2.10.14

Las prioridades ciudadanas son tres: empleo, desigualdad y pobreza.... y en lugar de centrarnos en ellos, hablamos de Cataluña

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Sostiene que hemos pasado de un debate derecha-izquierda a un debate de ciudadanía-élites, y no solo en España; lo hemos visto en las elecciones europeas con distintas formas de protesta. Hay una ruptura ciudadana.


Esa fisura concreta es consecuencia de la crisis y de producir malos resultados sin tener en cuenta la opinión de las mayorías. En democracia eso es gravísimo, porque le quita sentido.


Este cambio radical, de un debate horizontal a otro vertical, siguen sin captarlo las élites; de ahí viene la sorpresa de Podemos. 

Dos años antes, en julio de 2012 escribí en El País un artículo titulado Regreso del futuro en el que hablaba de unas hipotéticas elecciones generales en 2016 ganadas por un nuevo partido, al que llamaba el Partido Radical y que visto lo visto es Podemos y en las que se hundía el bipartidismo, más el PSOE que el PP. Explicaba que el nuevo partido nacía desde la ciudadanía para ofrecerse soluciones a sí misma.

 El partido estaba compuesto por personas que no eran políticos profesionales, sino gente de la universidad y distintas asociaciones. Nacía de dos fisuras: la generacional entre unos mayores con derechos sociales garantizados y unas nuevas generaciones sin derechos sociales y una crisis política e institucional enorme. Algo de eso es lo que ha pasado con Podemos. 

Y eso fue hace dos años. En los indicadores de opinión pública ya se veía que existía esa fractura entre la élite y la ciudadanía, y que si no se tomaban medidas el resultado iba a ser el nacimiento de un nuevo partido, que se situaba en la izquierda aunque en otros países ha sido en la derecha.

 Podemos gana porque sabe hacer un diagnóstico que coincide con el de los ciudadanos, no porque tenga soluciones. Los dos grandes partidos no han hecho el diagnóstico para saber cómo está la sociedad y qué necesidades tiene. Parece mentira, porque es el punto de partida básico de cualquier hoja de ruta de cualquier equipo político, luego ya verá cuáles son las soluciones.

 El diagnóstico es clarísimo: una desigualdad creciente, pobreza creciente y deterioro de una democracia que se vacía de contenidos y la sensación de no formar parte de los procesos. Ese diagnóstico, que es el que hace Podemos, lo vemos todos pero nada de esto está en boca de los grandes partidos. Hacen discursos sobre austeridad y desigualdad, pero no forma parte del núcleo central de lo que debaten.
 
El bipartidismo sigue sin entender; ataca y desprecia a Podemos. Les están haciendo una campaña tremenda. Parece que la élite de IU tampoco ha entendido el mensaje del todo.


Podemos compite más con el PSOE que con un IU. Según los datos, la media ideológica de Podemos es un 3,7; esa es la posición del electorado del PSOE. Los primeros análisis sobre el electorado de Podemos permiten decir que procede de varios sitios: de IU, de la abstención, del PP… 

Pero el grueso viene del PSOE. A la derecha le conviene el surgimiento de Podemos, si son cortoplacistas. Nadie le conviene a largo plazo. Hay demasiados factores sorpresa en una organización como Podemos. Puedes compartir sus principios generales, pero de esos principios a medidas políticas concretas hay un camino enorme del que todavía no tenemos pistas. 

A largo plazo, el crecimiento de Podemos es un riesgo para la democracia española, una aventura. Puede salir bien, pero también puede salir mal. La derecha debería entenderlo así, debería ver que más vale cambiar el sistema por dentro que introducir un elemento que no sabemos por dónde va a salir. A corto plazo, Podemos beneficia a la derecha porque implica un factor de fragmentación en la izquierda. Puede suponer que el PSOE sea incapaz de ganar elecciones mientras Podemos esté instalado en una cuota parecida a la que tiene o superior.

 A corto plazo, el PP tiene incentivos para presentar a Podemos como un partido radical, porque el electorado más moderado va a tender hacia el PP ante la amenaza de un Podemos que no se sabe muy bien qué es y que, aunque su electorado esté en las posiciones cercanas al PSOE, la gente lo percibe como un partido más radical. La derecha tiene incentivos a corto plazo para criminalizar a Podemos, pero a largo plazo no debería hacerlo.

