"El diagnóstico de Yanis Varoufakis es en líneas generales correcto:
Grecia está atrapada en una “trampa de austeridad”. La agresiva
devaluación interna no se ha traducido en aumentos significativos de
exportaciones y crecimiento económico, como en Irlanda, España o
Portugal. Por el contrario, se ha traducido en un ciclo que se
retroalimenta de crecimiento negativo, aumentos de la ratio de deuda /
PIB y mayores dosis de austeridad.
La razón: Grecia tiene un sector exterior demasiado pequeño y una
estructura económica demasiado poco competitiva como para compensar lo
suficientemente rápido, vía exportaciones, la enorme contracción de la
demanda interna sin causar un sufrimiento social insoportable. Grecia
necesita más tiempo y cambiar el foco del ajuste fiscal a las reformas
estructurales. Hasta ahí, casi todos de acuerdo.
(...) en Berlín ya no están dispuestos a evitar la salida de Grecia (Grexit) a
cualquier precio porque creen que la eurozona está ahora mejor equipada
para capear un potencial contagio. (...)
Y, lo más importante, un compromiso del BCE de mantener hasta
septiembre de 2016 un programa masivo de compra de bonos soberanos
(Quantitative Easing, QE).
Aunque en caso de Grexit esos mecanismos podrían no resultar
infalibles, lo cierto es que desde la victoria de Syriza y a pesar del
alto riesgo de Grexit se ha roto la correlación entre la prima de riesgo
griega y la del resto de la periferia europea. (...)
Aunque haya un acuerdo provisional en la próxima reunión del
Eurogrupo el 11 de mayo, en julio y agosto el Gobierno se enfrenta a
unos vencimientos de deuda del BCE de más de 7.000 millones, y de ahí no
van a poder pasar.
Entonces Tsipras tendrá dos opciones. La primera será hacer default
sobre algunos de esos pagos, lo que obligaría al BCE a cortar el ELA y
precipitaría la introducción de controles de capital para evitar el
colapso bancario, lo que dejaría a Grecia a un paso de Grexit.
Algunos
pueden pensar, que dadas las circunstancias, Grecia estaría mejor fuera
del euro. Pero ese escenario sería el peor. Grecia entraría en una
recesión mucho más profunda y además se beneficiaría bien poco de una
devaluación, precisamente porque su sector exterior es muy débil. (...)" (
Antonio Roldán Monés
, El País, 30 ABR 2015)
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