Solo el estado nacional puede reconstruir una economía capaz de producir el pleno empleo, gobernar el mercado, obligar a la propiedad privada a servir al interés general, eliminando los obstáculos que dificultan el desarrollo pleno de la persona humana y la participación efectiva de todos... pero fuera de la UE

"(...) Tomando nota de las recientes declaraciones de Marine Le Pen, según las cuales la salida de Francia de la zona del euro ya no es necesaria, porque ahora existen las condiciones para reformar la UE que queda dentro y el evidente y progresivo debilitamiento de las posiciones  antieuropeistas de Salvini, (...)

Si los "soberanismos" de derecha se salen de la fila, alineándose con el proyecto liberal y antipopular de las élites europeas, será más fácil explicar a las clases subalternas que la reivindicación de soberanía popular y nacional avanzará con movimientos como France Insoumise y Podemos, así como con la galaxia soberanista de izquierda italiana, que no tiene nada que ver con el antiguo nacionalismo de la derecha.

La crisis de la globalización, certificada por la reaparición del proteccionismo y los conflictos interimperialistas, muestra que el fin del Estado nación es solo un eslogan de la propaganda neoliberal. 

Las masas populares que luchan contra las políticas liberales, como los chalecos amarillos franceses, y que repudian a los partidos tradicionales que han traicionado sus intereses, no piden protección y seguridad a la UE, sino al estado nación, que es la única institución de la que pueden obtener la posibilidad de decidir democráticamente sobre su futuro. 

Solo el estado nacional puede reconstruir una economía capaz de producir el pleno empleo, gobernar el mercado, obligar a la propiedad privada a servir al interés general, eliminando los obstáculos que dificultan el desarrollo pleno de la persona humana y la participación efectiva de todos en la organización económica y social del país. 

Solo un estado-nación que sea fiel a los principios de la Constitución del 48 puede abolir la tiranía del principio de libre competencia, subordinándolo a la utilidad social y la dignidad de la persona. Sólo un estado nación que ha recuperado su soberanía monetaria puede restaurar el carácter de una variable política, al servicio del bienestar y la igualdad social."                (Carlo Formenti, MicroMega, 21/01/19)