"(...) Nuestra propuesta contempla un paquete de expansión fiscal de 24.000
millones de euros al año. ¿Son estos 96.000 millones de gasto adicional,
al final de la legislatura, un dislate inconsistente? En absoluto. Este
ritmo en el crecimiento del gasto es similar al que experimentó nuestra
economía entre 2000 y 2008. (...)
Terminar definitivamente con la austeridad fiscal significa recuperar
una senda de expansión análoga. Al ritmo actual de crecimiento
económico, esto equivaldría a incrementar la ratio gasto/PIB un 1%
aproximadamente (¡y no un 9% como señala el documento del PSOE!) (...)
En todo caso, recuperar esta senda de expansión no quiere decir repetir
los mismos errores del pasado. No necesitamos gastos megalómanos en
infraestructuras de escasa rentabilidad económica y social. Ahora urge
revertir los recortes en sanidad y educación, luchar contra las
desigualdades, recuperar niveles de I+D e inversión previos a la crisis y
financiar la transición energética de nuestro modelo productivo.
Solo desde el fundamentalismo neoliberal —o desde la “estupidez
económica”, en palabras de Krugman— cabe defender hoy la prioridad de
atajar los déficits públicos en la Eurozona, frente a los gravísimos
problemas de empleo existentes.
En un contexto en el que el BCE
garantiza tipos de interés negativos, primas de riesgo bajo control y un
reducido coste de financiación del déficit, resulta absurdo no
aprovechar las circunstancias para impulsar lo que ya se ha demostrado
útil en la economía estadounidense: un paquete de expansión fiscal.
La propuesta económica de Podemos plantea además un elemento adicional:
la expansión fiscal contemplada se enmarca en lo que la literatura
especializada denomina balanced budget multiplier.
El aumento del gasto
público no se financia con mayor endeudamiento, sino con un incremento
simultáneo de los ingresos públicos. Esto es precisamente lo que permite
que el déficit se siga reduciendo, a pesar de la expansión fiscal.
La
financiación de esta propuesta pasa por tres vías de similar magnitud.
En primer lugar, reducir el déficit más lentamente: retrasar el ritmo un
2,5% del PIB durante la próxima legislatura supone un margen de
maniobra de 25.000 millones de euros.
En segundo lugar, una reforma tributaria que amplíe las bases
fiscales, reduzca la enorme distancia que hay entre tipos efectivos y
tipos nominales, e impulse la lucha contra el fraude financiaría más de
un tercio de la expansión fiscal.
¿Es esta previsión excesivamente
optimista? No si atendemos a la evolución de la recaudación. En 2007, el
impuesto sobre sociedades recaudaba 49.000 millones. En 2014, apenas
26.000 millones.
Hay margen por tanto para una recuperación sustancial,
especialmente si tenemos en cuenta que el tipo efectivo de sociedades es
inferior al 10%. Un informe de Fedea (Una reforma fiscal para España)
estimaba en 40.000 millones de euros la posible mejora de la recaudación
derivada de una profunda reforma de nuestro sistema.
Nosotros
discrepamos de su orientación fiscal, centrada en elevar la imposición
indirecta. Además de mejorar la suficiencia es necesario reforzar la
progresividad. Pero en todo caso los objetivos de recaudación planteados
están en sintonía.
No se puede menospreciar el efecto multiplicador que una expansión
del gasto tiene sobre la recaudación fiscal.
En un interesante artículo,
Ignacio Zubiri y Jabier Martínez demostraban que los multiplicadores
del gasto son muy superiores a los de los ingresos, y tienen un valor
superior a 1 incluso en periodos de crecimiento, en línea con lo
estimado por el FMI. Esto implica que aproximadamente el 30% del gasto
público revertiría sobre Hacienda en forma de nuevos ingresos.
La propuesta de Podemos no solo es necesaria para acometer los retos
que tenemos por delante. Es también factible. Y pasa por converger con
los países de la Eurozona en materia de ingresos y gastos públicos, como
instrumento para consolidar y profundizar nuestra democracia." (Nacho Álvarez , El País , 23 FEB 2016)
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