 Por la izquierda, ha impedido a IU crecer todo lo que debería; puede empujarles a su posición de origen, muy minoritaria. Pero al PSOE le puede impedir ganar elecciones. Está situado en su hueco. Es como el juego de las sillas, Podemos se ha sentado en la silla del PSOE y el PSOE de momento se ha quedado de pie.

El 15-M fue la escenificación del hartazgo y el rechazo masivo de la ciudadanía. Se basó en movimientos asamblearios sin líderes. Todo es muy puro. Tras ocupar Sol, despareció, se trasladó a los barrios donde empezaron a activarse las asociaciones de vecinos y otras. La PAH nace del 15-M. Tiene objetivos muy concretos, una estructura, un discurso potente y una causa justa. Lo mismo se podría decir de los preferentistas. Podemos sale de ese magma. Su gran reto ahora es cómo mantener el movimiento asambleario que les da fuerza y les permite conocer el pulso de la calle y crear una estructura política con unos liderazgos claros que permita ganar elecciones.


Sí, es difícil porque la política tiene leyes universales, que son las de la naturaleza humana: hay gente buena y gente mala que tienen que convivir en una organización. Además, la política exige una cierta disciplina. Toda organización necesita una posición y para llegar a ella hay que hacer negociaciones y renuncias. Es inevitable. El éxito de Podemos depende en gran medida de lo que haga el PSOE y de su capacidad para convertirse en una organización ágil y capaz sin renunciar del todo a los principios que defienden.  (...)

Ada Colau se presenta a la alcaldía al frente del movimiento ciudadano Guanyem Barcelona, en el que podrían estar Podemos y otros grupos. 


Sí, es lo que contaba en ese artículo hace dos años, un partido con esas características, y Ada Colau es su fichaje estrella. Para mí esto simboliza la evolución de la sociedad en la que se han producido dos grandes cambios con la crisis económica: por un lado la fractura entre la élite y la ciudadanía; por el otro, una sociedad que en lugar de volverse apática y encerrarse en su pequeña vida para sobrevivir como pueda, decide volverse activa y buscar dentro de sí misma las soluciones a los problemas que la élite no es capaz de dar. Por eso desde la crisis ha crecido el interés por la política.

 Es una sociedad que como aprende de política y economía, y participa en movimientos sociales, se siente preparada para ofrecer soluciones. En realidad Podemos y el movimiento de Ada Colau son productos de una sociedad que no se ha quedado pasiva, sino todo lo contrario. Se ha vuelto activa y solidaria, dispuesta a dar con las soluciones. Si no se las ofrece la élite política, las crea por sí misma. De ahí pueden nacer cosas positivas para la sociedad española, puede nacer una sociedad más vibrante. (...)

La cuestión esencial es lo que está detrás: una democracia secuestrada. El primer paso para la izquierda es reconocer que la democracia está secuestrada, y que eso tiene difícil solución, pero puede tenerla. Lo que no puedes es negar que existe ese problema, porque si no estás permanentemente jugando con un lenguaje de cartón y hablas de cosas que no son las cuestiones centrales. 

Ese ejercicio de sinceridad es el primer paso para intentar buscar soluciones. El segundo es entender las prioridades ciudadanas, que son tres: empleo, desigualdad y pobreza. Me llama la atención que en los discursos de líderes salientes y entrantes no reconozcan que los asuntos centrales son una democracia secuestrada y tres problemas mal resueltos que han producido mucho daño.

 Abramos el debate sobre posibles soluciones, en España y fuera. En lugar de hacer ese diagnóstico hablamos de Cataluña, que no es un asunto prioritario para los ciudadanos.
 
¿Ni siquiera para los catalanes?


Para ellos sí, pero no para el resto de los españoles. Es un problema político, no ciudadano. Si haces de ese asunto el centro de tu discurso no pretendas que los ciudadanos se identifiquen con lo que dices. 

Si estuviese en política daría el paso de reconocer que hay cosas que no tienen solución o que se ha de empezar a trabajar en ella. Hay una mezcla de diagnóstico mal hecho con la de actitud de «Yo resuelvo todo». Hay cosas que no se pueden resolver así. (...)"              (Entrevista a Belén Barreiro, Jot Dow)

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