18.10.16

El objetivo de Varoufakis es crear movimientos paneuropeos que llegue a alcanzar tales dimensiones que desarrolle un sujeto soberano, el nuevo Parlamento Europeo, del cual derive todo el poder

"(...) Ni que decir tiene que el movimiento a nivel europeo liderado por Varoufakis es valiosísimo y, repito, no estoy en contra del DiEM25, como tampoco estoy, por cierto, en contra de la RBU (lo que sí cuestiono es que sea la mejor manera de reducir la pobreza y las desigualdades). 

En realidad, aplaudo la creación del Democracy in Europe Movement 2025 (DiEM25) a lo largo del territorio europeo, que intenta democratizar las instituciones de gobernanza de la Unión Europea y de la Eurozona, asumiendo correctamente que tales instituciones carecen de la más mínima sensibilidad democrática. 

La necesidad de que se alcance tal objetivo viene marcada por la constatación de que dicha democratización es la única vía posible para cambiar aquellas instituciones y con ello mejorar Europa, pues la otra vía –la de separarse de la Unión Europea- es, según Varoufakis, volver al esquema anterior de vivir y actuar a nivel de los Estados, alternativa que él considera como profundamente equivocada [5]. (...)

Los problemas con la estrategia de cambio propuesta por Varoufakis

Su estrategia es desarrollar y posibilitar toda una serie de eventos que, de una manera escalonada, vayan permitiendo –paso a paso y evento tras evento- alcanzar una Europa auténticamente democrática para el año 2025. Estos pasos o eventos incluyen:
  1. la demanda de total transparencia en las instituciones responsables del gobierno de la Eurozona, con la publicación de las notas y actas de sus reuniones y/o cualquier tipo de trabajo; 
  2. la utilización de tales instituciones para responder a las necesidades populares; y 
  3. la convocatoria de una Asamblea Constituyente que daría paso a la Europa democrática, con un Parlamento Europeo soberano en el año 2025.
Expresado a este nivel de generalidad, dudo que haya alguien entre las fuerzas progresistas que esté en desacuerdo. El punto de debate es cómo llegar ahí. Y es ahí donde surgen los desacuerdos.

Su objetivo, repito, es crear movimientos paneuropeos que lleguen a alcanzar tales dimensiones que –siguiendo el calendario citado- desarrollen un sujeto soberano, el nuevo Parlamento Europeo, del cual derive todo el poder de decidir y legislar, dirigiendo un gobierno ejecutivo (que sustituiría a la Comisión Europea y al Consejo Europeo) sujeto y responsable ante dicho parlamento. 

Tal gobierno europeo tendría un presidente elegido directamente por la población europea. De esta manera, el poder de dicho Estado europeo sustituiría el poder de los Estados mediante instituciones supranacionales que tendrían mayor poder que las instituciones nacionales. 

A primera vista parecería que se están proponiendo unos Estados Unidos de Europa, aun cuando el escaso protagonismo de los Estados parecería cuestionar tal analogía, pues el Parlamento Europeo significaría una gran pérdida para la soberanía de cada Estado.

¿La desaparición de los Estados?

Esta versión de Europa asume, sin embargo, muchísimas cosas que son cuestionables, como históricamente se ha visto y se ha demostrado. El más importante de estos supuestos es creer que Europa, en sí, ya es una entidad que goza de la suficiente cohesión e identidad para establecer el concepto de ciudadanía en ella. Creo que es fácil de ver que este supuesto es altamente cuestionable en la Europa de hoy.

 De este supuesto se deriva otro, que asume que tal entidad europea debe tener un Estado, que sería el Estado federal, algo distinto (en realidad muy distinto) a una unión federal creada por la agregación de varios Estados. 

En todo este escenario no queda claro, sin embargo, qué ocurrirá con los parlamentos nacionales. Es decir, no se sabe si pintarán algo o no. En caso de que continuaran, ¿qué pasaría si hay un conflicto entre un parlamento nacional y el Parlamento Europeo? 

De esto ni se habla. ¿Qué pasa si el parlamento de Grecia no está de acuerdo con el Parlamento Europeo?

Pero además de estos supuestos, y además de estas incertidumbres, el Parlamento Europeo, punto final del trayecto, estará basado en la enorme diversidad de sus distintos Estados (tengan estos el poder que tengan). Es, por lo tanto, predecible que la población de ciertas grandes naciones y Estados pueda llegar a dominar el Parlamento Europeo a costa de los pequeños Estados y naciones. (...)

Y para complicarlo todavía más, el énfasis en la vía paneuropea estimularía el polo opuesto, es decir, el nacionalismo de la ultraderecha, que canalizaría fácilmente el probable descontento popular que originaría la centralización del poder, anulando cualquier posibilidad de construir otra Europa basada en una unión de todos los Estados, con una división de fuerzas entre el centro y la periferia, dando mayor poder de decisión a los niveles de autoridad más próximos a donde vive la población.

 En esta estrategia, que yo propongo, la lucha para crear otra Europa pasa por un cambio progresivo a nivel de cada Estado, que vaya sumando fuerzas que presionen para realizar tales cambios a nivel europeo. Y ahí los movimientos transnacionales, sean sociales o políticos, jugarán un papel de enorme importancia. 

Pero dudo que se desarrollen sin una activa participación de partidos políticos, movimientos político-sociales y fuerzas sindicales, entre otros, basados en los Estados que se junten en un proyecto común [6]. (...)"              

(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 8 de septiembre de 2016; en www.vnavarro.org, 08/09/16)

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