"Daniel Albarracín (1973) es uno de los expertos españoles que participan
en el comité internacional que, tras la victoria de Syriza, ha recibido
el encargo del Parlamento heleno para auditar, en tiempo récord, la
deuda pública griega.
(...)la deuda del Estado griego, que ha pasado del 103% al 185% del PIB. Hay
muchas causas: políticas de austeridad que han empobrecido a la
población, gastos onerosos en armamento, casos de corrupción evidentes,
episodios muy sonados como el de Siemens, que han tenido repercusión en
el gasto público en materia armamentística...
Siemens estaba financiando
directamente a los dos grandes partidos en su momento y hay sospechas
de corrupción en esta materia. (...)
Todos los analistas saben que Grecia no puede abordar, más tarde o más
temprano, el pago de la deuda en su conjunto, y esto se va a soportar
sobre las espaldas de la población europea. Con lo cual, aquí hay que
determinar las responsabilidades de los anteriores gobernantes, las
oligarquías griegas, los bancos privados centroeuropeos y las
instituciones europeas que parece que han estado al servicio de estos
últimos.
Son unas líneas de investigación que hay que estudiar y por el
camino vamos a contar con información de primera mano de los diferentes
ministerios griegos, el cuerpo científico del parlamento heleno, del
Banco Central griego... para poder llegar a conclusiones que sean de
utilidad a los poderes públicos griegos en un momento completamente
desesperado como el que se vive allí ahora mismo. (...)
El caso griego es muy distinto, los acreedores son instituciones
europeas. Va a ser una operación política en la que tiene que haber una
negociación lo más internacional posible, en la que necesitamos el
respaldo social de los pueblos europeos y que se entienda que están en
tela de juicio las políticas que han llevado a esta situación y que por
tanto la solución es política.
Desde muchos de vista, la macroeconomía
hace tiempo que habló: la deuda griega es insostenible, el que se siga
pagando responde a una decisión de las instituciones europeas de seguir
suministrando financiación no para salvar ni rescatar al pueblo o al
Estado griego, sino para que en su día pudiesen ir pagando a los
acreedores privados y, después, a las propias instituciones europeas,
algo completamente irregular.
Todo ello, en unas circunstancias en las
que es imposible materialmente librarse de la deuda, dadas las
condicionalidades impuestas de políticas de austeridad, que hacen
inviable una recuperación económica en Grecia. (...)
¿Se puede trasladar esta experiencia de auditoría a España?
Evidentemente, la experiencia griega se puede replicar en otros países
europeos. Se trata de remover dos cosas: las diferentes políticas y las
redes clientelares y de favores que se han tejido entre distintas
instituciones, algo que se puede hacer a escala municipal, autonómica y
del Estado.
Es muy importante que gobiernos de ciudadanos que estén
ligados al pueblo lo lleven adelante para cuestionar todo lo que se ha
hecho hasta ahora y cambiar esas relaciones de corrupción y
clientelismo. Y cuestionar esas políticas que nos han llevado a esta
situación de endeudamiento y conversión de deudas privadas en públicas.
Es importante extender este tipo de auditorías a escala nacional e
internacional, y también tendrían que ser trasladadas a las
instituciones europeas para negociar un cambio de reglas del juego en
Europa y caminar hacia políticas de redistribución que permitan salir
adelante a las economías periféricas hasta ahora muy castigadas. Dado lo
delicado de esta iniciativa en Grecia, se necesita que más de un país
lo haga para tener reconocimiento y viabilidad y evitar las
consecuencias negativas que puede tener hacerlo en solitario." (Entrevista a Daniel Albarracín, Antonio M. Vélez
, eldiario.es, 11/04/2015)
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