal.
Y más allá de los números analicemos de nuevo con lógica: En 2008 el
gobierno Bachelet tuvo que crear el “aporte provisional solidario” para
complementar las pensiones más bajas a cuenta del estado porque el
sistema de las AfP’s era claramente insuficiente.
Por otro lado Chile tiene la edad de retiro efectiva probablemente más alta de la OCDE,
con 70 años cuando la edad de jubilación legal está entre 60 y 65 años,
lo que indica que la gente no se puede jubilar con lo acumulado y tiene
que trabajar más años.
Y hablando de la OCDE, ésta indica que la tasa
de reemplazo en Chile (porcentaje del salario original que se cobra como
pensión) está 11 puntos por debajo de la media de la OCDE ¿A alguien se le ocurre que este sistema pueda ser un ejemplo?
Los “liberales” responden a estas evidencias diciendo que el problema
de las pensiones chilenas no es el sistema en sí, sino que los salarios
chilenos en los 80 eran muy bajos (y por tanto se cotizaba poco), y que
la cotización en Chile es del 10% del salario mientras que en España
las cotizaciones sociales son aproximadamente el 30%.
Aquí los “liberales” vuelven a jugar con el desconocimiento de la
gente. La cotización en España es mucho mayor que ese 10%, es verdad,
pero es que nuestra cotización no va destinada solo a las pensiones, de
esa cotización también se paga cosas como el desempleo, la bajas
laborales, las de maternidad, ciertos gastos sanitarios y otras muchas
cosas, que no cubre ese 10% chileno.
Además, se crea el equívoco de que
esa cotización empresarial es parte del salario del trabajador y que se
sumaría al mismo de no existir, cuando eso es falso y contraviene
cualquier lógica salarial.
Respecto a lo de los bajos sueldos en los 80 más que una excusa me
parece una muestra clara de la debilidad de este sistema. Y hay algo que
no dicen: Ahora los sueldos son más altos, es verdad, pero las rentabilidades de los últimos años de las AFP’s son muy inferiores a las de los 15 primeros años del sistema.
El otro modelo que los capitalizadores más cautos suelen usar es el
de Suecia. Según su relato, Suecia tuvo una gran crisis a mediados de
los 90 de la que salió haciendo reformas y entre ellas las de las
pensiones, pasando de un sistema de reparto a un sistema mixto con un
importante ascendente de la capitalización. Las pensiones en Suecia son
muy altas y, por tanto, la reforma es el camino a seguir. ¿Es este
relato certero? Pues, como imaginaréis, no.
La reforma sueca es relativamente reciente (2001) por lo que su
efecto en las pensiones no lo vamos a ver claramente hasta de aquí a
unos años, pero lo que sí podemos hacer es negar que ese sistema mixto
sea tan mixto como dicen. El sistema de pensiones sueco tiene tres
pilares, dos contributivos y una no contributivo.
De la parte
contributiva basada en las cotizaciones sociales (pagadas a medias por
empleado y empleador) un 85% va a un sistema de reparto parecido al de
España pero con cuentas “nocionales” (cuentas personales ficticias,
estimativas), en que los trabajadores tienen un porcentaje de
participación de la “cuenta” estatal en función de lo cotizado,
recibiendo pensión proporcionalmente a la participación.
La diferencia
con España está en que no hay una pensión máxima y que el sistema es
autoajustable por parámetros como la esperanza de vida, etc.
El otro 15% de la cotización va a un fondo de pensiones privado,
teniendo el estado uno público que se asigna por defecto y que es el que
escoge la mayoría de ciudadanos. Finalmente hay un pilar no
contributivo, por el que cualquier persona que no llegue a la pensión
mínima del sistema (900€) recibirá la diferencia a cuenta del estado con
el único requisito de haber residido en el país durante al menos 40
años.
Pero hay más: Durante las largas bajas por cuidados de niños
pequeños, desempleo, etc. el estado aporta al sistema de reparto, y
además hay complementos a las pensiones por ayudas a vivienda,
transporte, etc.
Vamos, que el sistema sueco más que un sistema mixto es un sistema
donde la pensión no contributiva básica casi triplica la española, donde
el 85% de las cotizaciones van a un sistema de reparto y donde solo un
15% de la cotización va a un sistema de pensiones privado que, además,
suele estar gestionado por el estado. Es un sistema mixto muy poco
mixto, la verdad.
¿Por qué defienden los “liberales” este sistema? Porque en realidad
no lo defienden. Lo que defienden es una apertura a la capitalización,
que parte de las cotizaciones vayan a un plan de pensiones privado.
Venden la moto del sistema sueco como si fuese un sistema
semi-privatizado cuando su parte de capitalización es ínfima y, en
cambio, su sistema de protección no contributivo es muy potente. El
gasto público en Suecia es del 52%, frente al 44% de España que les
parece elevadísimo. No os dejéis liar.
La privatización de las pensiones no es una buena idea ni supone una
mejora en ningún aspecto relevante, lo que supone es un gran negocio y
la introducción del dinero de los impuestos en el ciclo de la bolsa y de
la economía financiarizada.
Que no os manipulen con grandes cifras, los
sistemas de capitalización son grosso modo como los sistemas de
pensiones privados y, según estudio del IESE Business School
sobre la rentabilidad de los planes de pensiones en España entre 1999 y
2014, solo el 1,5% de los fondos de pensiones superaron la rentabilidad
de los bonos del estado a 15 años y casi el 16% han dado una
rentabilidad ¡Negativa! Y esto es gracias a la subida de la bolsa estos
últimos tres años, porque el estudio en 2011 concluía que el 36% de los fondos tenía rentabilidad negativa.
Los “liberales” dirán que la culpa es de las comisiones, o si no de
los malos gestores, o si no de cualquier otra cosa menos de su sistema,
pero no, la culpa es del sistema que ellos proponen, que es inestable,
inseguro, desigual y basado en la propaganda. Que no os engañen." (Pedro Fresco, Econonuestra, 29/01/16)
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