"La Europa solidaria, integradora y cuna de la
civilización tiene los días contados. Tras décadas preconizando la libre
circulación de personas y capitales, las elites políticas y
financieras, se han dado cuenta que es mejor que sólo fluyan los
capitales, y que las personas mejor se queden en sus territorios, y los
que busquen asilo o una oportunidad en la vida, se alojen en el fondo
del mar. (...)
Las distintas contiendas electorales en el núcleo europeo, desde el Frente Nacional en Francia a Pegida en Alemania,
van dibujando un panorama desolador para el drama humano, pero también
económico, que supone cerrar y sellar fronteras, denigrar y vejar a los
inmigrantes que logran llegar a las costas europeas. (...)
Lo que la sociedad debería saber y nadie le explica es que Europa se
muere, la demografía es una bomba de relojería que estallará tarde o
temprano, y que sin natalidad y crecimiento poblacional, los viejos
países europeos serán absorbidos por las nuevas fuerzas asiáticas, que
se han dado cuenta del problema.
Un caso paradigmático es España que en
la fase alcista del ciclo importó casi 6 millones de ciudadanos, muchos
de los cuales ya son españoles, y que han contribuido, y siguen
contribuyendo los que siguen entre nosotros, al desarrollo y a entender
la multiculturalidad y mestizaje, tras décadas de asilamiento, racismo y
autarquía durante el franquismo.
Pero además, esta llegada de
inmigrantes, junto a otras medidas, consiguió elevar la tasa de
natalidad durante algunos años, dada la propensión a la misma entre la
población inmigrante, algo que pocos economistas señalan (...)
Este debate europeo sobre demografía y natalidad, curiosamente un debate
egoísta e individualista, parece no tener cabida entre la podredumbre
intelectual y económica que rigen los destinos de la UE desde hace
décadas. (...)
Las causas de este éxodo ya no son solo económicas, que también. Hay
mucho refugiado político que huye de conflictos creados y financiados
por Occidente, como el caso de Siria, Libia o Yemen. El crecimiento del
extremismo religioso no es más que el resultado, al margen de otros
factores, de la mala política occidental para con los países más
conflicticos; Irak, Irán, Líbano o Israel. (...)
Con estos mimbres, Europa es un polvorín político y campo de pruebas de
la llegada de una nueva oleada de fascismo disfrazado de populismo
xenófobo que esconde el miedo y la impotencia que tienen muchos
nostálgicos a que la era de la pureza de raza se ha acabado.
La
natalidad solo crecerá si los inmigrantes son recibidos como se merecen,
porque Europa necesita crecimiento demográfico y la idea de que el paro
es causado por la inmigración, solo cabe en mentes enfermas o
analfabetas. Al mismo tiempo, Europa, pero también EEUU,
deben derogar las normas proteccionistas que empobrecen a los países
africanos, que deben empezar a ser considerados como países aliados y
cooperantes en materia de tráfico de personas, única solución para
acabar con dicha lacra. (...)" (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 26/04/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario