"La deuda pública de más de 35 billones de dólares de las economías
del G7, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y EEUU, en
conjunto supone un 100% del PIB, equivalente a la mitad del PIB
mundial. Sólo la deuda americana comporta el 24% del total, parecida al
23% de la zona euro.
Por cada 1% de intereses que se pagan de la deuda,
los países de la eurozona y EEUU transfieren al sistema financiero 350
mil millones de dólares, más o menos el total de la deuda griega. Desde
el año 2000 se multiplicó por 2. Creció desde entonces a un ritmo del
8,5% anual
En América Latina y Asia desarrollada la deuda supone el 50% y 44%
del PIB respectivamente. Son los países y las regiones avanzadas de la
economía mundial, y no los emergentes, las más colapsadas por las
deudas.
Más sangrante es el problema para los países periféricos
vinculados a las economías centrales, que como Grecia están atrapados en
la deuda y en la unión monetaria. El 2,5%, entre comisiones e
intereses, que Grecia paga a los mercados financieros supone unos 8 mil
millones de euros, dos veces su déficit anual.
Con la mitad, esto es si
los intereses bajaran el 1% Grecia podría cuadrar y renegociar la
condicionalidad del rescate con la Troika y frenar la sangría de ajustes
que atenazan a la empobrecida población griega. El alivio de la deuda
permitiría al gobierno aplicar el programa con que se presentó a las
elecciones y ganó.
En España el segundo capítulo de gasto, después de la sanidad, es el
pago de los intereses de la deuda. Según el último informe del
ministerio de economía las deudas están en el entorno del 100% del PIB:
un billón de euros.
El tipo de interés medio del saldo vivo de la deuda
pública española es aproximadamente del 3,5%. Se pagan unos 35 mil
millones de euros al año en intereses.
La vida media de la deuda
española es de 6 años y medio, y si los tipos de interés suben, EEUU ya
lo ha hecho este último mes de diciembre, los gastos financieros
crecerán inmediatamente. No hay margen presupuestario para reducirla,
todos los años se emite deuda para renovar la que vence y los inversores
exigirán más rentabilidad. (...)
La Gran Deuda ¿Impagable?
La expansión del sistema financiero mundial de las últimas cuatro
décadas acabó en un extraordinario colapso entre 2007 y 2008. La quiebra
bancaria de EEUU y Europa trajo la Gran Recesión y ésta condujo a la
Gran Deuda pública. Los bancos al quebrar generalizan un efecto
contractivo, “dominó”, de pánico financiero descontrolado y de alarma
social.
El salvataje público de la banca tradicional o comercial de los
países desarrollados fue para no provocar una crisis sistémica. La Gran
Deuda fue el resultado de las ayudas dispuestas al rescate del sistema
financiero y de la consiguiente caída de ingresos fiscales.
La “tormenta
perfecta” se consumó con la “Gran Recesión” que incrementó los gastos
en seguros de desempleo y otras ayudas sociales, y el aumento del gasto
en pensiones provenientes de masas ingentes de trabajadores
prejubilados.
Las ayudas a los bancos y las recapitalizaciones han estabilizado los
balances de los grandes bancos “sistémicos”. Sin embargo, la industria
financiera no ha dejado de crecer y concentrarse: 10 empresas
financieras gestionan una cartera de fondos de inversión de 19 billones
de dólares, el 25% del PIB mundial y el mercado de derivados alcanzó un
saldo, astronómico de 700 billones de dólares, casi 7 veces el PIB
mundial.
Ni la aplicación de políticas de austeridad y de estímulos
cuantitativos a través de inyecciones de liquidez vía compra de deuda
pública podrá relanzar el crecimiento económico sostenido. Al contrario,
las políticas de “quantitative easing” están alimentando
especulativamente el mercado bursátil y de emisiones corporativas de
bonos empresariales.
El recorte de la deuda y el control de las finanzas
son ineludibles para que la economía capitalista pueda funcionar. La
economía real, la que demanda trabajo y paga salarios, crea consumo y
actividad productiva sólo podrá activarse si se aplican políticas
redistributivas entre el capital y el trabajo, o lo que es lo mismo: que
recorten drásticamente el volumen y el poder del capital financiero en
circulación." (Rodolfo Rieznik. Economistas sin Fronteras, en Attac Madrid, 03/02/16)
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