2.10.14

El futuro: asistiremos a un escenario de crisis prolongada, en el que presenciaremos dobles, triples y múltiples recesiones

"Que esta crisis no iba a ser como otras anteriores fue algo que pudimos constatar ya desde sus primeros compases, hace ahora siete años. 

La intensa depreciación de los activos financieros, las quiebras generalizadas en el corazón del sistema –la banca de los países desarrollados–, los elevadísimos niveles de endeudamiento privado, el cortocircuito del crédito y el rápido crecimiento del desempleo hacían prever una recesión de enorme magnitud.

No obstante, también cabía pensar en ese momento que, dadas las importantes similitudes de esta crisis con la que sacudió al mundo en 1929, no se cometerían los mismos errores de política económica. Y sin embargo, se han vuelto a cometer, y se sigue persistiendo en ellos. (...)

Con ello, las dos crisis dejaron sumidas a las economías desarrolladas –y de ahí la especificidad y profundidad de ambas– en unas arenas movedizas particularmente peligrosas: el enorme endeudamiento de hogares y empresas.

 Por eso estas crisis terminaron dando lugar a lo que Irving Fisher (1933) denominó “deflación por endeudamiento”, situación en la cual empresas y hogares posponen indefinidamente sus gastos de inversión y consumo, dado que cualquier nuevo ingreso es dedicado prioritariamente a desendeudarse. Las caídas de precios se generalizan por tanto y la economía se adentra en la deflación.  (...)

A la luz de la crisis actual, poco parece haber aprendido la ciencia económica de la historia, particularmente en la Unión Europea. En el curso de los últimos años Bruselas y los distintos gobiernos nacionales han impuesto –de nuevo en plena crisis– las políticas de austeridad fiscal, con efectos depresivos similares a los de los años treinta. Las devaluaciones competitivas –esta vez vía recortes salariales, dada la existencia de la moneda común– han contribuido a hundir aún más la demanda en la zona euro.

 Las masivas inyecciones de liquidez del BCE, dado el contexto de austeridad fiscal y salarial, no sólo no han restaurado el crédito sino que están llevado nuevamente a una situación de sobrevaloración y riesgo a los mercados financieros europeos, con volúmenes y cotizaciones que en algunos casos se acercan a los valores previos a la crisis. Y no tenemos ningún avance significativo, más allá de los discursos, en el control efectivo del sector financiero.  (...)

Es comprensible por tanto que en este contexto asistamos a un escenario de crisis prolongada, en el que presenciaremos dobles, triples y múltiples recesiones, e incluso posibles episodios de inestabilidad financiera. La política económica de la Troika y del Gobierno de Rajoy fracasa hoy igual que dichas políticas fracasaron en la década de 1930. La historia es tozuda. 

Mientras no decidamos aprender del pasado, impugnar la lógica financiera dominante y cambiar el rumbo de la política económica, la crisis seguirá siendo una realidad para millones de familias en Europa, particularmente en las economías más débiles.

Reestructurar la deuda pública y privada de las economías periféricas –reduciendo su volumen–; proceder a una reforma tributaria que garantice, sobre una fuerte progresividad, la suficiencia fiscal de las administraciones públicas; impulsar una expansión significativa de los servicios públicos y de los decrépitos Estados de Bienestar de estas economías, así como de las inversiones necesarias para acometer la modernización, descarbonización y transición energética de los tejidos productivos; establecer salarios mínimos suficientes y derogar las reformas laborales legisladas en los últimos años para reforzar así la capacidad de negociación de los asalariados; estas son sólo algunas de las medidas que podrían permitir que Europa empiece a superar el escenario actual de hundimiento de la demanda y de deflación.  (...)"             (Deflación, recesión y política económica: las lecciones que no aprendimos, de Nacho Álvarez en Zona Crítica de eldiario.es, en Caffe Reggio, 28/09/2014)

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