"Los sesudos gestores de las principales instituciones de ahorro
mundiales siguen alentando la ingeniería financiera para que sus
clientes no saquen su enorme bolsa de liquidez ociosa que viaja por el
mundo a la velocidad del sonido.
Estos prohombres de la búsqueda de
rentabilidad en un entorno de inflación cero y tipos de interés
negativos siguen sorprendiendo con nuevas revelaciones en forma de bonos
basura (high yield en la terminología políticamente correcta) (...)
Esta franja de inversores, que acapara como se ha publicado
recientemente más riqueza que la gran mayoría de población, se mida
donde se mida, decidió que, ante la pésima política monetaria para sus
intereses por parte de Bancos Centrales, tenía que desarrollar
inversiones alternativas para poder rentabilizar toda esa bolsa ingente
de liquidez, cuyo destino nunca debería ser la inversión productiva,
sino eminentemente especulativa, como así ha sido siempre. (...)
Cada vez más, la ingeniería financiera se ha puesto al servicio
de la retribución exclusivamente del capital de esta elite que no tiene
necesidad de invertir en activos reales, como en la economía
tradicional, sino que busca únicamente el retorno personalizado e
individualizado, como es, sin duda, la moda de la creación de valor para
el accionista. (...)
El señuelo es siempre el mismo, como ya escribía Galbraith
hace tiempo, Ud. compre, genere plusvalía y salga, si puede a tiempo, y
si no, ya le rescatarán los contribuyentes.
Parte de esta máxima se ha
cumplido con el sistema financiero quebrado por la avaricia de esta
elite, que invertía en derivados financieros, gracias al endeudamiento
de la clase de abajo que se compraban el subyacente físico, atraídos por
la revalorización continua del zulo que les vendía un comercial sin
escrúpulos y sin formación de la Caja de Ahorros del barrio. (...)
Así, en el año 2016, más del 50% de los bonos basura emitidos por
empresas petrolíferas y casi el 72% de aquellos emitidos por empresas de
metales y minería están al borde del impago, lo cual puede ser otra
señal más del crash financiero al que parece nos tiene abocados este año bisiesto recientemente iniciado.
Por
eso el pánico que ha aparecido en los mercados tras el hundimiento de
los precios del crudo, ya que grandes fortunas apostaron por este tipo
de arriesgados productos durante la crisis, sin que nadie lo impidiera o
lo regulase. (...)
El foco de tensión se concentra en EEUU, país emisor del 80% de este
tipo de activos, siendo Europa un mercado más reducido, todavía. Pero el
desplome del precio del crudo, acompañado por el de los precios de las
materias primas en general, hacen previsibles estas previsiones, que
junto a las tensiones de liquidez, son un buen termómetro de lo que
puede acontecer en 2016.
Ello va a sacudir los mercados bursátiles en general, y con ello la retribución de los CEO, verdaderos talibanes de las decisiones de inversión y retribución de los accionistas. (...)
En resumen, si nada lo remedia, la tasa de inversión a nivel global
seguirá declinando, el desempleo subiendo, pero a pesar de todo, la
desigualdad crecerá y las rentas más bajas solo podrán seguir
endeudándose para poder pagar las hipotecas, que ahora seguirán rumbo a
generar retornos a ese 1% del capital mundial que vive de la
especulación.
La desfachatez de que el ahorro es positivo, dada la
estructura actual, únicamente sirve para enervar más los ánimos a quién
no sólo no puede ahorrar, sino que acumula deudas para que otros puedan
batir al mercado en su búsqueda del 10% -15% de rentabilidad que merece
su bolsa de capital. Y luego se extrañan que la gente vote como vota." (Alejandro Inurrieta, 24/01/16)
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