17.6.14

España dispone (disponía) de un tejido industrial que cubrían toda la cadena de producción para instalar una planta eólica o solar. Era una de las pocas cosas tangibles que fabricaba éste país

"(...) Habría que recordar varias cosas: en primer lugar, que España dispone (disponía, más bien) de un tejido industrial con empresas que cubrían toda la cadena de producción necesaria para instalar una planta eólica o solar. 

Era una de las pocas cosas tangibles que fabricaba éste país, además de automóviles. Aquí hay empresas punteras en el mundo (sí, sí, ha leído usted bien, en el mundo) en energía eólica y solar térmica, con tecnología y patentes propias, una rara fauna en el escuálido panorama de la I+D española. 

Y en la solar fotovoltaica llegamos a tener hasta no hace mucho tiempo una de las principales fábricas de células solares del mundo (Isofotón, desgraciadamente difunta), que nació como un “spin-off” (empresa promovida por miembros de la comunidad universitaria y que basan su actividad en la explotación de ideas surgidas en la propia Universidad) de un centro público de investigación. 

Es decir, que las primas a las renovables no sólo lo son a energías limpias, sino que además favorecían (sí, en pasado) a unas industrias que generaban puestos de trabajo de calidad.

¿Les suena alentador? (si esta situación no se revierte, ocurrirá aquello que decía ese gran actor que se llama Rutger Hauer en su papel de jefe replicante en Blade Runner: “…todo se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia”). Y no está de más recordar que la energía siempre ha gozado de unos privilegios ciertamente singulares. (...)"         (Ignacio Martil, 16/05/2014)

No hay comentarios: