5.5.15

España importó casi 6 millones de inmigrantes... lo que elevó la tasa de natalidad. Europa puede hacer lo mismo, por lo mismo

"La Europa solidaria, integradora y cuna de la civilización tiene los días contados. Tras décadas preconizando la libre circulación de personas y capitales, las elites políticas y financieras, se han dado cuenta que es mejor que sólo fluyan los capitales, y que las personas mejor se queden en sus territorios, y los que busquen asilo o una oportunidad en la vida, se alojen en el fondo del mar. (...)

Las distintas contiendas electorales en el núcleo europeo, desde el Frente Nacional en Francia a Pegida en Alemania, van dibujando un panorama desolador para el drama humano, pero también económico, que supone cerrar y sellar fronteras, denigrar y vejar a los inmigrantes que logran llegar a las costas europeas. (...)

Lo que la sociedad debería saber y nadie le explica es que Europa se muere, la demografía es una bomba de relojería que estallará tarde o temprano, y que sin natalidad y crecimiento poblacional, los viejos países europeos serán absorbidos por las nuevas fuerzas asiáticas, que se han dado cuenta del problema. 

Un caso paradigmático es España que en la fase alcista del ciclo importó casi 6 millones de ciudadanos, muchos de los cuales ya son españoles, y que han contribuido, y siguen contribuyendo los que siguen entre nosotros, al desarrollo y a entender la multiculturalidad  y mestizaje, tras décadas de asilamiento, racismo y autarquía durante el franquismo. 

Pero además, esta llegada de inmigrantes, junto a otras medidas, consiguió elevar la tasa de natalidad durante algunos años, dada la propensión a la misma entre la población inmigrante, algo que pocos economistas señalan (...)

Este debate europeo sobre demografía y natalidad, curiosamente un debate egoísta e individualista, parece no tener cabida entre la podredumbre intelectual y económica que rigen los destinos de la UE desde hace décadas.  (...)

Las causas de este éxodo ya no son solo económicas, que también. Hay mucho refugiado político que huye de conflictos creados y financiados por Occidente, como el caso de Siria, Libia o Yemen. El crecimiento del extremismo religioso no es más que el resultado, al margen de otros factores, de la mala política occidental para con los países más conflicticos; Irak, Irán, Líbano o Israel.  (...)

Con estos mimbres, Europa es un polvorín político y campo de pruebas de la llegada de una nueva oleada de fascismo disfrazado de populismo xenófobo que esconde el miedo y la impotencia que tienen muchos nostálgicos a que la era de la pureza de raza se ha acabado. 

La natalidad solo crecerá si los inmigrantes son recibidos como se merecen, porque Europa necesita crecimiento demográfico y la idea de que el paro es causado por la inmigración, solo cabe en mentes enfermas o analfabetas. Al mismo tiempo, Europa, pero también EEUU, deben derogar las normas proteccionistas que empobrecen a los países africanos, que deben empezar a ser considerados como países aliados y cooperantes en materia de tráfico de personas, única solución para acabar con dicha lacra. (...)"         (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 26/04/2015)

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