"Grecia podría liderar un bloque euromediterráneo
El viaje de Tsipras a Moscú enviaría además otra señal a Bruselas: la
de que el Gobierno griego podría encabezar un bloque de países del sur
de Europa y replantear sus relaciones con la Unión Europea.
Según explicó Fernández Steinko a Sputnik Nóvosti, Grecia, España,
Portugal e Italia "han atravesado procesos políticos similares y tenido
que pagar un precio también comparable por su integración en la zona
euro", por lo que cuentan con "algunas bazas que jugar que, puestas en
común, podría crear una situación nueva en Europa como es la posibilidad
de que se replanteen su inserción en el bloque atlántico".
"El problema es que sus dimensiones son muy desiguales, que sus
opiniones públicas están aún muy influídas por los medios de
comunicación comprometidos con el proyecto neoliberal y que Bruselas
tiene muchos recursos para intentar evitar la conformación de un bloque
en el sur, por ejemplo privilegiando a uno frente a los dos países
restantes", agregó.
A esto se suma "el poder extraordinario que tiene la banca en España y
que le permite influir políticamente sobre sus gobiernos más que en
Grecia o Portugal".
Para que la creación de este bloque geopolítico fuese posible "tendrían
que formarse gobiernos progresistas en los tres países a la vez, una
posibilidad que empezó a dislumbrarse con el fuerte ascenso de Podemos
en España hacia principios de este año y con el el efecto dominó que
podría acarrear el triunfo electoral de Syriza si Grecia saliese airosa
de sus negociaciones con Bruselas".
Aunque, añade, esta "coyuntura puede toparse con escollos importantes
con es el ascenso de Ciudadanos en España como partido bisagra con
capacidad de apuntalar la gran coalición de facto que existe en
cuestiones importantes entre el PP y el PSOE, la recuperación electoral
del PSOE o la división de las izquierdas provocada por la dinámica
nacionalista en Cataluña".
Este analista cree que en un escenario extremo "podría plantearse la
creación de un espacio monetario común apoyado en un régimen de cambios
tipo serpiente monetaria que se ajustara a los desiguales niveles de
productividad de los tres países".
"El eurosur no sería un camino de rosas pero al menos le daría un
mayor respiro a los países del sur para aguantar las tensiones
provocadas por una salida del euro, facilitaría la domesticación del
tigre financiero y daría tiempo para generar la base productiva que
resulta imprescindibles para salvar la democracia política y social",
explica.
Según Fernández Steinko esta divisa no tendría que ser definitiva,
"pero la simple posibilidad de ponerlo en marcha generaría una tormenta
política en el resto de la zona euro, pues muchos acreedores europeos
verían peligrar sus créditos, lo cual les llevaría a presionar a las
autoridades de Bruselas para que les dieran un respiro a los países del
sur".
Solo la decisión de tomar este paso, concluye, "conduciría a una redefinición del poder entre el norte y el sur de Europa". (Armando Fernández Steinko, Sputnik, 07/04/2015)
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