"Hoy estamos viendo el desmantelamiento del Estado del Bienestar en
España a base de recortes del gasto público social, que son de los más
marcados en la Unión Europea de los Quince, el grupo de países de la
Unión Europea (UE) más semejante a España en cuanto a nivel de
desarrollo económico. (...)
Algo parecido ocurre con las
transferencias públicas del Estado del Bienestar, como pensiones y
ayudas a las familias y a las personas pobres y más vulnerables de la
sociedad, en el preciso momento en el que las necesidades de estos
grupos son mayores como consecuencia de las crisis económica y
financiera, denominadas en la literatura económica como la Gran
Recesión, que para millones de españoles es, en realidad, la Gran
Depresión.
Este empobrecimiento del sector público
explica su creciente privatización, con el consiguiente aumento del
gasto privado en pensiones y en los servicios citados anteriormente,
entre los cuales, los servicios sanitarios están entre los más
afectados. España es hoy uno de los países de la UE-15 que tiene uno de
los gastos públicos sanitarios más bajos y uno de los gastos privados
sanitarios más altos.
Una consecuencia de ello es que España tiene una
sanidad muy polarizada por clase social: el 30% de renta superior del
país (burguesía, pequeña burguesía y clases medias profesionales de
renta superior) utiliza la sanidad privada, y el 70% restante (clase
trabajadora y clases medias de renta media y baja) utiliza la sanidad
pública.
Esta polarización social es profundamente ineficaz y sumamente
preocupante, pues, aun cuando la sanidad privada es mejor que la pública
en componentes básicos de gran importancia como la comodidad, las
listas de espera y el trato personal (una cama por habitación), la
pública es mucho mejor en la calidad profesional e infraestructura
técnica y científica, como lo atestiguan muchos estudios realizados en
el país.
En realidad, la sanidad privada transfiere los pacientes graves
a la pública, parasitándola constantemente. Debería ser obvio que lo
que España necesita es un sistema público multiclasista y universal que
tenga las comodidades (“patient friendliness”) que tiene la privada, con
la calidad que tiene la pública.
Pero ello requiere un gasto público
mucho mayor, que es precisamente lo contrario de lo que está ocurriendo.
Los recortes están acentuando más y más la polarización por clase
social de la sanidad en España. (...)
La España social es, pues, la que está
pagando la reducción del déficit público, haciéndolo en unas
proporciones totalmente desmesuradas. Estamos, pues, viendo cómo un
gobierno central, de un partido (el PP) que representa un porcentaje muy
menor de todo el electorado, controla y domina todo el Estado (no solo
la rama ejecutiva, sino también la legislativa y el aparato judicial del
Estado), imponiendo unas políticas públicas que se están cargando el
Estado del Bienestar.
El oculto poder de clase en España
El lector se preguntará: ¿por qué ello
ocurre así? La respuesta es sumamente fácil de ver, aun cuando el lector
no la verá o leerá en los medios de mayor difusión del país,
controlados por el 30% de renta superior del país (el sector de la
población que utiliza los servicios sanitarios privados y envía a sus
hijos a las escuelas privadas que reciben un generoso subsidio del
Estado llamado concierto).
Este sector (el 30%) es el que domina la vida
política y mediática del país. Los recortes del Estado del Bienestar no
les afectan, pues este es utilizado sobre todo por las clases
populares, cuyo peso en la vida política y mediática del país es muy
reducido. (...)" (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 7 de octubre de 2014., en vnavarro.org, 07/10/2014)
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