18.11.19

Por qué la ultraderecha está creciendo en España... por un sistema electoral que castiga a la izquierda (Podemos+Más País = 3.674.000 votos = 38 diputados; Vox = 3.640.000 votos = 52 diputados)

"Dos fenómenos han estado ocurriendo en los últimos diez años en España, y que han generado las condiciones para que se dieran los resultados de las elecciones del pasado domingo, incluyendo el gran crecimiento de Vox (la ultraderecha española de raíces franquistas). 

 Uno es el tema nacional (también llamado territorial), que se ha centrado en el conflicto entre el Estado central, por un lado, y el movimiento independentista catalán, por el otro. Este conflicto ha polarizado el panorama político español y ha centrado la mayor parte de la atención mediática del país durante el período electoral. (...)

El otro gran tema ha sido la enorme crisis social, sin precedentes en el período democrático, que ha afectado muy negativamente el bienestar de las clases populares, cuyo nivel de vida es hoy menor que el que tenía antes de que se iniciara la Gran Recesión. Esta crisis ha sido causada, en parte, por los partidos gobernantes en España y, en Catalunya (...)

 Esta última crisis, sin embargo, ha sido ignorada o silenciada por los partidos gobernantes, tanto en las Cortes españolas como en el Parlament de Catalunya. Pero su existencia e imposición por parte del establishment político-mediático español y catalán ha generado –como era predecible y algunos así lo advertimos- un enfado popular, generándose un sentimiento anti-clase política -que podría haberse resumido bajo el lema “que se vayan todos”- del cual la versión más conservadora (y que mira al pasado para su inspiración) es Vox, que se ha presentado en los medios como el “vencedor” de las elecciones. (...)

Andalucía había dado la señal de aviso. Y este movimiento de nostalgia fascista se extenderá incluso más, pues los factores que lo causaron persisten. (...)

En realidad, Vox sí que habló de la crisis social, presentándose a sí mismo como un PARTIDO PATRIÓTICO Y SOCIAL, denunciando al establishment político-mediático español, por haber causado la enorme crisis. De ahí su atractivo para sectores de las clases populares que han sido perjudicadas por las políticas públicas impuestas por los partidos gobernantes.

 Esta protesta antiestablishment incluye un rechazo y hostilidad hacia el lenguaje políticamente correcto de dicho establishment, mostrando su racismo y machismo que moviliza a sectores populares que atribuyen su mala situación a la inmigración y al supuesto favoritismo del Estado a los inmigrantes, a las mujeres y a “otros”

Sin embargo, a este racismo y machismo hay que añadir también otra característica definitoria de tal partido: su clasismo, pues es un instrumento extremista al servicio de importantes intereses financieros y económicos españoles que ejercen gran influencia sobre sectores importantes del Estado español. Vox concentra las dimensiones más extremistas de las derechas españolas (que siempre han estado más sesgadas hacia la derecha que sus partidos homólogos en Europa). (...)

La alternativa a Podemos soñada por el establishment político-mediático era Ciudadanos (como dijo el presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu: “Necesitamos un Podemos de derechas”). Tal partido resultó ser incapaz para parar a las izquierdas. Es por ello que ha sido sustituido por una versión más dura, Vox, con unas propuestas -tanto en el área económica y social como en el área identitaria y nacional- que son una versión extrema de las de Ciudadanos

 En este aspecto, es interesante subrayar que, en Barcelona, donde Vox consiguió más apoyo, fue en el distrito más pudiente de la ciudad, Sarrià-Sant Gervasi, y en el distrito más pobre, Nou Barris (que tiene un gran número inmigrantes). Los intereses económicos priman en el apoyo de las clases pudientes a Vox. Los problemas de precariedad laboral, desempleo, bajos salarios y, en definitiva, de bajón de nivel de vida, junto a los discursos que señalan a los inmigrantes como una amenaza, explican el apoyo a Vox. 

El nacionalismo extremo excluyente es un elemento clave para atraer a las clases populares que están perdiendo su identidad en el mundo globalizado. En este sentido, sus semejanzas con el trumpismo en EEUU son muy notables. El lenguaje antiestablishment de ”que se vayan todos”, de antigobierno, nacionalismo extremo y anti-inmigración es común en aquella formación política

Como ocurre con el trumpismo en EEUU, la base electoral de Vox incluye los extremos, desde sectores muy pudientes (a los cuales favorecen con sus políticas ultraneoliberales) a sectores muy pobres, siendo estos últimos los sectores más olvidados por parte del establishment político-mediático, claramente perjudicados por las políticas de globalización, incluyendo inmigración. (...)

La “supuesta victoria de Vox”

La noticia que ocupó mayor espacio mediático en el día de las elecciones fue el gran crecimiento de Vox, alcanzando un número de escaños (52) que le da gran capacidad de influencia en las Cortes españolas, y que refuerza, dentro del bloque de las derechas, el tono agresivo de las políticas represivas del Estado en el tema nacional y promueve todavía más las medidas ultraliberales en el tema económico-social.

No hay que ignorar, sin embargo, que, como he indicado en varias ocasiones, una de las causas de tal supuesta victoria fue el clima de enfado que existe en este país hacia el establishment político-mediático y hacia la clase política. Pero, además de ello, hubo otros dos factores que contribuyeron en gran medida. Uno es el sistema electoral sesgado a fin de favorecer a las fuerzas conservadoras y, el otro factor, es la división y atomización de las izquierdas que ha caracterizado históricamente a las fuerzas progresistas del país (habiendo sido una de las causas de su derrota frente al golpe fascista de 1936).

El sistema electoral poco representativo

Vox consiguió menos votos que la suma de los votos obtenidos por Unidas Podemos y sus confluencias y Más País. Vox obtuvo 3.640.000 votos, 34.000 votos menos que Unidas Podemos y sus confluencias y Más País juntos (3.674.000 votos). Unidas Podemos y sus confluencias consiguieron 3.097.000 votos, y Más País 577.000. 

En cambio, el número de escaños para UP y confluencias y Más País fue de 38 en total (35 para UP y confluencias y 3 para Más País), un número mucho menor a los 52 escaños obtenidos por Vox. En realidad, un dato poco conocido es que, sumando todos los votos a partidos de izquierda (incluyendo aquellos que no consiguieron representación parlamentaria) el número total de votos es mucho mayor que el total de los votos a las derechas. (...)

 En realidad, si hubiera sido un sistema proporcional (es decir, que el número de escaños fuera proporcional al número de votos obtenidos en el conjunto del Estado) y sin barrera electoral, la diferencia de escaños entre las derechas y las izquierdas sería mayor, pasando las izquierdas de 180 a 182 escaños, y las derechas de 170 a 168. (...)

El gran potencial de expansión Vox: la mayor amenaza a la democracia

Existe un gran potencial de expansión de Vox porque el sentimiento antiestablishment de “que se vayan todos” se va extendiendo en España, donde no ha habido un cambio notable de la cultura dominante (de escasa sensibilidad democrática), que siempre ha utilizado el patriotismo como manera de defender una estructura profundamente clasista y conservadora. De ahí que la alternativa a este populismo antidemocrático sea restablecer la alianza antifascista que fue exitosa en la moción de censura al gobierno Rajoy y que es esencial para el progreso de España. (...)"          (Viçenc Navarro, Público, 14/11/19)

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