19.6.14

Las sociedades europeas están mucho más distanciadas entre sí y que se están formando dos bloques que se miran con cierta aversión y en algunos casos hasta con odio.

"(...) En los momentos actuales, la Unión Europea se ha transformado en un boomerang que causa efectos contrarios a la finalidad que en un principio los padres fundadores afirmaban querer conseguir: superar los enfrentamientos entre países que asolaron con dos guerras mundiales el pasado siglo.  (...)

La asimetría en el proceso llevaba en su seno, tal como ahora se está haciendo patente, la destrucción del propio proyecto o, al menos, de los principios que habían animado su creación. 

El colosal desarrollo de algunos aspectos, dejando paralizados y anémicos otros complementarios tenía por fuerza que dar a luz un monstruo, inarmónico y pletórico de contradicciones que, lejos de propiciar la unidad entre los países, incrementaría sus diferencias e incluso los recelos que se pretendían superar.

 Hoy se ha abierto ya una enorme brecha entre los países del Norte y los del Sur, ha surgido un fuerte sentimiento antigermánico en países como Grecia, Portugal, España o incluso Italia, al tiempo que en Alemania se extiende una opinión despectiva con respecto a los ciudadanos de estos países.

La Unión Monetaria, tal como fue concebida en Maastricht y se ha llevado a la práctica, tenía por fuerza que aumentar las divergencias en las economías de los distintos países, e introducir a algunos de ellos en una trampa de difícil salida. El incremento de las desigualdades entre los países miembros y los contrapuestos intereses económicos se están transmitiendo -como es lógico- a la realidad política incrementando los nacionalismos y los recelos frente a los otros países. 

 Se puede decir sin ambages que hoy las sociedades europeas están mucho más distanciadas entre sí y que se están formando dos bloques que se miran con cierta aversión y en algunos casos hasta con odio.

Al pueblo alemán se le ha vendido el mito de que los problemas actuales de la Unión Monetaria provienen del despilfarro y de la prodigalidad de los países del Sur, que han vivido durante años por encima de sus posibilidades y pretenden ahora que los contribuyentes alemanes paguen sus deudas.

 Los ciudadanos del Sur contemplan con sorpresa y humillación cómo sus gobernantes se han convertido en marionetas de poderes extranjeros y sienten un vivo rechazo ante este nuevo imperialismo alemán que impone los ajustes más duros y las reformas más regresivas, deprimiendo hasta extremos que parecían impensables sus condiciones económicas y arrasando los derechos sociales y laborales construidos a lo largo de muchos años. (...)

Ciertamente que ahora no se trata de una dominación bélica, pero sí -de acuerdo con los nuevos parámetros históricos- económica, tanto o más efectiva, sin duda.

Si se quieren combatir los movimientos nacionalistas y xenófobos, destrúyase antes su causa actual: la Unión Monetaria."                  (La Unión Europea genera xenofobia y racismo, de Juan Francisco Martín Seco en República de las ideas, en Caffe Reggio, 24/05/2014)

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